"Siéntate, hijo mío, y escúchame. Sé que eres chico y quiero que empieces a entender", le cantaba Leo Mattioli a Nicolás, su hijo mayor, que hoy sigue los pasos de su padre en el mundo de la cumbia. El popular artista murió el 7 de agosto de 2011, a los 38 años, en un hotel de Necochea –después de un show en Mar del Plata- a causa de un parocardiorespiratorio.
"No quiero que juegues jamás con mi guitarra. Es un juego de manos que después te llega al alma. Yo la abracé más tiempo a ella de lo que abracé a tu madre. Es por eso que te pido no trates de acostumbrarte", le rogaba Leo a su primogénito –que, cuando murió el músico, tenía 18 años- en otra estrofa de la canción que termina con una tierna dedicatoria: "Serás un hombre hecho y derecho, pero para mí siempre serás mi cachorrito Nicolás".
Nicolás hoy tiene 24 años y desde que se despidió de su padre en aquella habitación del hotel –estaba de gira con el cantante- se hizo cargo de su familia -conformada por su madre Marina Rosas, y sus cinco hermanas Julieta, María Laura, Romina, Tamara y Denis Amorina– y también de la banda.
"Tenía que seguir con lo que había hecho mi viejo. No podía quedar en la nada", contó en su momento Nicolás, que el 17 de septiembre –"sí, un mes y 10 días después de la muerte de papá"- ya estaba sobre el escenario al frente de la banda del León Santafecino.
La plata, los ladrillos o las ruedas no te hacen feliz
Hoy, 13 de agosto, Leo Mattioli cumpliría 45 años y, a seis años de su muerte, la familia del músico eligió las redes sociales para recordarlo. "He seguido tus pasos desde que te has ido. Solo tu nombre encontré y es un fantasma que hoy vive conmigo. Me siento como el sol y tu, la luna esperando algún eclipse para que tapes mi amargura. Hoy me encuentro perdido lleno de heridas y tu eres mi salida", escribió Nicolás en su cuenta de Facebook.
"Nunca te fuiste. Estás en cada cosa que hago y hacemos con la familia. Estás en cada paso, en cada lágrima que se me cae en algún momento del día. Pueden pasar seis años, o el tiempo que sea, pero siempre me vas a doler en el alma. Pasan los días y más te extraño y más te amo. Nunca te fuiste, siempre entre nosotros y en nosotros. Gracias por todo lo que me diste y aún me das, porque todo lo que soy como profesional y persona en la vida, te lo debo a ti. Perdón por mis errores, pero te juro que trato de todos los días te sientas orgulloso de mí y de que todo valga la pena. Hasta nuestro reencuentro. Te amo", finaliza el posteo que le dedicó a su padre.
En la actualidad, Nicolás sale de gira por el interior del país casi todos los fines de semana con su banda y trabaja con su familia ya que su madre es quien se encarga de las contrataciones y Julieta, una de sus cinco hermanas, de la organización y logística de cada show.
El accidente que marcó un antes y después en su carrera y en su vida
A lo largo de su carrera –que comenzó a los 20 años cuando formó el Grupo Trinidad-, Leo Mattioli editó 23 discos (7 con su banda y 16 como solista), pero en el 2000, un grave accidente de tránsito dejó al cantante en estado crítico y dos de sus músicos perdieron la vida.
Claudio Mikucauskas (percusionista), Sergio Reyes (tecladista) y Darío Bevegni (acordeonista) eran parte de Trinidad, grupo que en enero de ese año, chocó mientras regresaban de una gira por el norte santafesino y murieron Reyes y Bevegni.
La pérdida de sus compañeros marcó un antes y después en su vida profesional, ya que decidió continuar con su carrera y lanzarse como solista, y también lo convirtió en adicto a la morfina "por el terrible dolor de cadera". En alguna ocasión, su hijo supo contar que el cantante "se movía en un show y se salía la cadera. Era insufrible el dolor que sentía".
No podía dejar de tomar calmantes
Meses más tarde, y tras una larga recuperación por el accidente automovilístico, Leo –que había estado al borde de la muerte-, decidió volver a los escenarios como solista el primer CD que sacó lo llamó Un homenaje al cielo, dedicado a la memoria de sus compañeros y amigos.
Toqué fondo, había decidido dejarme morir
Desde entonces, el León Santafecino tuvo varias internaciones por problemas cardíacos y en 2009 debió ser asistido en terapia intensiva por un fuerte cuadro de neumonía, que lo dejó en coma farmacológico.
El día que "tocó fondo" y su adicción a la morfina
Después de dicha internación, Leo brindó una entrevista a corazón abierto en la que habló de una recaída que lo llevó a una profunda depresión: "Estuve, mal, mal mal. Al punto de querer morirme. No de matarme, sino de morirme. Tenía un gran estado de depresión. Estaba todo el tiempo encerrado, dormía, me levantaba nada más que para trabajar".
"Estaba terriblemente deprimido por muchas cosas que me pasaron. Sufrimientos o muertes, que pocos conocen, pero que a mí me causaron mucho dolor. La plata, los ladrillos o las ruedas no te hacen feliz. Estaba muy mal. Me encerraba en mi pieza, no comía, no me bañaba ni me afeitaba. No hacía nada. Estaba solo. No había cosas que me interesaran", confesó en revista Paparazzi. "Toqué fondo, fondo mal. Había decidido dejarme morir. Estaba en tratamiento médico, pero no me podía mover", agregó sobre el fuerte dolor en su cadera (consecuencia del accidente del 2000)
Mi viejo era adicto a la morfina porque no aguantaba el dolor de cadera
"Ya nadie podía hacer nada por mí. No escuchaba a la gente. Por ahí me hablaban, pero no les daba bola. Se juntó todo, el cansancio, el estrés, la depresión, los calmantes que no podía dejar de tomar. Un día, llegué a un punto límite. Estaba solo, sucio, tirado en la cama, y de pronto vi las fotos de mis viejos y de mis hijos. Y lloré. Fue como que me reventó la llaga que tenia adentro. Entonces dije: 'Si mañana me levanto bien, cambia mi vida'. Me levante bien, gracias a Dios, y volví de la muerte, porque si me levantaba mal, hoy no estaba. Voy a empezar de nuevo. Ese día los que lloraron fueron los que estaban conmigo", dijo sobre el cambio personal que decidió realizar.
"Siéntate, hijo mío, y escúchame. Y nunca, nunca, trates de ser como yo. Te aconsejo porque te quiero", dice otra frase de la canción que Mattioli le escribió a su hijo, quien interpretó el mensaje con el correr de los años y de las giras que compartieron.
"La única adicción de mi viejo era a la morfina", detalló Nicolás sobre Leo, que dejó el alcohol en 2006 aunque antes de cada show tomaba un vaso de whisky "para calentar la garganta".
El domingo 3 de septiembre habrá un especial de Pasión de Sábado desde Parque Centenario en homenaje a Leo Mattioli en el que cantarán su hijo y otros invitados que interpretarán los mejores éxitos del León Santafecino.
LEA MÁS
Los herederos de Berni: llega a Buenos Aires una muestra de jóvenes artistas santafesinos
Las trágicas muertes de los líderes de la movida tropical