Edgardo Antoñana desarrolló una extensa carrera periodística tanto en la Argentina como en el exterior. Se desempeñó en diversos medios, como la radio, la televisión y la gráfica. Murió a los 63 años y será recordado por su profesionalismo, así como por su particular estilo para conducir, en especial, por sus enojos frente a cámara.
Nació en Plaza Huincul, una pequeña ciudad ubicada en Neuquén. "Ahí nacieron los piquetes. Yo desde lejos vi un pueblo de cierto progresismo, por el desarrollo con YPF, que pasó a la decadencia, al abandono, la postergación. Mi pueblo es la capital del desaliento, pero nunca lo negué", recordó el periodista en una entrevista con TN.
Unos años después de finalizar sus estudios secundarios decidió viajar a Buenos Aires para estudiar locución. Su primer trabajo fue en la revista Gente y cuando le ofrecieron un retiro voluntario se fue a Europa en la época de la dictadura para probar suerte y cumplir uno de los sueños que tenían sus padres. Se instaló en Italia, pero cuando se le acabó el dinero tuvo distintos trabajos hasta que logró entrar a la BBC de Londres.
"Primero fui a Suiza y ahí trabajé con cosas vinculadas a la agricultura, recolección de frutas y eso. Era para sobrevivir. Después me contacté con gente vinculada al polo. Yo no tenía condición social para jugar al polo, pero sabía algo de caballos porque nací en el campo. Llegué a Inglaterra como un furtivo, porque era acompañante de un equipo de polo. En realidad me quería ir a vivir a Londres y trabajar de algo para estudiar inglés. Después de hacer trabajos varios me presenté en la BBC de Londres, dije que era periodista de Argentina y entonces empecé a trabajar en el Servicio Latinoamericano de la BBC. Leía una noticia por día y hacía entrevistas a las embajadas", explicó el conductor.
Con el regreso de la democracia Antoñana sintió nostalgia y esperanza con el gobierno de Alfonsín y viajó al país para trabajar en Canal 9 y Canal 7, pero volvió al Viejo Continente. Sin embargo, no se adaptó en ese regreso y se instaló una vez más en Buenos Aires. "Cuando uno vuelve a un lugar después de mucho tiempo, uno no es el mismo ni el lugar es el mismo. Londres ya no era la que yo había visto. Yo no era el mismo. Entonces regresé y trabajé en ATC. Pero el tema de Malvinas me costó un puesto ahí. Entró una persona muy vinculada a la historia de Malvinas y me sacó como si yo hubiera sido un traidor a la Patria", manifestó.
Más tarde se desempeñó como productor de Susana Giménez durante dos años y medio. Por primera vez dejó de lado las noticias para dedicarse al espectáculo, un ámbito que no le gustaba mucho. "Teníamos una relación distante (con Susana) porque ella ponía distancia. Tenía todo el derecho porque la estrella era ella. Pero yo tenía diferencias conceptuales. Algunas cosas me da pudor decirlas, pero por ejemplo, le preparé 85 preguntas a Susana para que le hiciera a Anthony Quinn y ella le hizo una sola. Me parecía que mi trabajo no daba frutos".
Dejó de trabajar con la diva de los teléfonos y comenzó en el canal Todo Noticias, donde se desempeñó como conductor del noticiero matutino con Dominique Metzger todos los fines de semana.
Su compañero Rifle Varela recordó que cuando le ofrecieron ese segmento, a Antoñana no le gustó la idea. "Cuando TN lo manda al fin de semana, él trabajaba en la semana y le habían avisado y me llamó llorando, porque pensó que se le terminaba la carrera. Y eso fue un nuevo resurgir para Edgardo. Los sábados y domingos era lo más visto hasta el mediodía. Él era un libro abierto, tenía historias de todo, un hincha fanático de Independiente. Puteaba siempre, le encantaba su profesión, pero tampoco le gustaba laburar mucho: siempre quería ir a Cariló, que era su lugar en el mundo".
En ese ciclo Antoñana solía enojarse mucho cuando opinaba sobre diversos temas, en especial cuando discutía sobre fútbol. "Con Dominique entramos en un engranaje perfecto. Desde que empezó la dupla no puedo caminar en la calle sin que me paren. A ella le pasa lo mismo. Me preguntan si nos peleamos en serio, si somos amantes. Hay una empatía en el aire porque yo aprendí a saber cuáles son los fuertes de ella y viceversa", señaló.
En una oportunidad, el periodista, fanático del Rojo, llamó la atención cuando se animó a ponerse la camiseta de Racing frente a cámara para enviar un mensaje de paz en el momento en que ambos equipos se debían enfrentar en un clásico.
Otra de sus pasiones eran los animales y se ocupaba de rescatarlos en su casa de Cariló para luego darlos en adopción. "Tengo una historia con los animales, el hecho de haber perdido a mis padres jóvenes hace que yo no tolere el abandono. No puedo ver a nadie que esté abandonado, el abandono de un niño, de un perro, de los necesitados, a mí me subleva. Si mañana se murieran todos los tigres, elefantes, hormigas, estaríamos solos, no nos podríamos conmover por nada. Hay perros que podrían educar a un niño abandonado mejor que una madre golpeadora porque enseñan valores, como la lealtad".
Desde su partida en la noche del lunes 2 de octubre, ahora será Edgardo Antoñana quien dejará un poco solos a todos aquellos que lo seguían en los mediodías de cada fin de semana.
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