Marina Calabró: "Antes de empezar a trabajar con Lanata, pensé en cómo se lo iba a tomar Iliana"

En 2013, tras el escándalo con Fabián Rossi por la ruta del dinero K, la periodista pasó semanas sin hablar con su hermana. Pero las dos pudieron sobreponerse. Y ahora Marina disfruta de un gran presente profesional, y también personal, sin culpa alguna. De todo eso habló con Teleshow

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Logró romper estereotipos y ejercer, a la vez, el periodismo político y el de espectáculos: "No me parecen cosas excluyentes", sostiene Marina Calabró (43), que acompaña a Jorge Lanata (56) en Periodismo para todos (también en radio) y a Jorge Rial (55) en Intrusos. "Soy una privilegiada porque estoy en dos Barcelona", dice, haciendo una comparación con el equipo de Lionel Messi, sobre la posibilidad de participar en dos de los programas más importantes de la televisión.

La belleza no fue gratuita. Y a Marina, ganarse un lugar le costó algunas críticas y muchas explicaciones: "Todavía opera el prejuicio y no me lo tomo personal. No me escandaliza y no me clavo puñales por eso. Necesariamente, uno tiene que poner al otro en un casillero o encajarle la etiqueta que le permita decodificarlo. La mirada del afuera es tan impiadosa que hay que operarse un poco de eso, porque no es vida".

—¿No sentís la necesidad de dar exámenes constantemente?

—No. Quizás en el arranque de PPT tenía esa carga de cómo se verá. A veces uno se hace más rollos de los que hay. El hecho de que sea Lanata el que te dio ese lugar en algún punto te cubre la espalda, hace que su público te acepte.

Marina Calabro junto a sus
Marina Calabro junto a sus compañeros de “Lanata sin filtro” en Radio Mitre

—¿No te generó ningún problema o contradicción a la hora de trabajar con Lanata que fuera en su programa donde empieza el fin de la pareja de tu hermana con Fabián Rossi, con la denuncia por la ruta del dinero K?

—Fue un tema que ya lo traía tan digerido y tan procesado… Pasó en el 2013. Más allá de que siempre tiene coletazos, es un tema que en su momento me generó un frente familiar muy doloroso por pararme en un determinado lugar. Por esto de no poner las manos en el fuego por quien no sentía ponerlas, pero no por una cuestión afectiva, porque el afecto estaba, sino desde una cuestión racional, por la sorpresa que me generó todo eso que se vio en la investigación de PPT.

—Incorporarte al programa no fue un problema.

—No, al contrario. Lo que sí pensé es cómo lo tomaría Iliana. Y en su momento fue una de las primeras en saber de la propuesta, no hablo de PPT, hablo del trabajo en la radio con Lanata, y fue tan amorosa su reacción: "Yo sé que es un sueño cumplido para vos y sé que es lo que querés". Me habló de merecimientos. Y para mí fue un enorme alivio que me dijera eso, porque si ella me hubiera dicho otra cosa: "Pero, ¿cómo?, pero…". ¿Entendés? Al contrario: me emociona contártelo… Fue muy doloroso para nosotros todo lo que pasó en ese 2013. Sumale a que papá (Juan Carlos Calabró) estaba como estaba y murió en noviembre de ese año. Fue la primera vez que pasé semanas sin hablarme con Iliana, que ella pensara de mí que cómo no estaba sosteniendo eso que ella creía que tenía que sostener y…

—¿Lo entendió?

—Sí, nos entendimos. Yo entendí que ella necesitó hacer lo que hizo porque confió, porque creyó, porque en el torbellino que te genera que te explote una bomba en el living de tu casa vas haciendo lo que vas pudiendo, y lo que te dicta el corazón. Estás ciega y estás negada. Y también ella entendió que yo, de afuera, porque quieras que no, por más que sea el padre de mis sobrinos, la veía de afuera, tenía otra mirada y sentía que lo que tenía que hacer era lo que estaba en mi convicción. Y si hubiera dicho otra cosa me hubiera traicionado a mí, lo hubiera traicionado a mi viejo y a todo lo que él nos inculcó. Fui fiel a lo que pensaba, a lo que sentía y a lo que creía, y tuve la suerte de que en ese momento trabajaba con (Santiago) Del Moro. Tuvimos una charla y él me dijo: "Contás con el programa, si querés tomarte vacaciones, si querés que no hablemos del tema…". Yo creí que lo mejor era dar la cara y decir la verdad.

—¿Iliana apoyó tu ingreso a la radio con Lanata cuando se lo contaste?

—Sí, lo apoyó, y para mí fue muy importante y muy emotivo. Te lo voy a poner en palabras que quizás no sean las más adecuadas, pero, en algún punto, que ella revisara su posición para mí fue reivindicatorio. Que ella me dijera: "Entendí por qué te paraste donde te paraste", o "Confíe donde no tendría que haber confiado", para mí fue un alivio. Más allá de que yo también hice mi autocrítica, tendría que haber hablado menos, seguramente, haberme expuesto menos.

—Qué contento estaría tu papá hoy, ¿no?

—Sí. Lo pondría feliz porque él era muy fan de Lanata. El año de la ruta del dinero K, lo tremendo fue que mi viejo ya estaba mal y, con esto que tiene la gente mayor, más él, que estaba enfermo, de tener como fijaciones, nos preguntaba a mi vieja y a mí todos los días: "¿Cuándo vuelve Lanata?". Me acuerdo que ese fin de semana, volvió el domingo, ya desde el viernes estaba: "Este domingo vuelve Lanata". Y yo el sábado me entero por un productor de que venía la primera investigación, la cámara oculta a (Leo) Fariña y todo eso. Se lo cuento a mamá, y estábamos las dos con el corazón partido porque mi viejo era súper fan, pero que tuviera que ver eso que tuvo que ver, sin anestesia… Porque nosotras estábamos en sobre aviso por este productor, pero él no. Después de haber esperado todo el verano, esa vuelta creo que fue una de las cosas más dolorosas de todo ese proceso.

—Hoy estaría feliz de verte ahí.

—Sí, hoy estaría feliz. Y de vernos unidas a las tres y de vernos queriéndonos tanto.

 
“Estoy loca por él”, dice
“Estoy loca por él”, dice Mariana, más enamorada que nunca de Martín Albrecht

Lleva más de cuatro años junto a Martín Albrecht (49), director comercial de América, y aunque no conviven y descarta por completo tener más hijos, no faltan los fines de semana con la familia ensamblada: "Cuando Mía (la hija que tuvo con su ex pareja, Martín Virasoro) está conmigo, estamos todos juntos con su hijo menor. Él tiene dos hijos grandes, el que nos queda, Kai, que tiene nueve años y Mía, de ocho. Así que estamos ahí, los cuatro", cuenta la periodista sobre los planes en familia.

—Tengo un textual tuyo que dice: "Cada vez que veo a mi novio, pienso en sexo".

—Fue alguna maldad de Rial que me hizo una emboscada para que yo diga eso… Pero sí, lo dije (risas). Me cambia la cara cuando hablo de él.

—Te encanta, te sigue encantando.

—Sí, estoy loca por él, loca de amor.

El sexo a los 40 es fabuloso

—Sí, se los ve a los dos muertos de amor y babosos.

—Somos un plomazo, yo lo reconozco. En alguna cena de amigos nos recriminan que estamos así, como pegajosos.

—¿El sexo a los 40 cómo es?

—Es fabuloso (risas). ¿Qué te va a decir una cuarentona?

—¿Mejora?

—Sí, No sé si tendrá que ver con la práctica, supongo. Con Martín tengo mi curso intensivo, es muy intenso (risas).

—¿Es con una periodicidad importante?

—Es demandante. Yo también, por eso me sonrío.

En uno de los tantos
En uno de los tantos viajes que realizan solos sin sus hijos

—Están de moda las parejas abiertas.

—No (risas). Somos muy mayores para eso. No, de ninguna manera, no. Él te lo negaría con el mismo énfasis que yo.

—¿Cambió el look con el perfil laboral? A la mañana estás con polera y en Intrusos, con el catsuit que tenés debajo de este sweater.

—Yo me visto así, con este catsuit que vos ves a las 9 de la mañana, voy a la radio y me clavo la polera. Primero, para tapar el catsuit que es ajustado. Y segundo, porque en el estudio de Lanata hay tres grados bajo cero.

—Después llegás a Intrusos y mostrás…

—Cada vez menos. Ahora, si hay un poco de escote va pantalón; si es ajustado, ya tapamos un poco el escote.

—¿Por qué?

—La etapa del destape tiene corta vida, es una necesidad que en su momento tuve: me permitió visibilidad como panelista de Infama e instalar ese personaje entre urticante, provocador, pretencioso desde el discurso. Y ya fue.

Lleva tres temporadas como penalista
Lleva tres temporadas como penalista en Intrusos junto a Jorge Rial

—Trabajás en ambos rubros, así que vamos a hablar de todo, pero empecemos por el mundo del espectáculo. ¿Maradona o Claudia?

—Qué difícil. Con Maradona a muchos argentinos se nos juegan cuestiones vinculadas con la emocionalidad y entendemos que es una figura que no resiste un análisis desde la razonabilidad. En cambio, uno empatiza con Claudia, con el laburo de haberle puesto el cuerpo a la crianza de sus hijas y de haber hecho de Dalma y Giannina las chicas que son. No creo que Claudia se haya quedado con un peso de nadie, no la creo capaz. Lo que no quita que uno tenga la admiración por Maradona como mejor jugador de la historia.

—¿Pampita o "La China" Suárez?

—Tiendo a empatizar con Pampita. En la cronología de los hechos quedó como quizás la víctima de un marido engañador, más allá del episodio de "La China" en sí. Más allá de que uno no puede ni siquiera imaginar lo que significa y cómo vivenciar la pérdida de un hijo, no tiene nombre.

—¿Wanda Nara o Nicole Neumann?

—La conozco un poco más a Wanda que a Nicole. Me divierte su excentricidad, su tilinguería, dicho con cariño. Es como un personaje colorido. Además le reconozco lo madraza que es y cómo se jugó por un amor genuino y sanador, no creo en toda esa pavada de la "Icardeada".

—¿Rial o Lanata?

—(Risas) Del Moro diría que es como que te pregunten a quién querés más, a mamá o a papá. Imposible. Son muy distintos. Tienen una cosa en común que es esto de estar de vuelta. Cuando el otro no especula, no mide, va sin filtro, porque ya construyó su carrera, ya se instaló, ya tiene un nombre, ya no se le juegan inseguridades. Lanata es muy lúdico, es muy gracioso, tiene siempre su comentario ácido bajo el poncho y además es un tipo que tiene un pensamiento lateral que nunca dice ni lo obvio ni lo previsible. Rial es un tipo que no llegó adonde llegó por casualidad, se arremanga más que nosotros, que todavía tenemos que demostrar. Tiene algo increíble: es muy difícil sorprenderlo. Todo lo que vas a contar ya lo sabe. Y sobre todo lo que vas a contar, tiene algo para agregar.

—¿De alguno de los dos te considerás amiga?

—No. Tengo más relación con Rial por una cuestión de que hace más tiempo que trabajamos juntos, pero no tenemos una relación de amistad. Sí de mucho fluir y compañerismo en el chat de Intrusos, que te digo que es una experiencia muy divertida. Pero los quiero mucho a los dos, son buenos tipos.

—¿Hablamos de actualidad?

—Dale.

A Macri le pongo un puntaje entre 6 y 7, más cerca del 6

—¿Qué puntaje le ponés a Mauricio Macri? Él se puso un 8.

—A mí, por lo pronto, me gusta el estilo político de esta gestión, esta cosa más pluralista, más democrática. Quizás lo que ellos plantean como un valor, que es el mecanismo de prueba y error, ya me resulta un poco urticante cuando se vuelve reiterativo. Ha habido algunas torpezas. Hay una economía que parece que quiere arrancar. Hay luces y sombras, me parece que el resultado del proceso electoral fue un gran espaldarazo, veremos qué pasa en octubre. Puntaje: entre el 6 y el 7, qué sé yo… Más cerca del 6.

Por su rol en Radio
Por su rol en Radio Mitre Lanata la convocó para PPT

—¿El resultado del proceso electoral lo ves como muy positivo pese a toda esta desprolijidad en la provincia de Buenos Aires?

—Creo que fue una picardía. Que es parte de lo que seguramente han hecho otros antes y harán otros después. En definitiva, a lo que era la perspectiva inicial de una Cristina victoriosa por 5, 6, 7 puntos, a una Cristina peleando voto a voto, denunciando manipulación y llegando en desventaja al escrutinio definitivo.

—A casi dos años de Macri, ¿pensás que él creyó que iba a ser más simple?

—No creo. Quizás pensó que iba a encontrar algo menos peor, quizás se encontraron con un panorama un poco más complicado de lo que podían especular por esto de que no había números del Indec, por esto de que no fue una transición civilizada ni ordenada ni republicana, ni nada por el estilo. Pero no creo que nadie pueda llegar a la Presidencia de la Nación pensando que esto es fácil.

—Me acuerdo del "segundo semestre" y por eso pienso que tal vez la perspectiva era de que con el cambio simplemente hubiera una mirada distinta.

—Sí, quizás hubo un exceso de voluntarismo. Como esta idea casi mágica de que por sólo decirlo o por sólo generar un cambio de color político y si querés, una apuesta a la institucionalidad, las cosas se daban por añadidura, como si eso generara el círculo virtuoso del derrame por sí mismo.

—¿Cuáles considerás que son los principales problemas hoy en la Argentina?

—La inseguridad, el tema vinculado con el empleo y la economía real, la inflación, que pareciera que medianamente se le ha encontrado la vuelta, pero está claro que todavía para muchos sectores el salario quedó atrasado respecto de lo que fue la escalada del año pasado. Tiene que ver con la seguridad personal y con la economía real, con el bolsillo.

—¿La pobreza que vemos hoy es responsabilidad de este gobierno o es arrastre del gobierno anterior?

—Es arrastre de décadas. Claramente creció en la última gestión y también, de acuerdo con los números que ellos dan, hubo un salto en la primera etapa, en el primer año de esta gestión, y ahora te hablan de una disminución.

—Ustedes presentaron el informe de un chico de 12 años, El Polaquito. ¿Te indigna o lo entendés como una responsabilidad de un Estado que lo dejó solo?

—Tengo una mirada piadosa sobre la realidad cuando la ponés en primera persona; en este caso El Polaquito. Hay una cadena de responsabilidades. Uno no quiere dejar afuera ni al Estado ni a la organización barrial cercana, obviamente hay una responsabilidad de la familia, pero en un contexto de pobreza, exclusión y marginación, también uno entiende que hay limitaciones que vienen dadas. Es un caso testigo de aquello de lo que nos cuesta hacernos cargo y nos resulta más fácil echarle la culpa al que vino antes, o echarle la culpa al político de turno o al periodista que lo describe.

Tiendo a no estar a favor de la baja de edad de imputabilidad. Hay que ser prudentes con estas soluciones tribuneras y fáciles

—¿Qué pensás respecto de la evaluación de una baja en la edad imputabilidad de menores?

Tiendo a no estar a favor de la baja de edad de imputabilidad per se, no siento que la experiencia comparada haya demostrado resultados positivos en ninguna parte del mundo. Cuando hay un problema que tiene que ver con la exclusión social, la criminalización no sé si termina siendo un agravante más que un atenuante. Nos debemos un régimen penal juvenil como la gente, lugares que sean aptos para tratar esta problemática, para reinsertar, reconvertir, para trabajar con la familia. En definitiva, condenás a ese chico a un sistema que ni reconvierte, ni reinserta, ni le ofrece nada bueno más que ser escuela de delito. Hay que ser prudentes con estas soluciones tribuneras y fáciles. También entiendo que del otro lado la sociedad necesita una respuesta, porque la sola edad no puede ser la respuesta que le dé el Estado a la familia que perdió a Brian Aguinaco. Es muy complejo.

—¿El objetivo de Cristina está puesto en el 2019?

—Si Cristina pierde en octubre, difícilmente pueda haber 2019. Igual, la política es un "nunca digas nunca" y el peronismo tampoco ha sabido construir, por lo menos en este corto lapso de Cristina fuera del poder, un liderazgo alternativo claro. Por otro lado es como una encerrona, porque en ese rol su piso y su techo electoral parecen bastante similares y va a tener dificultades para construir una alianza más amplia que le permita volver al poder.

—¿Cómo creés que la va a recordar la historia?

—La corrupción va a ser un signo de sus años de gestión, sin lugar a dudas.

Mirá la entrevista completa a Marina Calabró

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