"¿Quién te dijo que podés opinar?", desafía desde su nuevo corte, QLO. Y esa frase se ha vuelto casi una filosofía de vida para Jimena Barón (30). Hoy, nada ni nadie la detiene.
Cumplió su sueño de cantar. Con La tonta lidera el ranking local de Spotify y supera las 18 millones de visualizaciones en You Tube. Para eso apostó, y sin discográfica lanzó su disco: "No tenía ganas de que me digan qué hacer. Soy muy cabeza dura: a mí no me corres ni un milímetro de lo que yo ya sé que quiero", explica Jimena. Ella misma eligió cuál sería el tema promocional, pese al desacuerdo inicial de su productor.
La actriz sigue vigente, pero hoy la prioridad está puesta en la música: #Es muy difícil cuando uno trabaja tanto hacer dos cosas a la vez. Me llegaron un par de propuestas pero ahora es imposible", reconoce, y asume ser obsesiva y controladora con el trabajo, siguiendo cada detalle de la presentación que realizará en La Trastienda el 8 de Noviembre.
Tanto en el disco como en el show, la novia de Juan Martín del Potro (29) no teme contar su historia, que comienza desde el amor que fracasó, el enojo y desilusión (con Daniel Osvaldo, el padre de su hijo Morrison), hasta volver a sentirse fuerte y segura. "Las canciones estaban desparramadas, cuando las empezamos a armar, fue re obvio lo que pasó, es un proceso emocional", dice Jimena en esta charla con Teleshow donde le propusimos recorrer los temas en el mismo orden que están en el disco.
—¿Esperabas este éxito?
—Tengo que ser objetiva: estoy arrancando como cantante. Planeo tener éxito, trabajo para tener éxito; lo que pasó ahora es que explotó la canción.
— ¿Con las críticas cómo te llevas?
—Hay que convivir. Cuando uno hace un proyecto de cero calculo que es mucho más fácil que no me importe porque es mío.
—¿No te duelen?
—Te duele cuando sentís que hay mala leche o que hay un maltrato. No me dolería que no guste mi música porque yo escucho discos que no me gustan. Me duele el querer repartir caca. Siempre voy a exigir que me hablen y me traten bien. Siempre levanto la bandera de: "Che, tirame buena onda o no tires nada". Si estás venenoso, ese día no opines porque va a salir un veneno que se reproduce. El odio es más odio, siempre.
—El disco arranca desde el enojo y la desilusión, y termina con vos, súper fuerte. ¿Ahí hay un recorrido?
—El show, de hecho, empieza en la oscuridad total y después se va poniendo colorido, literalmente. Y "La tonta" es en la mitad, justo cuando te das cuenta que sos una boluda y que no tenés más ganas de serlo. Después arranca de nuevo la esperanza y puede estar todo bien, otra vez. No fue el orden así: estaban desparramadas las canciones. Cuando las empezamos a armar fue una historia; es re obvio lo que pasó, es un proceso emocional.
—El segundo tema del disco es "La tormenta". Ahí decís: "Ya no quiero intentarlo". ¿A qué le decís "no" a esta altura de la vida?
—A Daniel Osvaldo (risas). A relaciones tóxicas. La tormenta es ese momento en el que te das cuenta que no, pero tenés que ser sincera y todavía no saliste de la situación. Estás ahí, con la nube que se viene y que va, pero no estás afuera.
— ¿Y en otros ámbitos? ¿En lo laboral?
—En lo laboral es donde más segura me siento en la vida, mucho más que en el amor, en los afectos. No hago nada de lo que no quiero, olvidate. Necesito estar bien como persona, y como persona que trabaja. Donde pienso que la voy a pasar mal, ni lo hago.
—En "Soltar" planteás: "Soltar me cuesta más, soy de aferrarme".
—Odio esa palabra, un poco como cliché. "Soltar" es como la última instancia, esas gotitas de melancolía que quedan de una relación y son: "Dale chabona, no falta nada, soltalo". Como: "Qué cagada que por lo menos no dejaste un buen final en lo que tuvimos". Pero nada, necesito soltar la situación porque me hace mal.
—Y en el resto, en la vida, ¿soltás fácil?
—Necesito resolver, necesito hablar, necesito charlar. Me cuesta que queden las cosas abiertas. No soy resentida y no tengo problema de charlar nada, de reconocer mi parte, pero necesito los cierres.
—"Me muero por estar con vos", dice "Dueño eterno de mi corazón". ¿Creés en el amor para toda la vida?
—Quiero creer en el amor para toda la vida, sí. Tenés que toparte con una persona muy sana y con ganas del compromiso. No deja de ser un trabajo el amor para toda la vida, no es que es algo que uno deja al aire y surge solo.
—Llegamos a "QLO", el nuevo corte: tiene que ver con la mirada crítica de las redes sociales.
—Un día que subí una foto del culo, no me acuerdo bien cuál de todas las que subo, empezaron. Entonces agarré un cuaderno con una lapicera y empecé a anotar todo lo que me decían horroroso y ahí está la letra: "Ya cansó", "Deberías parar", "Estás grande", "Queda feo", "Deberías cambiar", "¿Sos tonta que lo único que podés hacer es mostrar el culo?", "Sólo te queda mostrar el culo". Es toda la letra básicamente. Ellos compusieron la canción. Después está el estribillo, que es como que vomita diciendo: "¿Opinás esto? Bueno, nos importa un huevo".
—¿Te pasa eso? ¿No te importa lo que digan en las redes sociales?
—Las redes sociales a veces hasta me dan gracia. Por lo general, cuando te bardean entrás (a la cuenta de esa persona) y hay fotos de una virgen o de algo de comida, una señora que tuvo muchos hijos y que evidentemente no está feliz con su vida.
—Anticipemos para los que critican: ¿hasta cuándo lo vas a seguir mostrando?
—¡Toda la vida! Así se me caiga, me lo agarraré y seguiré sacando fotos (risas).
—Puede ser un video interesante.
—Con mucha gente agarrándomelo. Me imagino un elenco de personas (risas).
—¿Apelás mucho al Photoshop?
—No. acá sí (se marca los ojos). Tengo todo: ojeras, bolsas, no sé. Cuando me canso me aparecen y me hago colita alta (en el pelo) porque queda tenso.
—¿Me estás cargando? ¿La colita alta tiene efecto lifting?
—Muchísimo. ¿Me estás jodiendo? (Muestra como funciona). Si estás medio caída un día, hacete una colita.
—La canción habla de ser dueña del cuerpo. Hace algunas semanas generaron mucho ruido las declaraciones de Sofía Gala que comparó la prostitución y con ser camarera.
—Celebro que Sofía diga lo que piensa, me parece espectacular. Ahí ves lo caro que cuesta para una mujer decir lo que piensa. Aparte, estaba hablando de ella. Podés estar de acuerdo o no, ¿pero por qué faltarle el respeto a una mujer que está hablando sobre sí misma y sobre lo que ella considera que está bien o no con su cuerpo? Después, en primera persona, yo prefiero ser mesera: fui mesera y la pasé genial…
—¿Cómo eras como mesera?
—Por momentos, me aburría. Un turno entero de estar haciendo lo mismo me costaba. Pero era buena mesera. Tuve a los All Blacks una semana: se lastraban todo.
—¿Dónde fue?
—En Nueva Zelanda. Me enloquecieron.
—¿Cuál fue tu peor trabajo en esos viajes que hiciste?
—Un call center en Nueva Zelanda. Dos horas trabajé.
—¿Cómo fue?
—Hice una preparación de diez días y trabajé dos horas. Me di cuenta que me había convertido en la mina que te rompe las bolas que te llame a la hora de comer. Está calculado según el país llamar a la familia cuando se sienta a comer y yo tenía que ser la que llamaba. La mina me decía: "Mirá, no tengo ganas". Y yo le decía: "Sí, obvio. Sorry, goodbye". Y de repente el chabón me decía: "No es 'Sorry', vos le tenes que insistir". Y dije: "¡Pero ni loca, tiene razón, están comiendo!".
—¿Vendías? ¿Cobrabas?
—Tenía que preguntarle una cosa de unas cremas. Duré dos horas, pero para mí fueron tres días.
—Volviendo al disco, ¿ya sabés cuál va a ser el próximo video después de "QLO"?
—Yo quisiera que sea "Estrella fugaz" en Tandil, donde nació la canción. Vamos a ver si me lo cumplen.
—Contame cómo nació la canción.
—En Tandil. Estaba con Juan, fue la primera vez que fui y dije: "Ay, no, me voy a enamorar de este pibe, qué fiaca". No quería. Cuando volví en remís, iba con mis auriculares y escribí "Estrella fugaz" mirando a las sierras. Tiene que ser en las sierras el videoclip…
—En el último tema, "Me tengo a mí", que tiene muchísima fuerza, vos decís: "No necesito nada más que a mí". ¿Es así hoy?
—Tengo un hijo ahora, y me muero por mi hijo. Es el mensaje final con el que yo quisiera que se vayan muchas mujeres que todavía están viviendo una vida que no quieren y les hacen creer que necesitan otras cosas para ser felices. Yo sí sentí eso después de todo lo que pasé, y cuando me vi sola con un hijo y encarando el querer cantar ya a los 30 años en un ambiente donde te tiran palazos cuando se les canta porque total es gratis, y no pasa nada. Donde ser independiente es duro y pasar un mensaje de libertad física y de decirle a las minas "Hacé lo que se te cante y estén todos en culo", también me costó. Nunca en la vida en mi relación anterior había podido hacer un videoclip como "QLO". Hoy es lo que quería hacer y es mi verdadera esencia.
—¿Cómo te cambió la maternidad?
—Todo. Tu vida es como una yapa, lo principal es tu hijo. Primero tiene que estar bien él y después vengo yo y todas mis cosas.
— ¿Y en qué momento te agarra la contradicción de decir: "Ay Dios mío, cómo me metí en esto"?
—Morrison es particular, a veces él me tranquiliza. Hay una complicidad con el enano. Él me ve y sabe si da para hinchar, si no da. Me he enfermado y me ha cuidado: "Mami, ahora vengo, no te preocupes". Nunca fue una carga.
—¿Es celoso?
—Protector, no sé si celoso. A veces me elige los filtros: "Qué linda foto mami"; "Estoy en culo hijo, pensé que te molestaba"; "No, porque es linda, pero esperá"; y pone el filtro él.
—Te escuché decir: "Soy atorrantita". ¿Me explicás?
—Son personalidades. Hay chicas más tranquilitas, yo soy más atorrantita. Se nota.
—Sos buscona.
—No. ¿Qué sería buscona? Odio las que están todo el día calentando a todos. Viste las que van y decís: "Ay, ¿todos te gustan? ¿Qué querés? ¡Calmate!". Eso, para nada. De hecho, trabajando con hombres soy un chabón. Pero con mis parejas sí, hay que divertirse y mantener la llama.
—¿Romántica sos?
—Soy más divertida que romántica. Juan es mucho más romántico. Yo soy más guarra: lo hago reír, le hago barbaridades, ¡lo acoso!, sí.
—¿Qué quiere decir que lo acosás?
—Literal: lo encierro, lo busco desesperadamente.
—¿Lo extrañás mucho cuando se va?
—Sí, lo extraño, pero lo extraño mejor que él. Me pongo práctica: "¿No estás? Vamos, trabajamos". Y él se pone como más melodramático, más novela mexicana.
—¿Sos fácil para convivir?
—Yo re viviría conmigo misma, ¡re! Mi frase es que soy una genia con parejas: no hincho las bolas, cocino, te espero, me re ocupo, voy chocha al supermercado.
—¿Soñás con casarte o te da lo mismo?
—Me gustaría casarme, sí. Ahora me gustaría hacer las cosas bien, entonces considero que está bueno casarse. Me gustaría hacer un asado igual, ni en pedo me casaría en el Tattersall como con móviles en vivo. Vomito.
—Hay un rumor que dice que estás embarazada.
—Yo no sé de dónde salió eso. Lo puso Ángel (De Brito). Me da miedo que esté en el inodoro con un test y que haya testeado mi orina y hasta no saberlo yo. Siempre dicen la verdad, entonces hasta me lo creí. Pero no, para nada, no. Me encantaría pero no por ahora.
—Para terminar, hoy estás en otra etapa de tu vida, cómo se llamaría el disco porque ya no es "La tonta".
—No sé, no cantemos victoria todavía (risas). Dejame un tiempo más, por ahí viene "La tonta Volumen 2", y esta nota me hace quedar muy mal (risas).
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