Una jugadora que no estaba en los planes de ningún técnico. Su apellido es conocido para muchos, es cierto, pero nunca quiso que, por su propio peso, la inercia hiciera lo suyo. En sintonía con la jerga futbolística, prefirió entrenar duro, instruirse, capacitarse y sentirse preparada para jugar en las grandes ligas. A los 31 años, cree que llegó el momento.
Belén Roccasalvo, hija de Susana, estudió marketing y diseño de interiores pero "fue más por una cuestión de mandatos familiares que por otra cosa". Inevitablemente, un día se dio cuenta de qué era lo que quería para su vida: "Siempre me gustó bailar pero tenía un poco de vergüenza. Un día mi papá vio que estaba mal y le dije que quería estudiar para ser bailarina". Se instruyó en danza clásica, jazz y hip hop, es instructora de zumba y luego se animó a estudiar actuación, su verdadera vocación. Recientemente se estrenó el musical Decir No en el Galpón Artístico de Caballito, con dirección de Sebastián Terragni y música original de Joaquín Stringa, donde es una de las protagonistas.
"Decir No es un thriller policial que trata sobre el tema de la violencia de género, algo muy delicado de lo que se está hablando bastante. Lo que busca el autor es demostrar que no importa la clase social: esto pasa cada vez más y a cualquier edad", explica a Teleshow, sobre el musical que se puede ver todos los sábados a las 21.
Romper con los mandatos
Los datos y los comentarios sobre figuras del mundo del espectáculo son moneda corriente en su círculo íntimo. De todas formas, no hace uso de esa información, fiel al perfil bajo que siempre ha sembrado: "Mamá muchas veces me nombra en su programa, y hasta cuenta anécdotas. ¡Yo la quiero matar! Pero estoy acostumbrada, es algo normal en mi vida. Soy de perfil muy bajo y nunca hice un escándalo, no es que voy a tirar una bomba por querer estar en los medios. Puedo llegar a tirar un montón de bombas, información tengo muchísima, y no lo hago porque no me gusta el quilombo. Eso sí: si me buscan, me encuentran. Pero yo no voy a generar un quilombo".
Si me buscan, me encuentran
Lejos de sumirse en la herencia vocacional, Belén logró formar su propia carrera en torno al teatro. Un camino que, sabe, debe ser recorrido a paso firme, sin temer el destino al que la pueda llevar. Por eso motivo dice que le "encantaría" demostrar sus conocimientos en los medios y, "obviamente", aceptaría una propuesta para participar del Bailando.
"Amo bailar. No soy bailarina, pero me formé y trataré de seguir formándome en la danza. Mi carrera va por la actuación, pero estar bailando al lado de Marcelo… Me encantaría", fantasea el llamado de Fede Hoppe o el Chato Prada. Al ser consultada sobre qué pasaría con las "bombas mediáticas" que tiene en su poder, lanza una sonrisa pícara: "Y, viste como es ShowMatch… Aparte, con el jurado que hay este año. Empezando por Ángel (de Brito), si te hace una pregunta tenés que contestarla. Creo que habría que tirar alguna bombita…"
"El otro día le dije a mi mamá 'che, ¿y si bailás conmigo?' Y me quedé pensando: la veo más para el jurado. Mamá sería picante para el jurado", dice.
Mamá sería picante para el jurado
Hija del anonimato
Con más de 25 años en los medios, Susana Roccasalvo es una de las periodistas del mundo del espectáculo más reconocidas y respetadas. De todas formas, Belén prefiere no hacer uso de su apellido: "Me da vergüenza".
-¿Sentís que en cierto modo te perjudicó alguna vez ser "hija de"?
-Para nada. De chica íbamos con mis amigas al boliche y me decían que usara mi apellido y yo les decía que no. No me da vergüenza mamá ni mi apellido, pero no me gusta. La única vez que le dije a alguien "soy la hija de" la pasé muy mal.
-¿Cómo fue eso?
-Es una anécdota con Aníbal Pachano de hace muchos años, cuando recién empezaba a estudiar danza y actuación. Pachano iba al mismo gimnasio que yo. "Andá, saludalo, decile quién sos que él me conoce", me dijo mamá. Pasaron dos o tres días, semanas, hasta que me animé. "Hola Aníbal"… Y me mira, serio. "Hola", responde. "Soy Belén Roccasalvo, la hija de Susana", le dije. Y nada. Le di un beso y me fui a la cinta a caminar. Me quería morir.
-¿Cómo es tu relación con tu madre?
-Es muy buena. Debo confesar que nos llevamos mejor desde que me fui a vivir sola. Las dos en casas separadas, llamándonos todo el tiempo, es lo mejor. No quiere decir que sea algo malo, es que somos muy parecidas y a la vez distintas, entonces en muchas cosas chocamos, pero no deja de ser una relación de madre e hija única. Vivimos a diez cuadras así que nos vemos bastante seguido.
-Hace poco más de un año ella tuvo que afrontar uno de los momentos más duros de su vida, cuando murió su marido, Carlos Hlawaczek, ¿cómo la acompañaste?
-Los últimos meses, antes de que falleciera, nos unimos mucho más. Creo que mi mamá empezó a hacer el duelo en esos últimos meses, ya sabíamos lo que iba a suceder. Ahí empecé a acompañarla más y a estar más presente. Una vez que sucedió, la primera semana me quedé a dormir en su casa para acompañarla, y después ella tuvo que llevar el duelo internamente. Como hija pude estar. Por suerte tiene muchos amigos y amigas que también la acompañaron.
-¿Cómo la ves ahora?
-Ya pasó un año y tres meses, creo que de a poco va saliendo y ojalá que en algún momento pueda rehacer su vida, cuando su corazón pueda. Cada tanto me lo nombra y es fuerte. Pero yo siempre estoy ahí para ayudarla y acompañarla.
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