Trascendió las fronteras impuestas: las físicas, sí, pero también aquellas que están conformadas por los prejuicios. Y esas suelen ser más inquebrantables que cualquier muro… Porque tras la disolución de Mambrú -el grupo formado en un reality que lo lanzó a la fama-, Gerónimo Rauch logró lo que pocos pudieron, más allá de su origen artístico: consolidarse como cantante en el Viejo Continente.
De regreso a la Argentina, y tras un concierto brindando en el teatro Radio City de Mar del Plata, Rauch conversó con Teleshow.
—¿Cómo fue saltar de Mambrú a España y Gran Bretaña?
—¡La experiencia es alucinante! Fui creciendo. Pasaron muchos años y vamos evolucionando.
—Algunos no….
—(Risas) Bueno, yo prefiero estudiar y trabajar para mejorar el presente y el futuro. Por suerte la vida me abrió puertas en el extranjero y pude desarrollarme, y ahora volver a mi querido país con un espectáculo, con un recorrido.
—¿Vas a sentar tus bases acá, o vas a seguir girando?
—Este disco salió en España y en México, y voy a seguir desarrollando mi carrera también allá. También se está planeando nuevamente el Reino Unido. Mi base física es en Madrid, con mi mujer y mi hijo. Ese es mi centro de operaciones, pero después viajaré todo lo que sea necesario para llevar mi música lo más lejos posible.
—Paloma San Basilio dice que los realities de cantantes son el gran circo romano de la música: los utilizan y después los tiran cuando termina el programa.
—No fue mi caso. Tres discos y no sé cuántos shows y una gira por Latinoamérica no es "usarlos y tirarlos". Lo que pasa es que quizás hoy en día los programas benefician más a los jurados que a los concursantes, y no están desarrollando a los artistas que se presentan. Más que nada porque la gente no quiere la cosa meteórica, sino que el artista se vaya desarrollando, haga las cosas paso a paso. Por eso yo tardé once años en sacar un disco, porque lo trabajé, lo digerí. Y quizás la gente lo recibe mejor que si lo hubiera hecho rapidísimo, después del reality.
Viajaré todo lo que sea necesario para llevar mi música lo más lejos posible
—¿No sentís que se hace el camino inverso en un reality? Cantan ante un teatro lleno y después, cuando termina el programa, bajan porque no tienen la misma exposición.
—Sí, pero depende de la ocasión. David Bisbal nunca dejó de vender, y "nació", o se hizo popular, en un reality. Él es un ejemplo de que los realities funcionan, como pasa en el Reino Unido, donde venden millones de copias porque los desarrollan, y porque buscarán el talento. En Argentina nos gusta que la gente sufra y empiece de abajo, porque es parte de la cultura del rocanrol argentino. Pero puede haber caminos inversos. Existía "Si lo sabe cante", de Roberto Galán, "Grandes valores del tango". Los realities no son sólo los que aparecieron en nuestra época. Cambió el formato, pero no el utlizar el medio para entretener.
—Bandana se volvió a juntar. ¿Les propusieron reunirse con Mambrú?
—El otro día, en el Maipo, lo invité a "Tripa" (Germán Tripel) para cantar conmigo, y tuvimos un revival personal. Más que nada fue un regalo para nosotros de volver a compartir un escenario. Y fue un lindo cierre de ciclo. Quizás lo necesitábamos más nosotros que el público. Pero en cierto punto nosotros terminamos siendo los dueños de Mambrú. Y si decidimos volver, no es que nos tiene que llamar alguien: lo tenemos que decidir nosotros. Y por el momento ninguno tiene esa intención.
—Se decía que los Mambrú tenían prohibido salir con alguna integrante de Bandana. Sin embargo, algunos salían…
—¡Claro! Hubieron noviazgos entre Bandana y Mambrú. Y públicos… (ríe). Pero que la gente imagine. Un caballero no tiene memoria.
Por Fernando Prensa
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