Nacida en Kuala Lumpur, Malasia, Claudia Grace Wells (51) vivió durante su infancia en Falcón, Venezuela, y luego se estableció en San Francisco. Después de terminar el colegio, se formó en canto y danza. Formó parte de la Ópera de San Francisco y luego ingresó en el Conservatorio de Teatro Americano, mientras realizaba apariciones menores en series de televisión.
El gran salto lo dio en 1985, a los 18 años, cuando quedó seleccionada para interpretar a Jennifer Parker, la novia de Marty McFly (Michael J. Fox -56-), en la primera película de la emblemática saga de Volver al futuro. Sin embargo, no se la volvió a ver en sus continuaciones.
No es que Wells haya decepcionado al director, ni tuvo desencuentros con sus compañeros de trabajo. Lo que sucedió es que, antes de comenzar el rodaje de la segunda película, en 1989, la madre de la actriz fue diagnosticada con cáncer. Como los tiempos de un largometraje son muy exigentes, prefirió hacerse a un lado y quedarse junto a ella.
Por ese motivo, en los dos continuaciones ocupó su lugar Elisabeth Shue (54), que ya había tenido experiencia en películas como Karate Kid, Adventures in babysitting y Cocktail. Pocos notaron el cambio de actriz en Volver al futuro II y III.
Las carreras de Wells y Shue tomarían caminos muy diferentes. La primera participó en algunas producciones menores y películas independientes y tuvo su propio local de ropa para hombres en California, mientras que la segunda construyó un extenso currículum en el mundo del cine, con películas como Ella siempre dice sí, Leaving Las Vegas —por la que fue nominada al Oscar como mejor actriz—, Desmontando a Harry, El escondite, Hope Springs y La casa al final de la calle.
Recientemente, Wells recordó los días de grabación de Volver al futuro y contó cómo era su relación con Michael J. Fox: "Mientras cursaba quinto año jugaba a besar a mis amigos, recuerdo que un niño me besó, pero, además de esa experiencia, no había besado a nadie antes. Era muy joven y tímida. (Con Michael J. Fox) teníamos la altura perfecta ¡y besaba muy bien!".
"Recuerdo cuando colocó sus manos en los bolsillos traseros de mis pantalones vaqueros, como lo haría cualquier novio de verdad. No viví nada parecido durante el colegio. Siempre veía a las chicas y los chicos abrazados y me sentaba a su lado, sola, mientras comía galletas y me preguntaba: ¿por qué no me pasa a mí?", confesó.
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