Federico Bal, a solas con Teleshow: "Trato de no hablar de política porque me angustia, no tengo ganas de pertenecer a la grieta"

En una entrevista que concedió en la intimidad de su casa, la figura del "Bailando 2017" dejó un tendal de confesiones: las adicciones, el pasado con Barbie Vélez, el presente con Laurita Fernández y sus ganas de ser papá

Guardar
Federico Bal
Federico Bal

A pesar de que la siesta está lluviosa y fresca, el semblante de Federico Bal
(28) transmite buenas vibras, autenticidad. "Pasen, pasen. ¿Dónde la
hacemos, acá?", sugiere, y al mismo tiempo manda a su perro Quique al
entrepiso. El insospechado clima invernal en plena primavera no lo pondrá de malhumor. "Ayer volví de Tucumán y todavía no fui al súper, les puedo ofrecer Coca Light", nos acomoda antes de retocarse un poquitín frente al espejo. "¿Ya estás grabando?", pregunta. Parece inquieto, pero más bien es atento, y se muestra desenvuelto en esta exclusiva con Teleshow.

"Él es Enrique, mi compañero. Es especial. Lo llevo tatuado acá (se señala el brazo). Tiene ocho años y muerde. Es de carácter dominante: si ve un perro lo quiere pelear: los jack russell son así, como un dóberman en chiquito", ejemplifica. "Yo le doy amor, a Laura (Fernández) la quiere mucho, pero a veces tiene ataques y conductas de macho alfa. Pienso que es falta de educación".

Con “Quique”, su fiel compañero;
Con “Quique”, su fiel compañero; regalo de Tinelli

Federico nos cuenta del golpe en la cabeza que recibió durante el confuso
episodio hace algunos días en una pelea de tránsito: "La gente está muy loca, debe tener problemas que los canaliza con violencia. Hay que tener cuidado: no sabés quién puede estar del otro lado y tal vez por una estupidez o puteada de tránsito terminás en una clínica, y no vale la pena -advierte el hijo de Carmen Barbieri y Santiago Bal-. Lo gracioso de esto es que ahora me escriben las abuelas de mis amigos advirtiéndome que me cuide, cuando antes me escribían chicas…".

—¿Anónimas o famosas?

—Sobre todo conocidas mías. Igual, con alguna mujer del medio he salido, pero más allá de alguna excepción en la que me han buscado, casi siempre me encargué yo de encarar.

—¿Cuándo sentís que te despegaste del rótulo "el hijo de…" hasta
constituirte hoy en una personalidad del espectáculo en sí misma?

—No reniego si me siguen diciendo "Santiaguito" o "Carmencito", no me ofende. Que la gente te acepte no es fácil, es un laburo del día a día, y yo no quiero gustarle a todo el mundo, me muestro como soy. Que la gente vaya a verme al teatro reconforta. Estoy feliz de poder mostrar lo que hago. Es lindo que quieran verte en un escenario o que te voten en el teléfono para el "Bailando". Mostré quién soy y la gente me aceptó.

Aprendí que no tengo que hacer tratos como los que Barbie tenía conmigo

—¿Sentís que al tratarte de mediático se desprecian artistas más
relacionadas a lo artístico? Un gen que, en tu caso, es de arraigo
familiar…

—El ser mediático está mal visto. Escándalos tuve varios, algunos propios y otros por mi familia, pero no es algo que yo busqué para tener trabajo o lugar en los medios. El mediático es el tipo que está todo el tiempo viendo qué problema generar para que lo llamen de "Intrusos" y aprovechar para mandar el chivo de una determinada marca. Yo no encamino mi carrera por ahí. Problemas tuve un montón, quizá más que cualquier otra persona, y entiendo que quedás expuesto al trabajar de esto, es parte del juego.

—¿Cómo fuiste asimilando el escándalo con Barbie Vélez, cuando el show pasó a Tribunales?

—De mi relación con Barbie prefiero quedarme con las cosas buenas, pero
también con las no tan buenas para aprender y no volver a aceptar tratos como los que ella tenía conmigo. Hubo cosas que no entiendo cómo las permití, pero cuando estás enamorado no te das cuenta.

—Recientemente Barbie confesó estar realmente enamorada por primera
vez", refiriéndose a su actual pareja. ¿Cómo tomás esas declaraciones?

—Me parece bárbaro si está enamorada. Yo estuve muy enamorado de ella y no me molesta decirlo, pero tengo claro que es una historia pasada. Si no me amó como yo a ella, está bien. ¿Qué te puedo decir?

En la casa de Fede,
En la casa de Fede, un cuadro con Laurita Fernández en el “Bailando”, allí donde se conocieron y nació el amor

—Tu presente es Laurita. ¿Qué etapa de la relación transitan?

—Estamos súper bien. Vivimos solos, de hecho nos estamos mudando pero cada uno a su casa, compartimos mucho tiempo en la semana, dormimos casi todas las noches juntos, el tema es que la convivencia es un paso grande para dar. La relación tuvo algunos golpes al principio, pero ahora estamos mejor. Laura es una mujer que me genera cosas lindas.

—¿Te imaginás siendo padre?

—Total. Mi mamá me dice todo el tiempo que quiere ser abuela y yo me
veo siendo padre joven. Con Laura me ve pleno y quiere mi felicidad como
cualquier madre, pero por ahora con Lau no estamos buscando. Tenemos
mucho trabajo, y no es el momento para ninguno de los dos.

—A propósito de tu mamá, ¿cómo ves a Carmen cumpliendo con la
probation que dictaminó la Justicia?

—Al principio le pegó fuerte la noticia y la noté un poco ofuscada con lo que dictó el juez. Natividad (la ex empleada doméstica que la demandó) nos dio mucho y también nosotros a ella. Era como una mamá para mí, que me cuidada de chico. Por eso es triste que haya dicho todo lo que dijo de mi vieja. Le abrimos la puerta de mi casa, pero a veces la gente se porta mal. De cualquier forma, mi vieja me contó que los trabajos comunitarios que está haciendo le permiten conectarse con los chicos del comedor, compartir y cantar con ellos. Dice que es algo lindo.

Mi vieja fumó (marihuana) conmigo en Amsterdam. Claro, parece que es más cool fumarse un porro allá que hacerlo en Saavedra…

—¿Te animás a hablar de adicciones?

—Sí, claro.

—¿Cómo te llevás con las drogas?

—Recuerdo que cuando era más pibe estaba haciendo temporada en Mar del Plata y con mi grupo de amigos del colegio y del barrio nos juntamos para recibir el Año Nuevo. Y publiqué en Twitter una foto con el número 2014 formado con porros. Fui un boludo. Hoy me arrepiento de eso. No fue apología al consumo, pero se me apuntó de esa manera y en realidad lo hice mostrando algo que en ese momento me parecía gracioso. Sucedía que de la noche a la mañana empecé a ser un tipo conocido, ya por el "Bailando" la gente me seguía en las redes, entonces la publicación tuvo mucho rebote. Al otro día, ¡cuando veía mi cara en los noticieros no entendía nada! Mi vieja me llamaba preguntándome qué pasaba. "¡No pasa nada vieja!", le respondía. "¡Fumo marihuana!". De hecho, mi vieja fumó conmigo en Amsterdam, según ella porque es legal. Claro, parece que es más cool fumarse un porro allá que hacerlo en Saavedra… Es una ridiculez.

Con Carmen Barbieri y Santiago
Con Carmen Barbieri y Santiago Bal, sus papás

—¿Probaste otras cosas?

—Poco y nada. No me llaman la atención otras cosas. Muchos dicen que
empezar por la marihuana es el camino a otras drogas. En mi caso no me
generó una adicción. De hecho estoy fumando cada vez menos. Laura se re
cuida, es súper sana y creo que también tiene que ver la compañía. Quizá me fumo un porro una noche con amigos. Pero insisto, no voy a comprar ilegal: tengo una cosecha personal. No lo hago como adicción ni obligo a nadie a fumar. Soy un tipo grande, si me gusta fumar de vez en cuando en un asado con amigos lo hago, pero siempre en un marco de responsabilidad.

—¿Te atrae la política?

—No me embandero políticamente. Tengo una corriente que heredé de mis viejos pero trato de no hablar de política en este país porque me angustia. Decididamente no tengo ganas de pertenecer a la grieta.

Federico Bal, en su encuentro
Federico Bal, en su encuentro con Teleshow
 

—¿Dónde vas a hacer temporada?

—Tengo dos propuestas: hacer revista en Mar del Plata o una comedia inglesa en Córdoba. También tengo un proyecto de tele y trabajos audiovisuales para redes.

—¿Este año será tu último "Bailando"?

—Uno siempre dice que es su último "Bailando" hasta que después te vuelven a convocar (risas). Pero no quiero cansar a la gente, creo que está bueno renovarse.

—Hace cuatro años que trabajás con Marcelo Tinelli. ¿Lo visualizás como político?

—Marcelo es un gran empresario. Es excelente para los negocios es excelente. Lo admiro y aprendo de su talento: cuando estás en vivo con él, te mira y te das cuenta de que ve más allá. Sé que soy una pieza de su gran show y ese formato sabe manejarlo mejor que nadie. No voy a decir que podría ser presidente, pero sí te aseguro que podría hacer la carrera, si se decide. Todo lo que Marcelo se propone lo consigue.

—¿Y por qué en la AFA sufrió un revés?

—En la AFA le hicieron una cama enorme. Creo que se merecía
manejar una institución que viene toda rota desde adentro.

Trato de no ver mucha tele. En un momento sí veía para saber qué decían de mí, pero me generó demasiado estrés

—Tienen algo en común: ambos son futboleros.

—¡Sí! Sigo a River siempre que puedo. Me gusta el fútbol. El otro día no sabés cómo me puse cuando la Selección se jugaba ir al Mundial. El partido fue terrible, me puse nervioso, pero tenemos a Messi que cuando se enciende es un toro, hay que aplaudirlo de pie.

—Cuando salís de los pasillos del "Bailando", del mundo del espectáculo,
¿cómo te conectas con el afuera?

—Hoy en día trato de relajarme. Cuando se separaron mis viejos, salía a pasear al perro y tenía guardias periodísticas en la puerta de mi casa. Eso me molestaba. Yo decía: "Es mi intimidad, no está bueno". Hoy filmás algo, arrobás a (Jorge) Rial, a (Ángel) De Brito o Infobae, y el chimento ya está hecho. Todos somos periodistas, es una era muy 2.0. Hoy lo vivo más relajado. Ahora, si un periodista dice algo que no es verdad, lejos de dejarlo pasar prefiero llamarlo y aclarar el tema por mi cuenta. Entiendo el juego y sé que si a la gente y al periodismo le interesás es porque a nivel laboral estás haciendo las cosas bien. Yo estudio, trabajo e intento ser sincero para que las cosas me salgan bien. Trato de no ver mucha tele, estoy muy conectado a las redes. En un momento sí veía la tele para saber qué decían de mí, pero me generó demasiado estrés, y ya no me agrada. Es la industria lucrativa del entretenimiento y a veces te toca ser el protagonista.

Por Octavio Petrich

LEA MÁS:

Guardar