Su vida cambió cuando se consagró ganador de High School Musical. Si bien muchos este tipo de programas generan muchos prejuicios, Fernando Dente (27) comenzó a partir de este reality una carrera que le fue dando muchos reconocimientos.
Este joven actor hizo numerosos personajes en televisión, teatro y cine. El primer semestre de este 2017 se lo tomó para estudiar en Nueva York y seguir formándose, en uno de los mejores conservatorios de los Estados Unidos . Allí destaca el rol de la profesora Liz Kaplan (profesora de Kevin Spacey y Emma Watson) con la que continúa tomando clases a través de Skype.
Recién llegado a la Argentina, se encuentra ensayando para la obra Peter Pan, que reestrenará el próximo 7 de julio en la calle Corrientes y que lo llevará en el mes de agosto de gira por Rosario, Córdoba y Mendoza. Así de intensa es la vida de un artista que luchó por sus sueños y sigue esforzándose como el primer día.
–¿Cómo fue volver a Buenos Aires después de seis meses en Nueva York?
-Llegué y el mismo día que aterricé, me sumé a ensayar. Tengo mucha ansiedad por hacer la obra de nuevo, por lo que significa hacer cada función de Peter Pan y vivir esa experiencia.
-¿Cada función que hacés sentís que es única?
-Es una obra que cuenta una historia muy mágica, muy conmovedora y poderosa, y lo que sucede con la platea cada día es como una nueva aventura. Es un poco como los predicadores que dan su creencia, Peter Pan es como ir a predicar, esto de creer que se puede volar, de que si pensás cosas lindas, y en verdad creés en eso, tus pies se separan del piso y empezás a volar.
-¿Que atributos tenés del personaje de Peter Pan?
-Tengo muchas cosas. El primer lugar desde el que conecté con el significado de la historia tiene que ver con lo poderoso que puede ser creer en algo. Si creés en vos mismo, en tu deseo, en lo que sea, realmente pueden suceder cosas muy poderosas que pueden sorprender para bien.
-Obviamente acompañado de preparación, porque vos te formaste mucho para estar donde estás…
-Siempre me interesó mucho formarme. Me apasionan las expresiones artísticas, sobre todo porque son milenarias. Es un arte que evoluciona, por supuesto, tiene muy presente sus comienzos desde el teatro griego, pasando por Shakespeare, y hay cosas que se modificaron y evolucionaron pero la base sigue siendo la misma. Por eso hay tanto para saber, tanto para entrenar y tantos lugares para ir. Cuando estás enamorado de tu vocación y de tu profesión, me parece que es lo mismo que una pareja, querés estar a la altura, que pasen cosas lindas y que todo sea lo mejor que puede ser.
-Hiciste televisión, teatro, estuviste en el Bailando y querés seguir formándote… ¿A qué se debe tanto compromiso por la profesión?
-Es un poco como lo percibo, tiene que ver con mis comienzos, con los maestros y directores que tuve acá. Para mí, formarse es una manera de vivir. No es que me quedan dos cursos más y ya estoy. Trato de escucharme y ser honesto con mis necesidades del momento y también con mis posibilidades, no siempre podés frenar seis meses enteros de un año, irte a otro país y no trabajar acá, no estar. Hace dos años que vengo buscando la manera de hacer esto, los planetas se alinearon y me aceptaron en el conservatorio. Peter Pan volvía en julio, y tomé la decisión de irme de enero a junio. Todavía me queda mucho para aprender, pero sobre todo cuanto más entrenado estás, lógicamente mejor sos pero también mejor la pasás. Es hasta más placentero para uno.
– ¿Qué descubriste de tu personalidad en estos seis meses lejos de tu casa?
-Aprendí que disfruto de mi trabajo, que extrañaba mi oficio y estar ensayando, preparando un espectáculo. Tuve mucho tiempo de pensar y de generar ideas que les daré o no su curso en algún momento. Y sobre todo de comprobar que todo el camino que recorrí acá no sólo trabajando sino estudiando siempre fueron buenas elecciones. Fui muy afortunado de dar con directores, productores, profesores y maestros que me enseñaron a enamorarme y a cuidar esta profesión.
-Me imagino maestros muy prestigiosos ahí…
-Sí. Allá y acá también. Creo que tengo buen ojo para los maestros. Una cosa maravillosa que me pasó es que la maestra de canto que me aceptó, Liz Kaplan, es la número uno. Ella fue la coach de Kevin Spacey para conducir los Oscars, de todos los ganadores de los Tony de Broadway, o Emma Watson para La Bella y la Bestia. Vive viajando por todo Estados Unidos, da clases en Londres, es la mejor y no tiene ni un lugar. Tuve una clase de prueba y todas las semanas me hizo un hueco en su agenda. Me va a seguir dando clases por Skype hasta que vuelva en algún momento a Nueva York a verla. Esas cosas también son incentivos.
-¿Notás una diferencia en la actuación ahora que estás "más entrenado"?
-Sí. Porque es como un músculo que entrenás mucho tiempo, después las cosas se hacen más fáciles sin tanto esfuerzo, quizás de una manera distinta porque te enseñaron o te mostraron otras cosas para poder hacerlo. Es como un instrumento que está más afinado.
-¿Qué dirías que es lo más difícil que tiene esta profesión?
–Lo más difícil es no perder la honestidad con uno mismo. Realmente decir por ahí en este proyecto me pagan mucha plata pero… ¿Es realmente lo que quiero hacer? Y no es gratis. Uno tomando decisiones en su carrera se involucra con actores que quizás no te gustan tanto como actúan y en eso hay algo que se te pega. Proyectos que tanto no te representan y no cruzás libre por ciertos puentes, como que llevás cosas que a veces no podés elegir. Yo digo: no tengo que mantener a nadie, solo me tengo que mantener a mí, por ahora gracias a Dios puedo elegir pero así y todo creo que es importante frenar y volver a boxes. A veces en la profesión, te quieren poner miedo diciendo te vas seis meses, te vas a perder. No. Y si lo pierdo habrá sido porque era muy débil. Entonces la próxima lo construiré más fuerte, no me gusta sentir que dependo del trabajo de actor porque sino me dedicaría a otra cosa.
-¿Qué consejo le darías a un chico que quiere ser actor?
-Que busque a los mejores maestros, eso es lo mejor que puede hacer. Allá en el conservatorio decían que lo único que depende de vos es llegar a horario y estar preparado. Le sumaría elegir un buen maestro o rezar que te toque un buen maestro porque son los que te enseñan no solo a actuar sino cómo moverte, cómo ser profesional, cómo opinar sobre los trabajos. Es muy importante porque como así hay muy buenos, hay muy malos; hay que estar atento a estar rodeado de gente que sientan que les hace bien y que los corre de un lugar competitivo o exitista. Después cada uno le va a poner su cuota de competitividad y de exitismo, lo importante es que en el lugar donde uno estudia solo te enseñen, sin que te contaminen.
-¿El mundo de la actuación es un mundo contaminado?
-Como todo el mundo. Hay celos, rivalidades, intereses, lucha de poder, lo que le pasa a cualquier ser humano en cualquier ámbito. Lo raro en la actuación es que se trata de mantener que alguna parte tiene que ser sagrada, para que el hecho creativo ocurra sin ninguna contaminación.
–¿Cómo percibís a tu generación en tu profesión?
-Creo que mi generación está descubriendo cómo evadirle a la dependencia de la televisión. La televisión está cambiando, no sabemos cuántos años más va a haber ficciones porque hoy hay muchísimas plataformas nuevas desde Netflix a internet y se van a seguir creando. Mi generación lo que está encontrando es cierta independencia y autonomía de no depender de un llamado para tener un contrato, como esta cosa de crear espectáculos nuevos. Creo que cuanto más miedo le perdamos a no tener "trabajo", más libres vamos a ser, más creativos nos vamos a poner y mejores cosas van a pasar. Lo demás va a ser la consecuencia.