El trágico final de Cristina Lemercier, a 50 años de su debut en "Jacinta Pichimahuida"

La actriz y conductora debutó en 1967 en la primera versión del clásico televisivo, cuando encarnó a una maestra suplente que reemplazaba a la protagonista, interpretada entonces por Evangelina Salazar. Con el tiempo, ella misma se convirtió en “Señorita maestra”, tuvo una extensa carrera y se destacó en diversos programas infantiles, hasta que murió trágicamente en 1996

Guardar

"¡Cristina, dejá ese revólver!", se oyó en el chalet familiar. Gritos, una pelea conyugal que parecía no tener fin durante la madrugada del domingo 22 de diciembre de 1996.

La actriz y animadora Cristina Lemercier estaba separada desde 1991 de quien había sido su marido, Raúl Ortega (conocido artísticamente en los años 60 conocido como Freddy Tadeo de El club del clan y hermano de Palito Ortega). Pero entonces, ya lejos de la música y de la actuación, Ortega se desempeñaba como embajador plenipotenciario del gobierno de Carlos Menem en Costa Rica, y volvía a la casa familiar cada vez que regresaba al país, como ocurrió en aquella fatídica oportunidad, para pasar las fiestas de fin de año.

Gritos, un ruido seco, el chasquido del arma Smith and Wesson calibre 38 y muchas dudas invadieron aquella noche la tranquilidad de la casa en la localidad de Muñiz, en el partido de General Sarmiento, donde dormían los menores de los tres hijos que había tenido el matrimonio. También estaba presente una amiga de la familia, Ana María, que quedó como testigo involuntaria de la tragedia.

Aunque en principio los medios de la época afirmaron que la actriz llegó al sanatorio General Sarmiento con más de un disparo en la sien, los médicos detectaron que tenía alojada una sola bala en su cabeza que, pese a los intentos de los expertos, no pudo ser extraída. Después de cinco días de agonía, Lemercier murió, el 27 de diciembre. "El fallecimiento de la paciente se produjo por un paro cardiorrespiratorio. La muerte cerebral ya se había producido hace días", fue el escueto parte que leyó a los periodistas el médico que estuvo a cargo de la atención de la actriz desde el momento de su internación.

La autopsia reveló golpes y moretones en su cuerpo, además de una posición rara en la que entró el balazo: en línea recta por su frente

Por su popularidad y por el misterio que invadió aquel episodio protagonizado por una persona que durante años había alegrado a generaciones de niños con sus programas infantiles, las hipótesis se multiplicaron en los medios de la época y hasta la Justicia decidió investigar lo que había pasado. En las primeras horas no se descartó ninguna hipótesis: se llegó a indagar sobre un posible suicidio, un homicidio o una muerte accidental. Finalmente la carátula de la causa a cargo de la jueza María Teresa Lumbardini señaló que se trataba de una presunta "tentativa de suicidio".

La tragedia, como no podía ser de otra manera, conmocionó al país. "Con el paso de los días el caso comenzó a mostrar sombras. Por un lado, la autopsia reveló golpes y moretones en su cuerpo, además de una posición rara en la que entró el balazo: en línea recta por su frente. Para dispararse, la actriz habría tenido que poner el revólver de frente y apretar el gatillo en una posición muy incómoda, con los brazos extendidos", reconstruyó el periodista Tomás Balmaceda en su reciente libro Los 90. La década que amamos odiar (Ediciones B).

Pese a que había una pesquisa en curso, la familia salió de inmediato a aclarar que se trató de un accidente. Por entonces el propio Ortega fue citado a declarar y entre otras cosas aseguró que en la casa había un arma "por cuestiones de seguridad", y que eso era "algo habitual entre los vecinos de la zona".

Luego fue el hijo mayor de la artista quien, mediante una carta al diario Crónica y a su señal de televisión, manifestó: "Fue un accidente trágico lo ocurrido; anoche en Navidad entregué y recibí los regalitos que había comprado mi madre para mí y para mis hijitos. Ella ama la vida como nos ama a nosotros y a sus nietitos. Esto es simplemente lo ocurrido. La única y verdadera historia".

El hijo mayor de Cristina,
El hijo mayor de Cristina, con la Bandera Argentina en su pecho, tras despedir a la actriz; a su lado, todos tomados de la mano, los Ortega: Pablo, Julia, Paula y Raúl

Otros familiares, como es el caso de Jorge Ortega, otro de los cuñados de la artista, aseguraron entonces a la prensa que Lemercier se encontraba saliendo de un cuadro depresivo. "Cristina estaba bajo tratamiento psiquiátrico pero en los últimos tiempos se encontraba mejor. Estuve dos días antes de la tragedia y noté que estaba muy ansiosa por la llegada de su esposo. Quería recomponer su matrimonio, unir a su familia. Eso la tenía mal", apuntó el diario Crónica en su edición del 28 de diciembre de 1996.

Los medios de entonces también señalaron que la actriz no se pudo reponer de la muerte en un accidente automovilístico de otro de los hermanos de su marido, el dirigente político Luis Ortega, quien a su vez se había casado con Gloria, una de las hermanas de la conductora. Fue en julio de ese mismo año. Según señaló la revista Caras ante la muerte de Lemercier, cuando por esos meses se le solicitaba una entrevista, ella respondía: "¿Y de qué te puedo hablar yo? Estamos viviendo un duelo que no sabemos cuándo terminará. Éramos dos familias muy unidas. Hay que entender que somos dos hermanas casadas con dos hermanos". La actriz guardó riguroso luto y regresó al trabajo. Pero, según quienes la conocían, ya no sería la misma.

Cristina Lemercier era el nombre artístico de Cristina Noemí Perrone. Hija de una militante peronista que llegó a tener un cargo de asesora durante el menemismo y de Ceferino Perone, un destacado campeón argentino de ciclismo que luego trabajó como comerciante, debutó a los 16 años en televisión para encarnar a Fermina Piangetti, una suplente de célebre la maestra televisiva Jacinta Pichimahuida, en esos tiempos a cargo de Evangelina Salazar. Salazar y Palito Ortega, cuñado de Cristina, se casaron, y durante su luna de miel fue Lemercier quien se hizo cargo de los niños y del reemplazo temporario.

La vida artística de Lemercier tuvo un gran punto de inflexión cuando, en 1982 y por la pantalla del canal público, encarnó ella misma a Jacinta Pichimahuida, esta vez en el exitoso ciclo llamado Señorita maestra. Luego vendría Señorita Jacinta, por Canal 9, con su emblemático guardapolvo blanco y una mirada angelical por la que sería siempre recordada.

Lemercier, que siempre destacó su militancia peronista, señaló a los medios que hacia 1983, con la llegada del gobierno de Raúl Alfonsín, no tuvo trabajo porque fue censurada por el radicalismo. "Juro por mis hijos que cuando ganó la UCR fui muy feliz, pensé que por fin íbamos a vivir en una democracia. Pero ellos dijeron que yo era del Proceso y no me dejaron trabajar. Fue algo terrible", relató Lemercier sobre el gobierno radical. "Me crucificaron porque toda mi familia está en política. Pero yo no soy ni María Julia Alsogaray, ni Adelina de Viola. Conocí a Carlos Menem en el 83 en ATC y mi madre llegó a ser secretaria de Estado y asesora del Presidente".

La hija de la artista fue atacada por un puma que Menem, con quien vinculaban sentimentalmente a Lemercier, tenía en su mini zoológico privado

Fue por esa cercanía al ex mandatario que las revistas del corazón de mediados de los 80 insinuaron que entre la artista y el riojano había un romance. Pero eso fue desmentido por ella y por allegados al político. En 1985, justamente durante una visita de Lemercier a la casa del entonces gobernador en La Rioja, Julia, la hija de la artista, resultó herida tras el ataque de un puma que tenía Menem en su mini zoológico privado.

"Ese día el puma obró según su instinto y atacó ferozmente a la pequeña hija de la conductora, de 11 años. El felino se abalanzó sobre la niña y la hirió gravemente en la cabeza", describió el periodista Jorge Rial en su libro Polvo de estrellas. La niña se recuperó y, en una entrevista posterior con la revista Tele-Clic, Lemercier describió aquel episodio como "el momento más triste" de su vida.

Durante los 90, con el peronismo en el poder y Menem presidente por dos períodos consecutivos, Lemercier volvió a la pantalla de ATC con ciclos infantiles como Cristina y sus amigos, Dulce de leche y Boomerang.

Pero no se dedicó a trabajar únicamente para el público infantil. Antes también había interpretado numerosos papeles en películas y series televisivas como Alta comedia y Atreverse.

En 1992, la artista tuvo un problema serio de salud que la llevó a perder más de 10 kilos y a ser intervenida quirúrgicamente en tres oportunidades. Pero luego de la convalecencia se recuperó y volvió al canal estatal.

En 1996, durante sus últimos meses de vida, llevó adelante allí un ciclo de entrevistas a grandes personalidades que se llamó A los que me quieren, en el que se pudo ver a Lemercier en otra faceta. Mientras agonizaba, tras aquel episodio que todavía sigue siendo un misterio para muchos, el canal emitió, casi a modo de homenaje, el último episodio que la conductora había dejado grabado.

LEA MÁS:

Guardar