Lo conocen como Santiago Motorizado, pero su verdadero nombre es Santiago Ariel Barrionuevo. Cantante y compositor, nacido en La Plata, lidera el grupo que tiene, quizás, el nombre más original del rock argentino: Él Mató a un Policía Motorizado.
En 2003 sacaron el primer disco. Y siempre de manera independiente, sin el respaldo de ningún sello discográfico importante, Santiago y los suyos fueron superando las expectativas. Así forjaron una carrera que los llevó a editar su música en México y en España, además de presentarse en países como Costa Rica y Chile, entre otros destinos, y sumando cada vez más fechas en el interior.
Él Mató… acaba de lanzar un nuevo disco, La Síntesis O´Konor, donde se cada producción anterior se ve reflejada, tanto desde el arte como en el contenido de las canciones. Estamos en presencia de una banda que construyó su camino en soledad, y que ya cuenta con su propia discográfica, con la que buscan ayudar a músicos que están dando sus primeros acordes. Como lo hicieron ellos, en 2003
—¿Te esperabas este crecimiento de la banda?
—Uno siempre está esperando lo mejor, pero las devoluciones del nuevo disco superaron las expectativas. Fue increíble en todas partes. Sacamos el disco y esa misma noche tocamos en Niceto, en Palermo, y había como un entusiasmo así, muy intenso, para con las canciones. Y habían pasado horas desde que las habíamos editado. Lo mismo cuando nos fuimos de gira y tocamos en Costa Rica cuatro días después, en una plaza que estaba llena de gente, y cantando las canciones nuevas, que eran las más celebradas.
—¿A qué de sebe el título del disco, La Síntesis O'Konor?
—La idea fue agregarle algo a nivel estético a toda la pieza, una parte como más misteriosa. Cuando algo se está volcando demasiado para un lado, tratamos de generar un acento del lado contrario para abrir ese panorama y generar una especie de incertidumbre sobre lo que ya está presentado, lo obvio. Está ese juego de contrastes: en cada pieza que hacemos nos gusta jugar con esos contrastes. Es poderoso.
—¿Qué sería lo obvio?
—Es un disco que quedó como bastante melancólico. Cuando estábamos mezclando, ya en la etapa final, yo sentía que era demasiado melancólico. También pasa eso, la parte de las letras es como la menos planeada, la que sale así nomás, sin pensar. Entonces, cuando vas terminando el disco, vas redescubriendo cosas que salieron de manera más visceral. Estaba un poco preocupado por esa melancolía, pero igual en ese momento estás medio enloquecido y te preocupa cualquier cosa.
—¿Qué buscás transmitir con tus letras?
—Escribo las cosas que siento. Cosas que me parece que valen la pena. La mayoría tiene que ver con cosas personales, y con cosas cercanas que siento como propias. También tiene que ver un poco con la música que uno escucha: me enamoro fácil de esas canciones que mezclan lo melancólico con ritmos que están más emparentados con cosas más alegres. Ese juego de contraste me gusta, y quizás sea una influencia directa para que después salgan estas cosas.
—¿La vida del músico es un poco así, de contrastes?
—Yo creo que sí. Por más que es algo que amamos hacer esto, y en un análisis así muy superficial tener una banda pareciera como estar de vacaciones con tus amigos todo el tiempo, no es tan así, y tiene mucho de eso. Pero no solo el músico, el que dedica su vida al arte o a cualquier tipo de actividad artística y lo hace de manera comprometida, se enloquece con eso de lleno, va a vivir esa mezcla de sentimientos que tienen que ver con el hecho de hacer arte, de sumergirse en un lugar que es medio extraño y poco definido, pero vinculado con los sentimientos, tanto buenos como malos.
—¿Siempre supiste que querías vivir de la música?
—No, la verdad que no. Siempre me gustó la música pero cuando era más chico no me imaginaba estar tocando en una banda. Hasta que en la época de la secundaria empezamos a formar nuestras primeras bandas y ahí me enloquecí. Y supe que esto lo iba hacer para siempre porque me atravesó totalmente.
—¿Cuándo dejó de ser un hobbie para pasar a ser un trabajo?
—Él Mató siempre fue una banda independiente, autogestionada, con mucho trabajo a pulmón y aprendiendo en el camino. No teníamos ni idea de nada. Ahora un poquito tenemos idea de algunas cosas, pero igual fue muy divertido ir aprendiendo, encargarse de cada paso; por ejemplo, ahora del disco. Con el tiempo todo sale más fácil pero al principio editar un disco, ir a grabarlo, dónde o cómo, ir a una fábrica, a una imprenta… Era todo nuevo. Fueron aventuras muy extrañas y divertidas pero sobre todo fue como un aprendizaje y una experiencia hermosa.
—Al principio lo más difícil, lo que pensabas que no llegaría nunca, ¿qué era?
—En general las cosas siempre salieron bien. Hubo dificultades muy pequeñas, o las que vive cada músico cuando toca, cosas técnicas. Pero cuando uno lo hace con la intensidad con que lo hacemos nosotros, con esa pasión y ese amor por la música, hay cosas que son menos divertidas que otras pero uno las hace con placer, digamos. No tienen un peso así malo.
—"Él Mató a un Policía Motorizado": ¿cómo nació el nombre?
—Sí, es un poco largo… Cuando tocamos en festivales los diseñadores nos odian. Tiene que ver con este juego estético, un poco homenaje a la estética del cine de acción de los 80, 90. Un poco remite a eso. Y también a reivindicar ese lenguaje que estuvo siempre subestimado. Nos gustaba que fuera una frase sacada de contexto, que no tuviera el clásico formato de un nombre de banda.
—Y "Él", ¿quién vendría a ser? ¿O es simbólico?
—Está sacado de una línea de diálogo de una película. Estábamos en una casa con la tele prendida. No estábamos prestando mucha atención pero en un momento miramos la tele y estaba esa línea de diálogo, y nos copó, nos gustó. Era original ponerle ese nombre. Ahora ya hay un montón de bandas que tienen un nombre largo y que son así, como frases locas. En ese momento era más raro todavía, y quedó.
—¿Qué es lo más difícil de ser independiente?
—Cuando fabricaron nuestro primer disco fue toda una aventura increíble, no sabíamos a qué imprenta ir, a qué fábrica. Teníamos todo de cero. Me acuerdo de estar yendo en un tren a Ciudadela con todo el arte del disco en una bolsa de cartón, junto con Manu, el guitarrista de la banda, a una fábrica que ahora no existe más. Esas pequeñas cosas en las que aprendés: cómo producir un show, cómo editar un disco, cómo encarar todo lo que tenga que ver con la grabación de un disco, la producción. Después, cada uno elige lo que quiere porque no hay un solo camino para llevar a cabo un proyecto musical. Entonces, nosotros contamos nuestra experiencia. Al que le sirva, genial. Sino también hay nuevas experiencias de las que nosotros también aprendemos.
—Además, sos solista. ¿Cómo hacés para dividir los tiempos?
—Al proyecto solitario lo llevo a cabo cuando hay huecos en la banda. Para mí lo más importante es la banda, lo que más amo, y estoy todo el tiempo en modo Él Mató. Y cuando hay huecos o pequeños espacios en la gira, aprovecho para sacarme las ganas y tocar en otro set de canciones que tengo ahí guardado. Me gusta estar activo.
—Hay un tema de otro disco que se llama "Más o menos bien". ¿Qué tanto de eso tenés vos?
—Esa canción me representa. Me veo a mí como una persona optimista, por más de la melancolía que hagamos hoy, y la canción un poco habla de eso: de estar ahí, en el límite entre las cosas buenas y malas, pero bueno, inclinar eso para el lado bueno. Nos gusta ese mensaje porque entendemos la complejidad. Recién hablábamos de un montón de cosas que tiene la vida del músico independiente, de complejas, malas. Pero a pesar de todo eso el saldo final es positivo. La canción habla de eso.
—Hay otro tema, "El gomoso". ¿Te refleja?
—Habla de alguien gomoso. ¿Se entiende? ¿Te imaginás algo? Alguien medio pesado, medio pegajoso…
—Pero con una chica me da la sensación…
—Bueno, en la canción sí habla de una chica. Pero puede ser alguien gomoso con cualquiera.
—¿Sos gomoso con las chicas?
—No. Por ahí con la chica que me gusta soy gomoso. En realidad soy muy tímido. Creo que no soy gomoso, pero banco: el gomoso es torpe, inocente y medio infantil, medio adolescente. La canción se refiere a eso, en tono de comedia.