Hubo dos impactos que Paula Kohan no esperaba. Los separa un lapso de tiempo significativo: tres meses. Los iguala su naturaleza: contundentes, prepotentes, certeros.
El primero se registró minutos después de las 14 horas del último 31 de enero. Al mando de su camioneta Honda CRV, y tras salir de un estudio de grabación ubicado en el barrio de la Chacarita, la actriz se dirigía por la calle Delgado, ya en Colegiales. ¿Su velocidad de marcha? Unos 30 kilómetros por hora, muy por debajo del límite establecido para una arteria similar. Visibilidad plena, escaso tráfico.
La intersección con Virrey Loreto ya había quedado atrás cuando, una decena de metros más adelante, la estremeció un fuerte impacto. "Lo sentí en todo el auto…", relata ahora Kohan, en diálogo con Teleshow. Pero, ¿dónde había sido? Confundida, frenó de golpe. Dolorida, debió descender de la camioneta para comprender: un Volkswagen Senda estacionado sobre la mano derecha había iniciado la maniobra -sin previo aviso- para dejar el lugar sin percibir el paso de su camioneta. Y la chocó, así, sin más, de punta a punta.
Los guardabarros delantero y trasero y las dos puertas del lado del acompañante registran las marcas del siniestro.
"¡Me llevó puesta! Me chocó de punta a punta", describe Paula, todavía hoy sin entender por qué Pablo Nicolás Fernández no anticipó su salida. "Perdón, no sé qué me pasó…", le dijo ese día el joven, dueño de un coche que -en consideración de la actriz- no estaba en buenas condiciones. "Todo bien, ¿pero cómo no miraste?". El entredicho quedó ahí porque la situación estaba clara: "Él se sintió muy culpable…", asegura Kohan.
Una vecina se acercó, ofreciendo presentar su testimonio como testigo. Un señor le aconsejó mover la camioneta, que había quedado detenida en medio de la calle. Con los minutos se fueron sumando más personas, más comentarios, lo que sucede en estos casos. Los involucrados intercambiaron los datos de sus seguros, Fernández puso nuevamente a disposición sus disculpas, Kohan estaba cada vez más mareada, el dolor en el cuello ganaba en intensidad.
Poco después le realizaron una serie de estudios en el Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (IADT). El cuadro: rectificación cervical por el trauma del golpe. La prescripción médica: entre diez y quince sesiones de kinesiología y un mes de analgésicos.
Arrancó entonces otro dolor de cabeza: los trámites. Fernández había contratado una póliza en Federal Seguros, que al quebrar, fue tomada por Agrosalta Cooperativa de Seguros Ltda. ¿Cuáles eran las referencias? Según lo que pudo averiguar Paula: "Me habían avisado que era una aseguradora muy heavy, y que iban a hacer todo lo posible para pagarme la nada misma. Es una de las compañías más complicadas del país", acusa.
El conductor del Senda presentó todos los papeles necesarios, lo mismo hizo el productor de seguros de la actriz. Kohan consultó presupuesto en dos talleres: cambiar las dos puertas y los guardabarros -trasero y delantero- saldría 90 mil pesos. A la par, le pasaron otra alternativa más accesible: sólo con una reparación, sin colocar ninguna pieza nueva, ya era de 40 mil. "'Ya fue', pensé, 'hago este arreglo porque no me vana pagar nunca los 90 mil'. Pero presenté esa cotización creyendo que me darían una cifra cercana a los 40 mil".
Y entonces, el viernes 12 de mayo, a tres meses de haber llevado todos los papeles, Paula recibió el otro impacto, contundente e inesperado. ¿Cuál? La respuesta de Agrosalta: 4500 pesos. ¿Para qué? Para todo el arreglo. Sí, integral. 4500 pesos para reparar toda camioneta. "¡Es una falta de respeto!", se indigna la actriz.
"Ellos 'se atajan', entre comillas, argumentando que La Caja, que es mi aseguradora, señaló que la camioneta tenía unas pequeñas marquitas cuando saqué la póliza, y que ahora yo quería aprovecharme de la oportunidad -explica Kohan-. Pero La Caja les mandó una carta explicando que esas marcas nada tenían que ver con este arreglo, y adjuntó las fotos que sacaron en ese momento, donde queda claro que mi auto estaba impecable".
Frente a su reclamo, Agrosalta mejoró la oferta inicial de 4500 pesos. ¿Agregó un cero? No… Llegó hasta 10 mil. Paula no la aceptó. "No te vamos a pagar más", le avisaron.
Tras hacer el tratamiento que le aconsejaron los médicos, Paula está bien de salud. "Cumplí con la rehabilitación, tomé los antiinflamatorios y hasta tuve que usar almohadillas con calor: no la pasé nada bien…". Pero la bronca no se le va. Ese alivio no llega. "¡Es una barbaridad y un calvario seguir peleando con una aseguradora que no se hace cargo! Odio las injusticias, las detesto, me sacan; y esta es una de ellas. Nunca me había pasado algo así, pero no es la primera vez que lucho contra una injusticia".
Kohan no descarta iniciar una demanda. "Quiero que me paguen por el daño que me hicieron". Porque frente a lo que considera una injusticia, no claudicará.
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