"Aquí tienes al pionero, al 'Rebelde del Acordeón'". Cuando Celso Piña incursionó en la música por primera vez, lo hizo con sus hermanos Eduardo, Rubén y Enrique. Les ofrecían serenatas a las prometidas: tocaban música regional, de su querida colonia Independencia, al sur de la ciudad de Monterrey, México. Su amor por la música y la curiosidad por nuevos sonidos lo llevó a explorar las aguas de la cumbia colombiana, algo impensado para alguien de su región. Luego, lo fusionaría con otros ritmos como hip-hop, reggae y rock y escalaría hasta la fama. Un visionario.
Celso Piña y su Ronda Bogotá emprendieron una nueva gira por Brasil, Uruguay y Argentina, que bajará el telón con la presentación de su último disco Aquí presente compa en Niceto Club, en Palermo, el domingo 2 de abril a las 21. "En mi público busco generar alegría, que se olviden un poco de todas las penas que traen. Porque todos tenemos penas. Olvídate de lo que debes, de lo que te hicieron. Olvídate de todo menos de mí. Es una canción que hice… (Canta) 'Olvídate de todo, menos de mí', y empieza el tequila, como buen mexicano", dice a Teleshow, antes de tocar algunos de sus temas, con un combo de gesticulaciones y onomatopeyas que acompañan en todo momento a un artista enérgico y, por sobre todas las cosas, divertido y alegre.
-¿Cuántos años de carrera tenés?
-Como unos 35.
-Y seguís yendo de Belo Horizonte a San Pablo, de ahí a Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Mendoza, Montevideo… ¿No pesan los años?
-Sí, como no va a pesar. Mira cómo ando. ¿No notas como que me falta calcio?
-Parece que me falta más a mí que a vos…
-Eso se puede remediar. Te cansas, como todo. Soy del '63, compadre. Tengo 63 años, aunque parezco de 30. Te cansa el ajetreo y no he comido. Pero se está bien, pues me gusta esto. La mayor parte de mi vida la he pasado de allá para acá y como que se me hizo algo muy familiar.
-Tus shows se viven con mucha alegría, parece que lo que buscás con tu música es que la gente baile.
-Es que he ido a unos conciertos que (gesticula como si tocara la guitarra desganado)… Si no tienes ganas tómate un café y vuélvete al hotel o algo. La gente espera esa entrega, esa energía, 'órale, vamos'. Eso es lo que le gusta a la gente así sale conforme, contenta y a gusto y otra vez vuelven a ir. Si no dicen: 'No, ese señor se duerme'.
El rebelde del acordeón es un autodidacta, que nunca tomó clases formales, pero su amor innato por la música lo llevó a publicar más de 20 discos y trabajar con bandas y artistas reconocidos internacionalmente como Gloria Trevi, Julieta Venegas, Lila Downs, Control Machete y Café Tacvba, entre otros. Asegura conocer bien los grupos argentinos de cumbia Damas Gratis, Supermerk2 y Meta Guacha. Ha tocado en más de 30 países. Su última producción, Aquí Presente compa, tiene un tema en memoria al escritor Gabriel García Márquez.
"Una vez que estuvo en un show en Monterrey me pidió un tema. La toqué, se puso a bailar y luego se acercó y me dijo: '¿No tienes La Reina de la Cumbia? Grábala que está bonita'. Le dije: 'La voy a grabar y le voy a regalar el disco, maestro'. Se me adelantó La Huesuda y La Pelona. Pero igual yo lo hice, por eso es que ando tocando por el mundo", cuenta el cantante, acordeonista y compositor de 63 años a Teleshow.
-¿Cómo fueron tus inicios?
-No es algo incómodo de decirlo, pues no vengo de una familia en la que tuve que andar vendiendo chicles en la calle, gracias a Dios no. Pero tampoco digo que andaba bien. Término medio se podría decir. En mis principios, como todo, era difícil. Un niño se para porque quiere caminar y se tropieza, llora, se para y vuelve a caminar. Con la música fue lo mismo. Yo fui el primer individuo en mi tierra que se atrevió a interpretar este género, la cumbia colombiana, y el vallenato en Monterrey. Tenemos nuestro folclore como el corrido, la polca, la redova, el huapango, el chotis (hace la mímica de cómo se tocan los instrumentos de esos ritmos al grito de "¡échale compadre!"). ¿Cómo a alguien se le ocurre meter algo en un lugar que no es de ahí? Hasta que quedó. Lógicamente fue difícil pero eso no me doblegó. Claro, grabé mi primer disco, pegué. Y vinieron otros, y pegamos.
Fui el primer individuo en mi tierra que se atrevió a interpretar este género
-Tuviste mucho éxito en lo que hiciste. ¿Cómo manejaste el tema de la fama? Quizás algunos con el dinero de golpe descarrilan. En la Argentina los máximos referentes de la cumbia contaron que tuvieron problemas cuando ganaron mucho dinero.
-Detrás de mí hay una gran persona que es mi papá, Isaac Piña Marroquín. Él me dijo "Celso, veo que te está yendo bien económicamente, las mujeres se desmayan por ti, las enloqueces con tu música, tu carita, tu carisma, esa barba blanca que te hace parecer a Santa Claus (ríe). Ten mucho cuidado porque el día que empieces a levitar por la fama, se te va a acabar. Ten mucho cuidado". Y yo le dije: "¿Qué fama, pa?". Ese es el chiste: las cosas hay que tenerlas pero no sentirlas. Si las agarras en serio, luego caes. Entre más alto, más el costalazo cuando te caes".
-¿Qué música escuchás?
-De toda.
-¿De todos los géneros?
-Sí. Algunos géneros me aburren pero tengo que oírlos para poder opinar. Aunque no me guste algo, lo oigo. Para poder decir 'lo oí pero no me gustó'. ¿Cómo vas a decir que algo no te gusta si no lo has probado? ¿Cómo vas a decir algo de una banda que no has oído?
-Principalmente en tu última etapa, mezclaste cumbia con otros géneros, incluso con el rock…
-Sí, claro. Pues son ideas que salen de mi misma banda que me propone y la compañía disquera, que me dice 'oye, ¿no se te ha ocurrido algo así?' Pues sí, cómo no. Lo he hecho y me quedo confirme pues ellos (por los otros artistas) también traen ese tipo de inquietud para tocar con un acordeonista. Es música, vaya.
Un hombre sencillo, sin prejuicios ni avaricia. Un rebelde sin más armas que un acordeón.
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