Hay una paradoja alrededor de la versión fílmica de El Resplandor. Considerada una obra maestra del género, popularizó el nombre del autor de la novela original: Stephen King. Pese a esto, el escritor odió esta adaptación a tal punto que no ha dejado de boicotearla cada vez que ha tenido oportunidad.
En los años posteriores al estreno del filme de Kubrick, King ha escrito una miniserie considerada muy fiel a la obra original, pero poco reconocida entre los fans del horror y ha escrito una secuela con la idea de profundizar en el interior de Danny Torrance, un niño con un don muy especial.
Viviendo una nueva ola de fanatismo por sus historias, el autor de Cementerio de animales se mostró muy alegre de que Mike Flanagan (el creador de la serie La Maldición de Hill House, de la que King ha hablado maravillas) fuera el responsable de trasladar Doctor Sueño a la pantalla grande. Y efectivamente, el resultado de esta versión es más que satisfactorio, porque el cineasta ha logrado respetar tanto la obra de King como la de Kubrick, y no solo eso, las ha combinado de tal manera que nada en este largometraje suena fuera de lugar.
En esta secuela, que ocurre exactamente cuarenta años después de los hechos narrados en El Resplandor, vemos a Danny Torrance luchando contra el alcoholismo (igual que su padre en aquella primera historia). Aún conserva su don, pero además entrará en conexión con una niña que también lo posee y que es acosada por una banda de seres demoníacos que buscan alimentarse de su energía.
A diferencia de la película de los ochenta, esta segunda parte es más amigable con el espectador, resultando detallada en las explicaciones y razones de los personajes, y apelando a una trama más cercana a los cánones del género.
De todas formas, y teniendo en cuenta las legiones de seguidores del filme protagonizado por Jack Nicholson, el realizador Flanagan vuelve constantemente al Hotel Overlook y lo hace recreando decorados, escenas, personajes y climas.
Doctor Sueño, sin dudas, es una lograda historia de horror, con buenas actuaciones de todo el elenco, encabezado por un solvente Ewan McGregor, quien logra transmitir toda clase de sensaciones interiores, siempre de manera sutil y efectiva. También hay que destacar la labor emocional de Kyliegh Curran, así como la bella y monstruosa performance de Rebecca Ferguson como la líder de la banda de criaturas terroríficas que la persiguen.
Sombría y claustrofóbica por momentos, la película además se sostiene en un guión muy atractivo (aquí los cambios con la novela original son mínimos y ayudan a hacer la película más ágil) y en secuencias muy elaboradas, con una gran puesta de cámaras. El clima general quizás se quiebre en una escena demasiado sangrienta y explícita que involucra a un niño y que puede hacer que algunos espectadores sensibles aparten la mirada de la pantalla. Pero más allá de esta secuencia, en general las dos horas y veinte minutos de metraje se vuelven hipnóticos.
Doctor Sueño es un filme que probablemente no logre entrar a la categoría de súper clásico del horror, pero sin dudas es de una frescura y originalidad poco frecuente género. Deja de lado las fórmulas del terror, para tomar su propio camino. Sin los “jump scares” típicos, ni efectos grotescos, es una película que te atrapa y que pese a su título, no dejará dormir a los espectadores por algún tiempo.
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