No tenía problemas con la imagen que le devolvía el espejo, ni existía en ella complejo alguno. Tampoco le gustaba hacer deportes y eso no le generaba culpa, al igual que su disfrute por la comida. Y sin embargo un día Camila Rajchman decidió cambiar. Dar ese primer paso que cuesta mucho más que todos los restantes juntos, ya sean diez, cien, mil…
Fue gracias a una conocida que es personal trainer. Cada vez que la cruzaba, la ex cantante de Rombai se sorprendía de sus avances físicos. "¡Venite un día a entrenar! Tengo un método de trabajo novedoso", la invitó su amiga. ¡Y Cami fue! Y no se convenció… "Todo me genera desconfianza, y esa modalidad también -le dice a Teleshow la uruguaya de 22 años-. Acá vas tres veces por semana: un día ejercitás glúteos, el otro brazos, el restante piernas. Y siempre abdominales. '¡Nunca en mi vida voy a bajar un kilo si hago un sólo día de piernas!', pensaba yo".
A los pocos días vi que la rodilla estaba formada, tenía músculo. El cambio es inmediato. ¡Y me encantó!
Pero en la jornada siguiente regresó. Y completó esa semana inaugural, en todo sentido, tratándose de alguien que nunca había hecho gimnasia: "Agarrar un peso era complicado. ¡No podía dominar ni una maquina!". Pero también cumplió con el régimen alimenticio que le habían preparado especialmente. Hasta que… ¡voalá! "A los pocos días vi que la rodilla estaba formada, tenía músculo. El cambio es inmediato. ¡Y me encantó!".
En casi tres meses Camila ya bajó siete kilos, aunque parecieran ser más: "En las primeras cuatro semanas bajé cinco, y aumenté mucho de masa muscular. Todos creen que estoy más flaca pero es porque cambié músculo por grasa", explica la rubia, quien desarrolló todo su plan en Perfect Fit Uruguay, y complementa el esfuerzo con tratamientos de belleza -como electrodos- en un centro de estética, Iluminate.
Los cambios están a la vista. Pero, ¿y los otros, los internos? "Antes, cuando me sacaban fotos no me sentía cómoda al verme. Y ahora, si me tomo una selfie la subo a las redes sin hacerme drama", cuenta Rajchman, que sin embargo siempre fue muy relajada con su imagen. "Cuando estaba más gordita, si tenía que comprarme un talle M en lugar de S no tenía problema: prefería estar cómoda. Es que nunca me dediqué a ser sexy: lo mío es ser divertida, espontanea, natural". ¡Pero eso sí! "Hoy me animo más al vestirme, soy más osada".
Los buenos resultados obtenidos a base de mucho esfuerzo y constancia ya le permiten tomarse ciertas licencias. "Me salgo un poco más de la dieta, y está bueno. Nunca eliminé las harinas ni el azúcar, pude tener una vida normal, pero si hoy quiero salir y comer una milanesa o un chivito (uruguayo), está perfecto. No me siento con culpa si como una pizza, ¡que me encanta!".
En marzo de 2016 Camila sorprendió, entre lágrimas, al anunciar que se alejaba del grupo de cumbia pop liderado junto a Fernando Vázquez. Casi de inmediato participó como panelista en El Debate de Gran Hermano, y luego regresó a Montevideo para trabajar como notera y movilera. En estos días, mientras espera una nueva oportunidad en la tele, allá o acá, toma clases de canto: las críticas sobre su voz ya no la alcanzarán… "Cada vez tengo más ganas de volver a la música", se ilusiona.
Y como si los cambios hubieran sido pocos (irse de Rombai, probar suerte en la tele, modificar su aspecto), Rajchman atravesó en estos meses una dolorosa ruptura amorosa: terminó su noviazgo con Ronnie, un joven uruguayo que la acompañó casi tres años. "Ya estuve mal… pero ahora estoy mejor. Y sola: así estoy bien".
¿Cómo dice Mirtha Legrand? Como te ven, te tratan. Y a Camila la deben estar tratando cada vez mejor.
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