Pasaron 15 años desde que Marcela Tinayre no tenía su propio programa de televisión. El último había sido en 2002, en Canal 13, que se llamaba Las Cortesanas. Al poco tiempo nació su hijo Rocco y decidió guardar por un tiempo a la conductora para dedicarse a la maternidad y al estudio. Sin embargo pasó más tiempo del que imaginaba para volver.
Su nuevo ciclo se emite de lunes a viernes de 14 a 16:30 por Kzo (Canal 30 y 305 de Cablevisión). Allí la acompañan Evelyn Scheidl, Marcela Gotlib y Adriana Costantini. "Cuando me propusieron regresar a la televisión dije: 'Vuelvo pero rodeada de amigas', y aceptaron todo. Había visto y escrito una idea de programa y después vi. un programa en Europa que me parecía simpático y dije: 'esto es lo que quiero', así que elegí bien a mis amigas y ¡aquí estamos! con Las Rubias + Uno. El más uno es el o la invitada", dice Tinayre en la entrevista con Teleshow.
"Tuve propuestas de trabajo para radio y televisión e inclusive para hacer cine, pero como soy 'mamá grande', primero tuve una etapa de acompañar a mi hijo en su crecimiento. Era una etapa nueva en mi vida, en el sentido de que era volver a empezar, y me encantaba estar con él. Después me puse a estudiar (se recibió de Counseling, consultoría psicológica aplicada a la persona) y luego tuve una época que no me enamoraba de ningún proyecto. Ninguno me conmovía y pensaba que si volvía me podía arriesgar. Después paniquee mucho con las redes sociales. Dicen cosas horribles, espantosas y ni mi espíritu ni mi alma estaban para recibir todas esas cosas. Hice terapia, terminé de estudiar y me pregunté: '¿por qué no ahora?', y justo se dio todo, fue como que el camino se te va abriendo, como encontrar un gran amor en la vida, y dije: 'ahora estoy lista, cuidada y con mis amigas, haciendo un programa que quiero, muy libre y sin estructuras'. Eso es lo que me embaló para empezar de nuevo".
Marcela Tinayre nació famosa. Era la beba de Mirtha Legrand, una querida actriz de cine, y de Daniel Tinayre, un prestigioso director. Durante toda su vida convivió con las mieles del éxito familiar, pero también de los prejuicios por ser "la hija de". Y, después de tantos años recorridos, parecía que las miradas ajenas ya no la perturbarían, sin embargo esto no es así. La conductora reconoce que sufrió mucho por el comportamiento de la gente en las redes sociales.
"Yo no estaba preparada, soy muy Pepita la pistolera, de contestar. Entonces tenía que ponerme un freno con cosas que decían en las redes. de mis hijos y de mi madre. Eso me costó mucho y fue una evolución de mi parte, el tener que aceptar todo eso, que existe. Cuando estás en este medio la mitad te quiere y la otra te detesta. Además hay una cosa muy enferma del ser humano que transmite a través de las redes, de decir cosas abominables de las personas y no tener respeto por nada. Me enganché y dije: 'Voy a hacer como decía una amiga mía, no leo, no escucho y no me engancho con lo malo, sigo mi camino'. Por algo me llaman, me contratan, me pagan y estoy en el medio".
A diferencia de la gran mayoría de las personas, Marcela y su familia viven una especie de reality permanente en donde sus vidas parecen expuestas las 24 horas. Su madre es una de las divas de la Argentina, su hija –Juana Viale (35)- es una actriz que genera mucha atracción en los medios y en el público en general y su hijo –el productor Nacho Viale (36)- es uno de los solteros más codiciados de nuestro país. "¡Somos una familia expuesta!, una familia ultra conocida donde a veces se inventan muchas cosas y lo que se inventa es más divertido que nuestra vida real. Si salís a comer con alguien ya te inventan una historia de amor, siempre te inventan algo o a veces son verdades. Lo que quiero decir con esto es que somos una familia realmente expuesta y bueno eso sale a la luz y hay que bancárselo, ¡y me lo banco!", dice sin titubear y sin reprocharlo.
"Ahora cualquiera es periodista con el teléfono, viajás por el mundo y siempre hay un argentino y te saca una foto. Es así la vida, ya me acostumbré soy muy libre y eduqué a mis hijos en forma muy libre. Si salimos, salimos y no nos estamos ocultando. Bien o mal se habla sobre vos". Eso sí, dice que cuando ve una noticia en la que están involucrados sus hijos, no los llama. "Con ellos ya no me meto más, son adultos. Ellos tienen twitter y lo pueden desmentir por ahí. Yo no tengo (Twitter), cosa que debería. Cuando hablan de mí, a veces llamo. Y el otro se sorprende cuando le digo: '¿Por qué no lo chequeás?, ¿por qué no hablás conmigo, si tenés mi teléfono?'. Otras veces la dejo pasar, mis amigos me dicen eso, que lo deje pasar. Soy de dejar pasar poco. Últimamente las cosas que se dicen son buenas, agradables".
Su madre, su hija y ella eligieron trabajar en el ambiente artístico. Las tres recorren distintos caminos, pero todas están iluminadas por las grandes luces del medio. Por eso las comparaciones aparecen permanentemente. Es cierto que son odiosas, pero existen. Y ella no las esquiva, las afronta.
"No soy mejor que Mirtha o Juana, pero tampoco soy peor. De Mirtha valoro su enorme experiencia. Lo que sí hago a veces, cuando veo sus programas, es pensar que hubiera dejado terminar una frase (a un invitado), para retrucarle con otra cosa. No sé si eso hubiera sido mejor porque no sé si lo mío hubiese sido lo acertado. Con Mirtha no sé qué decirte, soy una madre mucho más presente, porque ella trabajó desde muy chica, pero yo no tengo ningún mambo con eso. Al contrario, nos dio bienestar, adultez, individualidad, nos enseñó en la vida que hay que tirar siempre para adelante. Porque ellos (sus padres) se iban pero siempre llegaban a casa. Yo (de chica) era igual a Juana. Ahora que soy más grande trato de ser menos impulsiva y si bien somos iguales, Juana es mucho más sensible. Tiene una enorme sensibilidad que yo en ciertas cosas, se la envidio. Juana puede mirar el mar o una pirámide y le sale un poema maravilloso. Puedo ser mejor porque soy la mamá, entonces tengo más experiencia de vida pero creo que lo que ella está pasando, yo también lo pasé, así que hay que hacerse".
Y más allá de las comparaciones, Marcela se toma unos minutos para explicar el fenómeno de Mirtha Legrand, que a los 90 años está mejor que nunca, conduciendo un programa que cumplió 49 años en la televisión abierta. "Hay cosas que la gente desconoce, por ahí estamos comiendo en casa con amigos y está ella invitada y de golpe a las 11 de la noche dice: 'Me tengo que ir porque tengo que leer dos libros', eso es impagable. Tiene un sentido del trabajo y de la profesionalidad que muy poca gente la tiene, le decimos Sarmientito. Se permite pocas cosas, es decir, puede salir pero ante todo está su trabajo. Ella es estrella, se cambia para nosotros, se viste para nosotros, nos recibe como si fuese la primera vez cada vez porque le da enorme placer que estemos. Tiene luz propia, entramos a este estudio de Infobae y nadie levantó los ojos, te lo firmo que si Mirtha se sienta acá todos la miran, es una estrella".
"Siendo hija de mis padres, uno ya nace con una fama prestada y tuve que luchar para ser Marcela Tinayre y no ser 'la hija de'. Pero cuando veo que durante años Liza Minelli es la hija de Judy Garland y bueno… si pasa en los Estados Unidos pasa acá también. El título siempre es 'Marcela Tinayre, la hija de Mirtha Legrand', 'Juana, la nieta de Mirtha Legrand', o 'Nacho, el nieto de….' siempre el argentino tiende a etiquetar".
Marcela se anima a una nueva comparación, pero esta vez es entre Mirtha y Susana Giménez. ¿A quién elige ella, como espectadora? "Creo que son dos alternativas imposibles de comparar. Mirtha es una estudiosa y va a fondo en ciertas ocasiones. A veces hasta la misma Susana dice que le gustaría hacer las preguntas que hace Chiquita. Además son dos programas diferentes, el programa de Mirtha no es para reírse a carcajadas todo el tiempo, depende el día. En cambio el de Susana es un programa que desde que aparece ella, tenés una sonrisa. El de Mirtha es un refrito de todos los diarios, tiene otro contexto, en cambio el de Susana es un típico show americano, fantástico como lo hacen. Me quedo con las dos, el sábado una y el domingo la otra".
Al hablar del ciclo televisivo de su madre, Marcela lanza una fantasía que tiene desde hace tiempo. "Me gustaría conducir los almuerzos con ella, las dos, que sean dos generaciones". Aclara que los invitados no deberían ser Juana o Nacho. "Con políticos, actores, un poco esa mezcla que hace ella, eso sí me divertiría. Soy muy suspicaz, tengo mucho humor y si vos estuvieras invitado a la mesa, como periodista, y ella te hace una pregunta pero te interrumpe, yo le diría que pare, que no terminaste de dar tu opinión y que me gustaría que terminaras de decirla. Y ella me diría que también conduce. Entonces se generaría una cosa menos estereotipada en un programa, y una cosa de relación de madre e hija, pero a su vez en dos roles de conductoras".
Finalmente la conductora reflexiona sobre la situación del país y, aunque sabe que se vive una situación difícil, tiene optimismos por el futuro. "El argentino es medio impaciente. Estoy sentada en un país donde quiero y deseo que no me estén robando. Siento que se están aclarando un montón de cosas donde uno puede opinar mucho más libremente sin tener un castigo o condena de inmediato, desde el punto de vista en que te juzguen. Nos olvidamos de los 12 años terribles donde tuvimos que atravesar lo que hemos vivido, de lo que nos mintieron, donde abrías una puerta y había sillas de ruedas robadas, se les robó mucho a los pobres. Pienso que a la Argentina hay que darle una oportunidad, es como darle una oportunidad a un nuevo amor, a una nueva historia, no poner tantos palos en la ruda. Creo que hay muchas cosas por modificar, que la gente está en una situación difícil, estamos todos en una situación difícil. Ahora estoy con una actitud mucho más responsable. Antes en mi casa no apagaba la luz, ahora hay una responsabilidad diferente. Tenemos ganas de tener una nueva Argentina. En este país todo el tiempo hay elecciones y hay tantos intereses creados en eso… hay que tener un poco de paz y pensar todos que tenemos que tener un poco más de sentido de patria para salir adelante".
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