El 14 de agosto del 2015 María Fernanda Callejón cumplió el deseo más grande de su vida: se convirtió en mamá de Giovanna. A principios de diciembre, Luciana Salazar vivirá un momento similar con la llegada de su hija Matilda, gracias a la subrogación de vientre. Ambas bebas son fruto del amor y de años de lucha.
En diálogo con Teleshow, Callejón habló sobre el largo camino que recorrió hasta convertirse en madre y pidió no asociar la trombofilia (el trastorno en la sangre que tanto ella como Luli padecen) con la subrogación. Además, le brindó un mensaje de esperanza a todas las mujeres que buscan formar una familia.
La importancia de hablar de trombofilia
Antes que nada, la actriz quiso dejar en claro que el hecho de que una mujer padezca trombofilia no significa que no pueda llevar adelante su embarazo, siempre y cuando siga las instrucciones médicas: "Como mamá y mujer que tiene este trastorno puedo decir, si tengo a Giovanna es gracias al tratamiento de heparina y a los doctores".
"Hay que tener cuidado y no linkear subrogación de vientre con trombofilia. Si decimos esto, imagínate los papás que están esperanzados, le quitas la fe a esa mamá que tiene un seguimiento médico y que puede cumplir su sueño", explicó.
Con un gran estudio médico podemos cumplir el sueño de ser mamás
Es por eso que junto con la organización Trombofilia y Embarazo, que agrupa a más de 4.500 personas, hoy regresarán al Congreso a presentar nuevamente la ley para que todas las mujeres con este trastorno tengan las mismas posibilidades de acceso a los tratamientos para convertirse en mamás, ya que no todas las prepagas cubren los medicamentos.
Cualquier camino es válido para ser mamá
Callejón respeta la decisión de Luciana y de todas las aquellas personas que luchan por tener un hijo: "No me corresponde hablar de la maternidad de alguien. Yo soy pro vida y todo lo que esté al alcance de una mujer es válido".
Yo soy pro vida y todo lo que esté al alcance de una mujer para ser madre, es válido
Durante su embarazo tuvo que inyectarse todos los días heparina: "Necesitamos difundir, pero si hay una mujer que no se quiere someter a ese tratamiento, es comprensible. Le deseo lo mejor a Luciana, luché mucho por ser mamá y solo alguien que estuvo en ese lugar sabe qué pasa por su cuerpo".
La mamá de Giovanna recalcó en todo momento que cada una es dueña de hacer lo que quiere con su cuerpo: "Tal vez algunas mujeres no están preparadas para enfrentar un pinchazo todos los días, hay miedo. La lucha por la maternidad no se pone en tela de juicio y cada uno busca la vía para cumplir el gran deseo como quiere, siempre y cuando exista la contención familiar, médica".
Fernanda luchó "media vida", como ella misma dice, por convertirse en mamá y el tener que someterse a inyecciones diarias no le generó temor, sino esperanza: "Es el mensaje que le quiero transmitir a las mujeres. El primer pinchazo lo esperé, me lo dio Ricky (Diotto, su pareja) porque me daba impresión, después aprendí a dármelo yo, lo hacía con mucha energía. Cada uno hace su camino y considero valientes a todas las mujeres que pudimos hacerlo y sobre todo a los ocho meses, con la panza llena de moretones".
Un largo camino, pero con una meta clara
Fernanda perdió tres embarazos: uno a los 18 años, otro mientras estaba con Guillermo Cóppola y el último en el 2011, ya en pareja con Ricky. "La segunda vez, mi hermana, que ya había sido mamá, me abrazó y me dijo que si tenía algún problema, ella me daba su vientre. Fue un pacto de amor que no me voy a olvidar en la vida", recordó.
La segunda vez que perdí un embarazo, mi hermana, que ya había sido mamá, me abrazó y me dijo que si tenía algún problema, ella me daba su vientre
"Mi última perdida (de un embarazo) fue a los 46. Ahí congele mis óvulos, agradezco haber tenido la posibilidad económica para llevarlo a cabo. Ya había perdido tres embarazos, ahí recién me enteré que tenía trombofilia", recordó y ahí entra en juego otro punto importante de la ley que será tratada en el Congreso, ya que los estudios para detectar el trastorno por el que se interrumpen las gestaciones no se realizan hasta una vez que se perdieron al menos dos embarazos: "Saberlo es una forma de poder seguir avanzando, son hijos que se engendran y no nacen. Quien no lo pasó no entiende lo que genera emocionalmente, es atentar contra la posibilidad de ser madre".
En ese momento Claudia Villafañe le recomendó que fuera a lo del doctor Juan Carlos Mannara, para encarar el tratamiento que en el 2015 la convertiría en mamá de Giovanna. En el medio, muchas veces pensó en bajar los brazos, pero la meta, siempre le dio esperanza.
¿Qué la hacía seguir adelante? "El deseo genuino de ser mamá, no por mandato social, sino por convicción. Fue un camino largo y mi mamá me iluminó. Ella siempre fue un gran referente, cuando era chica yo decía que de grande quería 'ser mamá'. Fue el gran motor, hubo bisagras, piedras, obstáculos, estuve a punto de bajar los brazos, pero pensar en eso me hacía levantar".
Un mensaje de esperanza
Aliento a las mujeres: se puede. Soy la mujer más feliz del mundo y cumplí mi deseo, tengo mi milagro, nunca hay que bajar los brazos
"Soy feliz y estoy orgullosa de ser la mujer que soy. Sin ninguna duda esto me construyó como persona y como mamá", dijo Fernanda que siente que tiene el compromiso de contar su historia para agradecer que pudo lograr su sueño y cerró: "Ser mamá es una cosa inexplicable. Por eso aliento a las mujeres: se puede. Soy la mujer más feliz del mundo y cumplí mi deseo, tengo mi milagro, nunca hay que bajar los brazos".
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