En 1976, Sylvester Stallone le daba forma a Rocky, aquél boxeador amateur al que el por entonces campeón Apollo Creed le da la oportunidad de combatir por el título mundial de peso completo emulando el famoso "sueño americano" en la primera parte de la inolvidable saga. Poco más de cuatro décadas más tarde, la historia de Balboa parece encarnarse en un ama de casa nacida en la localidad cordobesa de Villa María, a la que Marcelo Tinelli (57) convocó nada menos que para ser parte del show más importante de la Argentina: Consuelo Peppino (65).
"Yo por ahí digo que todavía no tengo conciencia de lo que está pasando. Yo era una mujer común, de mi casa, estar todo el día con mis hijas, mis nietos, y pasar a esto es impresionante", explicó la segunda participante "no famosa" –la otra ya fue eliminada- que tiene este certamen.
"Jamás en mi vida me imaginé estar con Marcelo. A mí me gustó bailar siempre, de adolescente, pero no tuve la posibilidad de ir a aprender. Y una de mis nietas, que tiene 15 años, se enteró que venían los productores de Marcelo a hacer un casting en Villa María, y me dijo ´dale abuela, anotate, a vos que te gusta bailar, que tiene que ser una señora de más de 50 años, que no sea bailarina, gente común de la casa´. Le dije bueno, yo voy a ver, y acá estoy", recordó Consuelo sobre cómo fue que llegó a la pista más famosa del país.
"Cuando me dijeron que estaba adentro no lo podía creer. Empecé a llamar a mis hijas, vinieron todas a casa, una alegría, lloraban todos por teléfono, esa noche creo que no dormí. Después te agarran los nervios también, de decir ¿yo sabré bailar?, porque no es lo mismo, tenés que aprenderte una coreo, pensaba todo eso. Era emoción mezclada con un poco de miedo, pero la verdad que estoy re contenta, y cada vez que voy a bailar lo disfruto muchísimo", expresó la participante, a quien aún le cuesta asimilar el reconocimiento de la gente por la calle, más que nada cuando está en Buenos Aires.
"La gente no sabés cómo me conoce, y yo decía claro, si estoy en Buenos Aires pero lo mismo la gente me ve, porque no caigo. Llego a mi casa, salgo a barrer la vereda y los autos frenan cuando me ven, los chicos me siguen mucho, me piden fotos, pero mi vida sigue siendo normal, quiero que mi vida siga siendo normal. Yo sigo siendo la misma de siempre, con la diferencia que estoy en el Bailando de Marcelo", aseveró Peppino, quien se sintió gratificada por el recibimiento que le dieron todos los famosos, el conductor incluido.
"Ahora los conozco a todos, encantados, vienen, me saludan, me quieren realmente, por lo menos siento afecto, que eso también te hace sentir bien Tengo que decir todos, no hay alguien que no me salude, también el Chato, Fede, siempre están ahí, y Marcelo ni hablar, es un divino", confesó la cordobesa de 65 años, quien dice no ser cholula, pero que siempre siguió el programa por su pasión por el baile.
Y, si bien hasta ahora está muy bien posicionada, y apenas una sola vez debió pasar por el teléfono, Consuelo prefiere no fijarse objetivos a largo plazo y disfrutar "paso a paso". "Yo disfruto este baile y después veré. Me preguntan cómo vas a hacer con el Aquadance y yo digo todavía falta mucho, primero tengo que bailar el cuarteto, después el Cha Cha Cha, falta un montón. Igual, yo ya con todo lo que pasé, con todo lo que conocí, con todo lo que viví, ya me voy feliz y lo voy a tener para el resto de mi vida, porque la verdad que es algo que a mí me hubiera gustado hacer cuando era joven, pero que gracias a Dios se me dio ahora", reflexionó la oriunda de Villa María, quien, contrariamente a lo que uno podría pensar, se tomó con muy buen humor la imitación que le hizo Laurita Fernández.
"Nos matamos de risa con Laurita, ella lo hizo con todo cariño, me dijo no te vas a enojar, y yo le dije pero no, si yo ya sé que tengo la voz así, fue una broma, nada más, en cuanto la vea le voy a decir que no se preocupe, que yo lo tomé re bien", contó esta abuela moderna, a quien le gusta ir al gimnasio, salir a caminar y tiene su grupo de amigas con las que va a bailar los fines de semana junto a su actual pareja, Ramón. "Vamos a bailar por supuesto adonde van los jubilados, la gente grande, no las confiterías donde van los chicos jóvenes, la pasamos divino", aclaró por las dudas.
"No tengo el objetivo de llegar a la final, para nada, mi objetivo no es llegar a la final sino ir, ir, bailar, disfrutar cada ritmo que me toque y cuando me toque volverme a mi casa me vendré", concluyó esta mujer que hasta hace cuatro años trabajaba lavando y tiñiendo cabezas en la peluquería de una amiga y que, luego de dejar la actividad, se dedicó a disfrutar más de sus dos hijas mujeres -tiene un varón residiendo en España- y sus ocho nietos. Los mismos que la empujaron a lanzarse a esta aventura y hoy la acompañan y la contienen en este "sueño argentino" que Marcelo le ayudó a cumplir y del que, hasta tanto el jurado y la gente lo dispongan, no piensa despertarse más.
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