Mónica Antonópulos: "Es hipócrita que una película sobre el despertar sexual de dos mujeres sea para mayores de 18 años"

"Desearás al hombre de tu hermana" cuenta con mucho más que Pampita: esta hermosa actriz también se luce en su rol. Y en diálogo con Teleshow, aporta su propia mirada sobre un filme que ya desató polémica incluso antes de su llegada a la pantalla grande

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Bellísima, delicada y de ojos cristalinos: Mónica Antonópulos (35) dio sus primeros pasos en el modelaje. Llegó a la tele de la mano de El ojo cítrico para, varios años después, disfrutar del reconocimiento como actriz y conseguir un Martín Fierro en 2009 por su papel en Vidas robadas, junto a Facundo Arana.

Su papel en Desearás al hombre de tu hermana, la película que se estrenará este jueves 5 de octubre y en la cual comparte protagónico con Pampita Ardohain, vuelve a colocarla en el centro de la escena. Allí, Lucía, su personaje, rechaza el sentir y la conexión con su deseo, pero ve como su hermana Ofelia (Ardohain) reconoce sus pasiones. Entre ellas siempre habrá un hombre de por medio.

Ambientado en la época de los 70 y cubriendo las etapas que van desde la infancia hasta la adultez de los protagonistas, esta historia no solo genera polémica sino que invita a la reflexión. Para Mónica, el mensaje es claro.

—¿Qué sentiste al ver la película terminada?

—Quedé fascinada y contenta. Estoy confiada, orgullosa de ser parte de esta película y del director que tenemos, Diego Kaplan, también del libro de Érica (Halvorsen). La verdad que lo disfruté como espectadora.

—¿Y qué fue lo que más disfrutaste?

—La historia. Y poder ver una película que se corre de las tradicionales, que se arriesga, que es visualmente impactante, que es bella de ver.

—¿Sentiste que, en algunas escenas, te arriesgaste con tu actuación?

—No sé si es arriesgar, particularmente. Arriesgué en tomar y confiar en una historia. En realidad siempre que me ofrecen un personaje, si no me genera riesgos no la acepto.

—¿Qué es lo mejor que tiene "Lucía"?

—No sé si hay algo puntual: me parece que es un todo. Creo que lo atractivo que encontré en el personaje era poder contar sobre una mujer que vive a la sombra de esta hermana (el personaje de Pampita Ardohain) y de esta madre (interpretada por Andrea Frigerio), que de alguna manera se reconfirma en esta mujer engañada, sin darse cuenta que ella está planificando todo el tiempo lo que va sucediendo. Después me pareció espectacular que "Lucía" se encontrara en este micromundo de los años 70. Es una película súper atractiva.

—¿Hubo muchos ensayos previos?

—No tuvimos un proceso tan largo. Fue un proceso más corto, que en realidad es un poco la manera de trabajar de Diego Kaplan. Es ir encontrando las cosas a medida que van pasando.

—¿Viviste alguna vez con tus colegas o amigas esa competencia y envidia intensa como la que mantienen estas hermanas?

—Se plasma la competencia femenina en cuanto a dos mujeres que viven a la sombra de la otra y mirando lo que hace la otra. Quizás no con la forma tradicional como hoy uno puede hablar de competencia, pero me parece que sí: son dos mujeres que están mirándose, que ponen al deseo como objeto, que ponen al deseo afuera, y ese hombre es como el premio. Entonces, desde ese lugar, sí.

—¿Pasa mucho? 

—Compararnos, ir poniéndonos como objetos, es parte de una educación patriarcal que seguimos sosteniendo. Es más una forma de educación que hay que revertir. No creo que sea un tema de género, de "las mujeres somos así"; yo no creo que seamos así. Creo que el patriarcado lo que hizo ponernos en muchos casos como objeto de deseo. Y poner como Dios al masculino. Y el cine también ha colaborado un montón exponiendo un montón de historias. Creo que es arcaico. El problema es que no sabemos cómo revertirlo, y muchas cosas no ayudan a revertirlo.

—¿Trabajarías en la tele hoy?

—La tele es también un reflejo de la sociedad. Una parte de la sociedad, no de toda. Hay cosas que todavía seguimos repitiendo y hablando cuando ya cambiaron. Lo mismo sucede con la película, que tiene una prohibición para mayores de 18 cuando ya todo cambió: el cine, las cabezas, las posibilidades de acceso que hoy tiene un chico de 16 a determinados materiales. Hay miedo al cambio.

—¿Para vos sería ideal que fuera a partir de 16 años para arriba?

—Me parece como ridícula la discusión. Me parece que plantear que algo es para mayores de 18 años cuando lo que estás hablando es del despertar sexual de dos mujeres, justamente cuando no estás poniendo a las mujeres como objeto… Prohibirlo me parece una actitud vieja, hipócrita.

—¿Qué aprendiste a través de esta película?

—Todavía seguimos viendo como que las cosas se ganan o se pierden en vez de verlo como experiencia. Lo que se intenta contar en la película no es el hombre que quiere ganar y tener sexo con las dos hermanas, al final, ganó. No, no es eso. La historia es el despertar sexual de dos mujeres con una madre que en vez de respetar su proceso y su propio descubrir, les impone una manera de sentir. La mujer cuando empieza a tener autonomía y empieza a tener a disposición la pastilla anticonceptiva, puede elegir. En todo caso lo primario son las dos mujeres que están mirando cómo siente la otra. Justamente eso es como lo arcaico que encontramos en la tele y en el plano donde siempre lo queremos llevar: "Si me quedo con éste, gano". ¿A quién ganaste? ¿Qué ganaste? ¿Un premio? ¿Un sillón? ¿O ganaste un ser humano que te vas a enterar a los cinco minutos que no es un príncipe azul, sino un ser humano? A eso voy. Todo está llevado a los cuentos primarios de ganar o perder. No se gana ni se pierde nada.

—¿Cómo sos como madre?

—Como madre voy apoyar cualquier elección de mi hijo. Me parece que darle información y acompañarlo en su descubrir es la única forma de que él tenga herramientas para protegerse y cuidarse de este mundo espantoso en que vivimos.

—¿Por qué espantoso?

—Porque el mundo es terrible, es cruel. Porque mientras mi hijo tiene cinco años y está viviendo hay guerras. Porque somos caníbales, porque nos devoramos, porque sigue habiendo competencia, porque nos falta ser más humanos. Uno se tiene que proteger del mundo en que vivimos. Mientras yo le pueda dar herramientas y él pueda explorar quién es, ahí voy a estar.

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