Gerardo Romano: "A Cristina, ningún político dentro del peronismo le llega ni a los tobillos"

"No tengo ninguna duda de que si yo no dijese lo que pienso, tendría mayor fluidez laboral" reflexiona . Y dispara: "El presidente ni siquiera sabe cuánto gana un jubilado de mínima, ¿qué podemos esperar?" La vida y la grieta de un actor militante

Guardar

"No tengo ninguna duda de que si yo no dijese lo que pienso, tendría mayor fluidez en lo social, en lo económico y en lo laboral", afirma Gerardo Romano (71), el actor de pública militancia kirchnerista que convocó a votar por Unión Ciudadana en los premios Martín Fierro.

Más allá de sus palabras, la "fluidez" y su presente laboral son fantásticos: El Marginal ganó el Martín Fierro de oro y se evalúa la segunda temporada, está por estrenar La Cordillera, participa de la producción de HBO El jardín de bronce, y disfruta en el teatro de Un judío común y corriente.

"Se me irá la vida junto a esta obra. Es un lugar donde puedo decir lo que pienso de cosas importantes", afirma sobre el unipersonal escrito por Charles Lewinsky que pone sobre la mesa una mirada sobre el judaísmo, los hechos que marcaron su historia y los dilemas que enfrenta la colectividad en la actualidad.

La obra retrata a Goldfarb (su personaje), un judío alemán que es invitado por un profesor de historia de una escuela secundaria a un encuentro con los alumnos que quieren "conocer en persona a un judío", luego de haber estudiado el nazismo. Esto lo lleva a reflexionar sobre los motivos por los que considera que no debe asistir.

Gerardo Romano es “Un judío común y corriente” en el Chacarerean Teatre
Gerardo Romano es “Un judío común y corriente” en el Chacarerean Teatre

—Hace pocos días cumpliste 71 años. ¿Cómo te llevás con la nueva década que empezás a recorrer?

—Cuando se da vuelta la década, es como entrar en otra zona. Es divina la vida, la disfruto y la quiero. Pero si uno está con los ojos abiertos, hay algo raro en el tobogán y es circular. No sé en qué momento de la circularidad el tobogán se invierte, pero se va inclinando. Como dice el señor Cacho Castaña, se empieza a ver el carretel.

—¿Te preocupa?

—Y, la vida es una fiesta y me preocupa que se acabe. También hay gente que se va a antes, se baja antes, y deben haber apreciado la vida tanto como uno.

—En lo laboral es un gran momento.

—Sí, es un buen momento profesional. Lo disfruto. Las cosas que mencionaste están en un nivel superlativo. Pero El marginal –tengo 41 años de carrera- es, por lejos, lo más perfecto que hice.

—¿Se sabe algo de la segunda temporada?

—Sí, en los Martín Fierro me confirmaron que la iban a hacer, que hay una secuela. Esperemos estar. No se sabe, porque creo que [Juan] Minujín no va a estar.

—¿Qué cosa nunca harías, ni aún con una propuesta que incluyera mucha plata? 

—Algo que diga lo contrario de lo que pienso.

—Pero si en una ficción tenés que interpretar a un militar de la dictadura, entiendo que lo harías….

—Lo recontra haría. Es más, le pregunté el otro día a Santiago Mitre qué guiones está manejando y me dijo: "Juicio a las Juntas". Y le respondí: "Soy Bignone o soy Videla". Hechos tan importantes, que son hitos de la sociedad, obviamente que los haría.

Interpretó al director Gerardo Antín en “El marginal”, la serie que ganó el Martín Fierro de Oro
Interpretó al director Gerardo Antín en “El marginal”, la serie que ganó el Martín Fierro de Oro

—¿Es verdad que tenés temor de la reacción de la gente en la calle por tu ideología?

—Hay una cierta agresividad y violencia, sí.

—¿Qué te pasó?

—El otro día, por ejemplo, yo estaba esperando en la puerta del banco charlando con alguien y escucho: "Bobo". Era un señor que pasaba. Lo miro y me dice: "Bobo". Si yo hubiera tenido unos años menos, me habría peleado. Una de las cosas que te dan los años es la prudencia, paciencia.

—En los Martín Fierro llamaste a votar por Unión Ciudadana. ¿Me acuerdo mal o vos en algún momento estuviste muy enojado con Cristina?

—Te acordás mal, muy enojado no estuve. Tengo aspectos que juzgo críticamente, de modo negativo, y aspectos que son muy positivos.

—Pero la trataste de "chorra, hija de puta", ¿o no?

—Eso fue una ironía en el programa A dos voces. Hace poco lo veía al ministro [Pablo] Avelluto con Nelson Castro, y no podía dejar de hablar de Cristina. Le preguntaban cualquier cosa y hablaba de Cristina. Hay una dependencia ahí. Uno habla de alguien cuando no tiene qué contar de lo que uno hace.

Con una pública militancia kirchnerista, en los últimos Martín Fierro el actor convocó a votar por Unión Ciudadana.
Con una pública militancia kirchnerista, en los últimos Martín Fierro el actor convocó a votar por Unión Ciudadana.

—¿No hay nada de lo que hizo este gobierno que puedas rescatar?

—Sí, me gustaría contestarte lo más seriamente posible. Me gustan las ciclovías, uso la bicicleta todo el tiempo. Y me gusta cómo podan los árboles, hacen la copa arriba.

—Solo eso.

—Bueno, no es poca cosa.

—Cómo podan los árboles…

—Sí, y la ciclovía.

—La ciclovía me consta que lo decís en serio porque sé que sos usuario.

—Más aún lo de las plantas, porque soy mano verde. No es chicana.

—¿Sí?

—Toda mi vida he tenido esta tremenda afición, me emociona mucho la naturaleza. Y después están las medidas que afectan más el bienestar, las medidas económicas, donde no hay una redistribución. A los sojeros les sacamos las retenciones y tienen más plata. Hay una distribución acentuada, intensificada, no una redistribución. Hay gente que se está muriendo de hambre en La Matanza, "vamos a redistribuir", "les subimos las tarifas, los matamos, que se jodan". Pero es la misma plata. Pensé que habíamos aprendido la lección respecto de la inflación, del compromiso moral y ético de no echarle nafta al fuego. Pero, lamentablemente, es lo que pasa también con los genocidios y con las grandes tragedias de la humanidad: los pueblos no construyen memoria. Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Si no, no habría gente que dice que la dictadura está bien o, como dice Brandoni, que con la dictadura no había grieta en la sociedad, así dijo.

—¿Luis Brandoni?

—Si, pero ahí ya pienso que está la genuflexión, la conveniencia de algunos sectores, van cambiando, uno se va volviendo viejo, tiene que vivir, en fin.

Cristina es por lejos la que más mide y no hay nadie dentro del peronismo que pueda llegarle ni al tobillo

—Veo que no te cae muy bien.

—No, no me cae bien. Lo conozco hace mucho. Buen actor.

—¿Tiene que ver con lo ideológico, con tu base peronista y su base radical? ¿O con alguna otra cuestión?

—No, lo ideológico no… Cuestiones del ego, de cómo uno se maneja.

—Volviendo a la actualidad y los problemas que mencionás, ¿qué creés que pasó?

—El diseño neoliberal es así, el gasto social disminuye porque es el ajuste, las cuentas, las planillas Excel. Y si hay que sacar los medicamentos, se sacan. Y si hay que sacar las pensiones para discapacitados, se sacan. Y si nos quitan la movilidad jubilatoria, nos quitan la movilidad jubilatoria.

—¿Fue tan distinto durante el kirchnerismo? ¿Estaban genial los jubilados?

—Sí. Había una moratoria previsional que hacía que cualquier persona, por el hecho de ser argentino, pudiera acceder a una jubilación mínima digna, más allá de que durante su vida no hubiera tenido la suerte de haber podido trabajar o de trabajar formalmente y aportar para generar una jubilación. A un tipo que ha llegado al fin de su vida y no ha podido ni laburar, encima cagarlo de hambre de viejo y que se muera como una rata en una alcantarilla no me parece lo más adecuado, ni lo más humano, ni lo más cristiano.

—¿Lo que ganaban los jubilados no era paupérrimo?

—No, todo el mundo se podía jubilar, por eso te hablo de la moratoria previsional. Cosa que ahora no ocurre. Y sí, era paupérrimo y Cristina misma, cuando se planteaba lo del 82%, lo descartó, decía que se desfinanciaba el Estado. Ahí habrá conjugado la responsabilidad de administrar un país con las necesidades de un sector como son los jubilados. Pero quitarles los remedios a los jubilados es cruel.

—El gobierno responde que eso no es así.

—En realidad responde a todo que no es así.

—¿Y la reparación histórica?

—La reparación histórica es para cagarse de la risa.

—¿Por qué?

—Porque sí, porque los montos son absurdos. El Presidente ni sabe cuánto gana un jubilado de mínima, así que ¿qué podemos esperar?

—O sea, considerás que hoy los jubilados están peor de lo que estaban con el kirchnerismo.

—Sí, sin duda. Por los remedios, por la movilidad y por la revocación de la moratoria previsional.

—La última vez que nosotros charlamos estabas incómodo y fuiste muy crítico en cuanto a la corrupción kirchnerista, ¿te sigue enojando?

—Mucho más que si fuera un gobierno neoliberal. Que un gobierno nacional y popular tenga bolsones de corrupción es mucho más dañino y empasta lo que había logrado, que era recomponer el tejido social, político, y sobre todo de los jóvenes.

—¿Te sentiste traicionado? ¿Hubo una cuota de dolor?

—No, no sé si de dolor, me gustaría menos fatuidad, menos soberbia, mayor comunicación. Pero también hay que estar en ese lugar y ser el ariete que se enfrenta con el establishment, con las corporaciones, y que las corporaciones sean holdings mediáticos y te tiren.

—¿Cristina candidata no es funcional al gobierno?

—Yo no estoy tan seguro. Pienso que Cristina es por lejos la que más mide y no hay nadie dentro del peronismo que pueda llegarle ni al tobillo.

—¿Cómo juegan para vos esas dudas en cuanto a la corrupción, y tu apoyo?

—Nunca he dejado de apoyar sus políticas en ningún momento, no me arrepiento.

Me gustan mucho Axel Kicillof y Mariano Recalde

—¿No te genera contradicción la sospecha de que fue partícipe de la corrupción?

—Sí, lo importante es lo que pase judicialmente, dentro de la precariedad del sistema judicial argentino, que es muy particular. Hay vasos comunicantes entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial a través del Consejo de la Magistratura, en donde resultaría que un juez que debería ser independiente y me juzga a mí, puede estar juzgándome teniendo en cuenta una orden del Poder Ejecutivo. Hay causas que son inventadas, que son absolutamente absurdas, como el dólar futuro o como el memorándum o como lo relacionado con [Alberto] Nisman.

—¿A quién vas a votar?

—Filmus creo que es el candidato. No tengo ni la menor duda, nunca dudé, ni me fui ni volví.

—¿Y la querés a Cristina candidata a presidente en el 2019 o te gustaría que surja otra figura fuerte dentro del peronismo?

—Y siempre que surge una figura fuerte está bueno para el campo ideológico que uno ara. A mí me gusta mucho Axel Kicillof. Me gusta mucho Mariano Recalde. Me gusta cómo piensan y cómo viven, la actitud que tienen en su vida.

Si no dijese lo que pienso, tendría mayor fluidez en lo social, en lo económico y en lo laboral

—¿Hoy a [Julio] De Vido le creés?

—Le creo a cualquier persona hasta que se demuestre lo contrario. Eso es una cosa básica ciudadana. Soy abogado.

—¿Nos vamos a amigar los argentinos?

—Pareciera que no en el corto plazo.

—¿El gobierno está colaborando con esa polarización?

—Todo el tiempo se sostiene. Ya te digo, Avelluto hablaba de Cristina, no le contestaba a Castro de la directora de Ciclovías, no, no, "porque Cristina…", y se va.

—Te enojaste mucho con todo lo que pasó en el cine con [Alejandro] Cacetta y demás, pero también has dicho que en muchos casos no se manejaban bien los subsidios del INCAA. Eras consciente de que pasaban cosas, lo charlamos nosotros en alguna oportunidad.

—Sí, pero no en el kirchnerismo. Me refería en el menemismo. En el que yo mismo participé de películas que estaban producidas por "Juan Palotes". ¿Y quién es? Nadie, consiguió un palo verde o dos palos verdes para hacer una película. Es como que te regalen plata.

—¿Y eso durante el kirchnerismo no pasaba?

—Sí claro, bueno, el caso de Andrea del Boca es paradigmático.

—¿Te enojan los actores que han aprovechado su ideología política?

—Sí, yo no trabajé durante el kirchnerismo. Mezclar las ideas políticas y la militancia política o el compromiso con negocios no va, porque entonces yo iba y militaba, o hacía que me comprometía para conseguir un crédito graciable.

—¿Decir estas cosas hoy te trae problemas en lo laboral?

—Me trae problemas en todo sentido. Entre un señor que me dice "bobo", o el señor que me quiere golpear en un restaurante, o una señora que me putea por la calle. Y bueno, de la misma manera están las redes sociales y están los holdings mediáticos. No tengo ninguna duda de que si yo no dijese lo que pienso o no dijese cosas que la mayoría no se atreve a decir, tendría mayor fluidez en lo social, en lo económico, en lo laboral. Sí, sin ninguna duda.

LA ENTREVISTA COMPLETA:

LEA MÁS:

Guardar