No serán preguntas sencillas las de este cuestionario. Y sin embargo, no pueden ni compararse con la dificultad que ofrece responderlas… Porque este sábado se cumplen veinte años de la trágica muerte de Leonardo Simons. Y si bien toda muerte es una tragedia, la suya lo fue aún más: por el modo en el cual sucedió, y porque con su partida dejó dos hijas adolescentes. Bárbara Simons es una de ellas. Hoy una figura de la televisión y la radio que lleva con autoridad semejante apellido, en aquel fatídico 15 de octubre de 1996 Barbie era apenas una chica de quince años.
—¿Qué sentís en este día tan especial?
—La verdad que es que siempre lo recuerdo a mi papá, todos los días, a través de mi trabajo, de mis cosas, porque intento seguir su camino en el medio. Por eso no necesito de esta fecha para que esté presente. Igual no dejan de ser días dolorosos… Fue una pérdida enorme para la familia. Y fue un padre único y excepcional. Lo recuerdo con tanto amor… Pero a medida que pasan los años siempre busco recordarlo con una sonrisa, porque eso hizo él con su laburo: entreteniendo a las familias de todo el país. Y entonces me quedo con esa última frase de la nota de Teleshow, que me emocionó: "Hoy más que nunca lo recordamos de la mejor manera y como a él seguramente le hubiera gustado… con una sonrisa".
—Si bien han pasado veinte años, ¿se supera una pérdida tan grande?
—Más que superarse… (suspira). Mirá, hace unos días una amiga que pasó por una situación similar con su esposo, con una muerte que no fue natural, me decía: "Por favor, decime que mis hijos van a salir adelante como lo hiciste vos…" Y no se lo pude contestar. Creo que se aprende a convivir con el dolor, y se lo lleva de la mejor manera posible, rodeándote de mucho amor, de mucho afecto. ¿Pero si se supera? No, no te lo puedo contestar… Yo tenía 15 años, y él era un padre tan presente. Sí te puedo decir que después de la muerte de mi papá, soy capaz de superar cualquier cosa en mi vida.
—Hablás de seguir el legado de tu papá en la profesión. ¿Alguna vez lo sentiste como una presión?
—Llevar el apellido Simons es un orgullo. Estar en los medios (es panelista en el programa Desayuno americano, de América) y que la gente me recuerde a mi viejo y me hable de él, es un honor. Nunca pensé hacer otra cosa que no sea llevar un apellido que a él tanto le costó construir, porque tuvo un origen humilde: es cierto que era vendedor ambulante a los once años. Y llegar a lograr todo lo que logró… Con hacer el 5% de lo que mi papá hizo, yo sería feliz. Trato de no pensar si es una carga, sino buscar el lado positivo, siempre.
—¿Quién sería el Leonardo Simons en la televisión de estos días?
—Es difícil… Está una figura como Marcelo Tinelli, que gira al lado del entretenimiento y dirigido a la familia, igual que lo hacía mi papá. "Tu viejo era el Tinelli de aquella época", me dicen muchos, pero tal vez la comparación sea muy grande por todo lo que consiguió Marcelo. Y aquella era otra televisión, y otro estilo de conducción, otra camada, con Juan Alberto Badia, Héctor Larrea, Juan Alberto Mateyko. Siempre me quedo con algo que me contó Santiago Del Moro: de chico, soñaba con ser mi viejo. Y aunque terminó haciendo su carrera en otra dirección, orientada a la política, Santi de chico lo veía a mi papá con sus sacos y sus hombreras, con su simpatía, y quería ser como él. Eso es algo hermoso.
La entrevista está llegando a su fin, pero Barbie continúa con los recuerdos: "Todo el tiempo me la paso viendo sus videos. En la nota hay algunos que yo no conocía. Y el otro día puse YouTube entrevistas suyas que no había visto, como a Julio Iglesias. Me gusta mirarlo…"
Mientras tanto afuera -en este sábado 15 de octubre de 2016-, llueve a cántaros. Y adentro suyo -como en aquel martes 15 de octubre de 1996-, también.