La vida de Mirtha Legrand cambió para siempre después de desmayarse durante las grabaciones de la película El retrato cuando se enteró de que estaba embarazada de su primer hijo. Nacido en 1948, llevó el mismo nombre que su padre: Daniel Tinayre.
Vivió una infancia feliz junto a sus padres y su hermana, Marcela, que llegaría unos años después que él. Aunque, claro, la fama de Mirtha por aquel entonces ya era tan grande como hoy en día, y si bien siempre fue una madre presente, el trabajo la alejó de sus pequeños más de lo que ella hubiese querido. "Mamá, nos hubiera gustado que estuvieras más con nosotros", le reclamaban sus hijos, según contó en una carta la diva a la revista Gente en 1972.
El pasado domingo, en su programa, revivió aquellas viejas y añoradas épocas, y se quebró al recordar a Daniel: "Yo les hacía entender que gracias al trabajo de sus padres tenían un buen bienestar económico, un buen colegio, un buen estándar de vida, pero bueno el amor es el amor".
Daniel tenía una relación muy cercana con su padre y también con Silvia, la hermana gemela de Mirtha: "Él tiene pasión por su padre. Por mí también, pero por su padre mucho más. Mis hijos han tenido más libertad para hablar temas íntimos con su padre que conmigo. Yo soy una puritana, qué le voy a hacer. En una época se llevaban muy mal y yo sufrí mucho por eso. Pero creo que los hijos, al ver que sus padres envejecen, se van acercando", contó hace casi 45 años a Gente.
Él tiene pasión por su padre. Por mí también, pero por su padre mucho más
Por ese motivo, tras la muerte de su padre, Daniel se mantuvo más cerca que nunca de Mirtha. Él se hizo cargo de todos los trámites y acompañó muy de cerca a su madre. Por primera vez, no le importó el asedio de la prensa y se cargó la familia al hombro. Las fricciones que alguna vez tuvo con la diva se corrieron a un lado, para unir fuerzas y pasar el duro momento.
La enfermedad de Daniel afianzó aún más esa relación. Según la revista Gente, durante sus últimos días, en abril de 1999, se permitieron hablar de todo lo que alguna vez ocultaron y no tuvieron problemas en demostrar el afecto que se tenían. Mirtha iba todos los domingos a misa en la iglesia Santa Elena. La diva atravesó el momento más doloroso de su vida rodeada de sus familiares y seres queridos. El pasado domingo algunos de esos recuerdos sobrevolaron la mesa de su programa y volvió a sentir esa culpa, por llamarla de alguna manera, por no haber pasado más tiempo junto a él: "Yo no volvería a hacer esta vida si volviera a nacer. Después de que me faltó mi hijo, me quedaría con ellos".
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