"Estamos tratando de descifrar hacia dónde van los públicos", explica Diego Toni, conocedor como pocos de la industria televisiva, ante los múltiples cuestionamientos que sufre la pantalla chica.
Hijo del reconocido periodista de espectáculos Luis Pedro Toni, recibía en su infancia las visitas de Pipo Mancera y Héctor Ricardo García. Hoy, tras una larga carrera en la producción, lleva cuatro años y medio como responsable de los contenidos de El Nueve. Y si bien no vislumbra el final de la tevé, reconoce que el combate no será fácil. "Vivimos, nos informamos y miramos la tele de otra manera. La televisión no va a expirar, pero estamos frente a un desafío enorme".
—"Combate" es un buen ejemplo del cambio en la forma de vincularse con los contenidos.
—Sí, "Combate" es un fenómeno en redes. Todos estamos aprendiendo a tratar de interpretar a ese público más joven. "Combate" explota mucho en su canal de YouTube, arrastra mucha gente a través de fragmentos o videos personalizados que se hacen pura y exclusivamente para la red. Está mostrando un mundo diferente al de la tele. Estamos con ese desafío de luchar, y en cada horario hay distintas formas de ver la televisión. Vos hoy ponés un noticiero a las ocho de la noche y no lo ponés para informarte, porque llegás a tu casa informado. Si hay atentado en algún lugar del mundo a las cuatro de la tarde, te enteraste a las cuatro y tres minutos por un Twitter, por un correo o por WhatsApp. No necesariamente tenés que prender la televisión como hacían nuestros viejos hace veinte años.
—¿Eso cambia a la hora de definir el contenido de lo que va a estar en el noticiero?
—Sí, claramente. Vos te sentás frente a los noticieros y ves que hay cambios, hay coberturas que antiguamente no se hacían.
Tenemos la obligación de programar distinto porque el público ve distinto
—A los que dicen que la televisión abierta se muere, les decís que no.
—Por mi parte: no, de ninguna manera. Sí tenemos el gran desafío de interpretar al nuevo público, de ver hacia dónde van las corrientes. Tenemos la obligación de programar distinto porque el público ve distinto. Cuando éramos más chicos escuchabas la radio en tu casa; hoy todos esos espacios los cubre la televisión. Las tardes de la tele de alguna manera son similares, te acompañan. Vos estás escuchando lo que pasa en el medio de los magazines y de las notas. Hay información y prestás atención a un momento de eso. Hoy, no te sentás a mirar un programa.
—¿Cuánto te importa el rating? ¿Cuánto te quita el sueño?
—El rating me importa mucho, me quita muchísimo el sueño, lamentablemente: es algo para terapia. Pero si vos te ponés a ver de qué manera se mide hoy la televisión y los instrumentos son muy obsoletos. No voy a poner en tela de juicio si hay que medirlo con 700 hogares, si son pocos o muchos; eso se lo dejo a los que entienden. Hoy un informe de "Bendita" en un canal de YouTube tiene 6 millones de vistas, y esas vistas no están en la planilla de Ibope. Por lo cual es medio relativo. Si vos mirás la planilla, Ibope te está diciendo que los televisores están apagados, y estamos lejísimos de eso.
La construcción de nuestra televisión se formó también con latas
—Me decías que este año no fue fácil.
—Es un año muy complicado. Cuando los cambios que querés hacer se te complica hacerlos en forma inmediata y cuando los resultados no son todo lo que vos esperabas, no la pasás bien. Es muy difícil hoy crear algo en tu cabeza o trabajar con un equipo, ponerlo al aire y que los resultados no sean los que vos soñaste.
—Las latas en la Argentina y en el mundo vienen desde hace años.
—Son moneda corriente. La construcción de nuestra televisión se formó también con latas.
—¿Hoy se enojan más que antes los actores?
—No, está el debate de los actores que sí tienen poco trabajo. El foco está puesto en otro lado. Ya hoy la televisión no tiene tantas latas. Los últimos dos años era impensable que canales líderes como El Trece y Telefe programaran con algunas novelas extranjeras, pero la realidad es que le dieron muy buen rating, por lo cual lo siguieron haciendo. Pero ahora están retrayéndose porque la gente tampoco tiene el tiempo de sentarse a ver televisión todos los días, a cualquier hora.
Es prácticamente inviable desarrollar tiras en la Argentina, son muy costosas
—Ahrora la competencia no es necesariamente otro canal.
—No, al contrario. La competencia son todos los elementos que vos tenés que te distraen y te permiten ver otras cosas. Ni siquiera hablamos de Netflix. El enojo de los actores o el enojo de la falta de ficción nuestra tiene que ver con los actores, no tiene que ver con las latas. Hay poco trabajo porque es prácticamente inviable desarrollar tiras en la Argentina: son muy costosas.
—¿Cuánto sale un capítulo de una tira?
—Calculá entre 50 y 70 mil dólares. Cada capítulo, la hora de televisión.
—¿Y la lata?
—La lata desde 200, 300 dólares, hasta 4 mil dólares, 5 mil dólares.
—O sea, en cuanto a la rentabilidad…
—En cuanto a la rentabilidad es diferente. Igual hablar fríamente así es como antipático: de alguna manera todos tienen razón y todos tenemos un poco de culpa. La realidad es que todos los actores que integramos el negocio deberíamos sentarnos alrededor de la mesa y ver cómo recomponemos la industria. Cuando digo "todos los actores", digo el SAT (Sindicato Argentino de Televisión), la Asociación Argentina de Actores, la televisión abierta, el cable. Todos deberíamos buscar algún formato para poder volver a hacer la ficción que se hace.
La última ley de actores no ayudó mucho a los actores para que se reactivara su laburo
—Hablabas del SAT, ¿las presiones sindicales en la televisión son complicadas?
—Las presiones sindicales son grandes. La última ley de actores no ayudó mucho a los actores para que se reactivara su laburo. Eso hace que todo vaya retrayéndose. Una productora que se ponga a grabar ficción mínimamente necesita dos equipos técnicos para poder cubrir el horario para terminar un capítulo en el día. Si se sentaran todos los actores en la mesa y el SAT dice: "Si es para hacer ficción en vez de hacer la jornada normal de 6 o 7 horas (no me acuerdo cuántas son), hacemos una jornada de 10 y no cobramos…"; y si los actores: "En vez de trabajar tanta cantidad de horas de lunes a viernes…"; entonces se reduciría el valor del capítulo. Y si los libros, en vez de ser tan costumbristas y localistas, tuvieran una apertura más internacional, seguramente la podríamos vender en el exterior. La televisión abierta no tiene por qué tener la obligación de hacer únicamente ficción, la hacen los que la pueden hacer y está muy bien y ojalá haya muchas más. La realidad es que no todos tenemos esa posibilidad, pero no hay que echarle la culpa únicamente a la televisión. Los españoles reconvirtieron toda su ficción, hacen capítulos extraordinarios como "Gran hotel", "Velvet", series fantásticas que las vendieron al mundo, y eso es maravilloso. Ignacio Viale, sin ir más lejos, tiene una ficción, que protagoniza Juana (Viale), que está en Netflix. Esa ficción creo que no salió al aire.
—"Estocolmo".
—Lo que hay que replantear es el negocio. La solución no es ni cerrarles la puerta a las latas ni abrirles la puerta. Debemos tener las mismas oportunidades.
—"El Jardín de bronce" y "Un gallo para Esculapio" están en HBO y TNT.
—Hay muchos productos que se comparte la inversión inicial y no es exclusividad de nadie. Hay que ponerle cabeza. Somos muy rápidos para la crítica, somos muy rápidos para la queja, pero somos lentos para sentarnos y ponernos a trabajar todos.
—¿Como estás viendo la Televisión Pública?
—La veo muy bien, muy prolija. Igual tampoco la veía muy mal antes: la veía bien y la sigo viendo bien. Cumple el rol que tiene que cumplir.
—¿Cuál es?
—Educativo, cultural, cubre un montón de facetas.
—¿Tiene que hacer rating la televisión pública?
—No creo que tenga la obligación de hacer rating y tampoco coincido mucho con el rating actual y las formas en que se mide. No las critico; me parece que son obsoletas.
—¿Qué de lo que ves en otras pantallas te gustaría tener en la tuya?
—Todo lo que miro es una contradicción. La realidad es que las tardes de la tele son todas similares, con magazines cada vez más largos. La diferencia está en las noches. Si pudiera en algún momento trataría de hacer ficción; me parece que es un capítulo pendiente para En Nueve después de tantos años.
—Con su historia, ¿no?
—Exacto. Con toda la historia que ha tenido y todo lo que conlleva hacer una ficción, que nazcan actores nuevos y contar buenas historias. Eso básicamente es lo que tomo.
—¿"Intratables"?
—Es un lindo programa que agarró mucho viento de cola en el año preelectoral, por lo cual le funcionó bien, creció muchísimo Santiago (Del Moro), lo lleva muy bien. Es un programa que cuando te interesa la política y no querés ver segmentadamente política dura, podés digerir más rápido. Está bueno.
—¿Quién es el mejor conductor de la televisión?
—Beto Casella: por cariño, por afecto, porque está en la misma pantalla que yo. Desconocer lo que es Marcelo (Tinelli) para la televisión sería una barbaridad de mi parte, como desconocer los años que lleva Jorge (Rial), que es un gran conductor y un gran vendedor periodísticamente y te hace enganchar. Mariana (Fabbiani) también creció mucho. Pero, para mi gusto, Beto. Igual, mirá que viene toda una camada nueva de nuevos conductores…
—De los nuevos, ¿quiénes te gustan?
—Están todos muy parejos pero viene toda una camada nueva. Vienen Rodrigo (Lussich), Ángel (De Brito), Nico Magaldi, el Pollo (Álvaréz), cuidado con Laurita Fernández que todos la ven como una bailarina y es una mina muy preparada, tiene muchísimo futuro como conductora.
—¿Te gusta Nicolás Repetto en el noticiero de Telefe?
—Me sorprendió. Está bueno, es algo diferente, buscan una alternativa distinta a lo que se ve todos los días, por lo cual está bueno. Hay que ver después los resultados, pero está bueno.
Empezó Capusotto y hay una fracción que lo critica, pero la realidad es que no podés vivir adentro de la grieta
—¿Cómo es el vínculo del canal con la política?
—Hay de todo. No tenemos un gran vínculo con la política, pasa a través de "23PM", con Maxi Montenegro. Hay algunos programas que pueden ser más criticados o politizados. Empezó Capusotto y hay una fracción que lo critica, pero la realidad es que no podés vivir adentro de la grieta. No hay una línea política, nunca la hubo y ahora la hay menos. Probablemente antes podías decir que estaban "Duro de Domar" y Víctor Hugo (Morales), pero también había otros programas como "Bendita" que se manejaban con libertad. Los noticieros siempre tuvieron su balance. La realidad es que la televisión tampoco tiene la obligación de tener una línea política.
—Si hablamos dentro de un año, te cito acá, septiembre de 2017, y salió todo genial: ¿cómo te encuentro?
—Tenemos mucho trabajo y vamos a seguir tratando de descifrar el gusto de los públicos, probablemente con más programas que se suman a los que ya tenemos… En esta tendencia, en reabrir la tarde, en buscar programas que acompañen a la gente, en darle un poco más de entretenimiento a la noche. Seguir creciendo en esta misma dinámica que lo estamos haciendo. Lentamente, porque la caja no nos permite tampoco ir y despilfarrar la plata como nos gustaría…
—Querés un poco más.
—Y… siempre queremos un poco más. Siempre hay más espacio. Me vas a encontrar igual que ahora: preocupado pero ocupado.
Mirá la entrevista completa a Diego Toni
LEA MÁS
Julio Chávez: "La televisión está en riesgo"
Daniel Vila: "No creo que la Argentina de Cristina vuelva a existir"
Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario; Sofía Diez, peinado y maquillaje