En la noche del domingo 11, el escándalo le estalló en las manos a Yanina Latorre (48). Y en todo sentido: quedó en shock -"ahogada", dice- al ver en su celular un mensaje de Ángel De Brito (40). Cuando pudo (un segundo después o diez; comprobó que el tiempo es relativo) le pasó el teléfono a su marido, Diego Latorre (47), para que él también supiera que una tormenta iba a azotar sus vidas. Desde una cuenta de Twitter habían subido chats y videos sobre una supuesta infidelidad del comentarista deportivo.
Y en ese momento, en su torbellino de pensamientos y emociones, aún sin aliento por lo visto en su celular, Yanina supo qué debía hacer: cerrar filas, proteger a sus hijos. Porque los dos, Lola y Dieguito, estaban a su lado cuando recibió el mensaje de Ángel. Y como toda madre, su dolor podía esperar: primero estaban sus hijos.
Diego me dijo toda la verdad en el momento y yo me quedé ahogada por eso: porque me dijo toda la verdad…
Recién cuando los chicos fueron a sus cuartos, Yanina y Diego pudieron hablar a solas: "Me dijo toda la verdad en el momento". Y ella, ¿cómo reaccionó? "Me quedé ahogada por eso, porque me dijo toda la verdad…". Necesitaba irse. Más que un escape, debía ganar tiempo. Pero antes de tomar las llaves del auto le dejó algo en claro a su marido: "Tratemos de (hacer como) que acá no pasó nada, por los chicos". Y además tomó otra decisión: "Entendí que lo iba a salir a bancar (en los medios) desde un lugar de padre".
De Brito la recibió en su casa cerca de la medianoche. Con él, lloró; así como frente a su marido se había ahogado, delante de su amigo se liberó. La confusión era (es) tremenda: qué pasó, por qué, cuándo, cómo, qué… ¡qué hacer, qué decir, cómo seguir! Yanina se quedó Ángel hasta las cuatro de la mañana (por si bien el tiempo es relativo, transcurre). Volvió en un auto que manejó casi en piloto automático. Los ojos hinchados, el corazón golpeando contra el pecho. Y se acostó en su cama "como si fuera un zombie". En un par de horas arrancaría un lunes más, porque así se lo había propuesto: que para Lola y Dieguito, ese lunes sea como cualquier otro lunes. Lo mismo el martes, el miércoles, el jueves…
Por eso la dinámica del hogar de los Latorre no se modificó. El ex futbolista no armó las valijas, ni mucho menos. "En mi casa se come, se dialoga y se habla normalmente", dice Yanina. Sin embargo, no tiene "mucho dialogo" con Diego: "Estoy enojada". Pero, ¿hay una convivencia tranquila con su esposo? "Sí. Se puede. Aunque hay momentos que me agarra odio: me agarran brotes terribles…". Suele sufrirlos a la mañana, cuando sus hijos adolescentes se van al colegio. Y ella se queda sola en esa casa que durante 23 años fue un hogar feliz.
En mi casa se come, se dialoga y se habla normalmente
"Hago todo: me llegaron muebles nuevos que tenía encargados y los disfruté, pagué las expensas", les contó este sábado 17 Yanina a Marcelo Polino y Amalia Granata, compañeros suyos en Polino auténtico, en Radio Mitre. "Prefiero seguir así sobre todo por la tranquilidad de mi hijos. Ellos no merecen pasar por algo que no hicieron, ni manejan…". La semana que viene Lola se irá a Europa durante cinco semanas por un plan de estudios. Quizás entonces su mamá baje la guardia. "Y me pueda poner a pensar…". Porque allí está la clave: "Lo que no puedo resolver es el dolor de mis hijos y la vergüenza que sienten".
Ahora bien, ¿cómo se sigue? Con el perdón. "Pero a mí me cuesta mucho perdonar… Por eso quiere ver cómo salgo de esta -admite Yanina-. Me doy cuenta de que puedo llegar a estar en el camino del perdón porque veo que (a Diego) no lo maté, que el fin de semana estamos en el country, como siempre, que no me incomoda verlo, que puedo cenar con él. Por ahora, en mi casa está todo tranquilo". Y Diego, la persona que está a su lado desde hace 23 años "muy, muy buenos", ¿qué le dice? "Está devastado, está mucho peor que yo".
Existe otro frente de conflicto: la repercusión mediática. Para protegerse, Yanina no encendió la televisión "en toda la semana". Se sorprendió con los mensajes de apoyo que le mandaron distintos famosos que "se portaron muy bien", como Magdalena Ruíz Guiñazú y Moria Casán ("Me mandó un audio que me hizo llorar…"). Y hubo más, muchos más. "No los esperaba", reconoció.
No sirvo para tomar un Rivotril y quedarme tirada en la cama
Pero también habló de quienes "disfrutan" con su presente tan difícil, como una de sus compañeras en Los ángeles de la mañana, Nancy Pazos: "Se hace la buenita pero es muy cruel", acusó Yanina. Y además mencionó a las personas anónimas que se manifiestan en las redes sociales, "la gente común que está en la casa, resentida", y que la criticaron porque, una tarde de esta semana, se juntó a tomar algo con amigas: "No estás tan mal…", le escribieron. "¡Quieren que esté con estacas en el cuerpo! -retrucó Yanina-. Soy una mujer fuerte y voy a seguir viviendo. Esta noche voy a bailar, aunque después vuelva a mi casa y esté destruida. Es que no sirvo para tomar un Rivotril y quedarme tirada en la cama".
La panelista dijo "entender" el amplio tratamiento que los medios le otorgan a su caso. "Hay que llenar horas y horas de televisión porque esto da rating, y lo entiendo: es lógico que sigan hablando". Sucederá "hasta que el tema se agote". Y pese a que "se inventa mucho y se tergiversa todo", avisó: "Yo no estoy enojada con nadie, salvo con mi marido".
En este país, tener un polvo con un gato es más grave que chorear
La mirada de los demás "no le pesa", pero algunos comentarios la afectaron. "Escuché cosas hermosas -ironiza-, como que tuve un amante que murió de cáncer, o que estuve separada no sé cuántas veces. También dijeron que las mujeres deberían preguntarse qué hicieron como para que los hombres busquen algo afuera. Pero yo tengo la conciencia tranquila. ¡Aunque ahora él y yo seamos dos piratas del asfalto!".
"La gente piensa que equivocarse es abrirse de gambas, cuando hay errores mucho peores". Porque "en este país, tener un polvo con un gato es más grave que chorear". ¡Y algo más! "Hay hombres que piensan con el pito y son más piolas para hacer las cosas", reflexiona, en una frase que lleva su sello.
Y entonces el relato de Yanina en el programa de Mitre, mucho más cercano a un diálogo con amigos que a una entrevista con Marcelo Polino, concluye con una advertencia; o más bien, una tregua: "Hoy doy por cerrado el tema. ¡Caso cerrado! He dicho".
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