Teleshow a solas con Brad Pitt
A punto de cumplir 56 años, Brad Pitt es una de las figuras más importantes de la pantalla grande. Protagonista de películas icónicas como Pecados capitales, Entrevista con el vampiro, Guerra mundial Z y El club de la pelea, entre muchas otras, sigue activo eligiendo detenidamente cada uno de sus proyectos.
En su nuevo filme, Había una vez en Hollywood, se reencuentra con Quentin Tarantino y compone a un doble de riesgo en Los Ángeles a fines de 1969. Un personaje que puede valerle una nominación en los próximos premios Oscar. Pitt habló con Teleshow para dar detalles de esta producción.
—Después de Bastardos sin gloria, ¿cómo fue tu reacción cuando Quentin te llamó para una nueva película?
—Estaba más contento que perro con dos colas no solo por volver a recibir una llamada para otra película, sino especialmente para esta porque tiene todo su amor por el cine, la televisión y la música, está todo canalizado en este filme. Hay un conocimiento enciclopédico de lo que ha precedido y que justamente reverencia en su trabajo. Así que sabía que esta es incluso más especial.
—Esta película se sitúa en 1969 y ese año fue shockeante por la llegada del hombre a la luna…
—Tenés razón, no lo había notado.
—Y al mismo tiempo los crímenes de la familia Manson, el final del hippismo… fue un año muy importante. Pero vos eras un chico en ese año, ¿te acordás algo de 1969?
—No demasiado, era quizás muy chico para tener registro, mi memoria arranca desde principios de los 70 y puede ser que por eso mantengo un gran amor por ese periodo de la filmografía. Pero tenés razón, fue un tiempo muy tumultuoso, habían temas muy importantes de derechos civiles, habían ocurrido asesinatos, estaba el movimiento de amor libre, que todo se estrelló con los asesinatos de la familia Manson al final del año.
—Y tu personaje es un doble de riesgo, ¿qué aprendiste de este tipo de trabajo al hacer esta película?
—Era diferente en esa época, el doble de riesgo y el actor podían pasar todo el rodaje juntos, Steve McQueen lo tenía a Bud Etkins, Burt Reynolds a Hal Needham, y ellos inventaban los dobles para sus películas, que permitían saltos como el del doble de Steve McQueen para El gran escape o la increíble persecución de automóviles en Bullitt, esos eran ellos. Ellos trajeron eso a la película. Hoy es diferente. Tenemos coordinadores de dobles, como Zoe Bell en las películas de Quentin, ella es fantástica. Tienen un equipo, un equipo piramidal que inventan las cosas y nosotros nos sumamos. Pero también pienso que nos protegen más. Amo los dobles de riesgo, así como se supone que mi querido amigo Tom Cruise hace sus propias escenas de riesgo, yo soy lo opuesto. Les digo: "Házlo, yo estaré en el tráiler tomando un café". Estrechamos manos y les agradezco que lo hagan por mí.
—Tu personaje tiene una relación especial con el de Leonardo, ¿qué podés decirnos de la dinámica de este vínculo?
—Es una relación de amistad. Es como esas personas que tenemos en nuestras vidas en quien podemos confiar solo para estar balanceados, sentirnos cómodos, con quien podés reír, hasta de tus propias estupideces, sentarte en silencio y no estar incómodo, ese es el tipo de relación que tienen, esa clase de lazo, saben que no están solos en el universo.
—Sos actor y al mismo tiempo productor de muchas películas y series. ¿Qué tenés en cuenta al elegir un proyecto?
—Dos cosas y siempre ha sido así para mí. La historia, si veo algo original en esa historia, si veo algo fresco, si veo que hay algo que le pueda aportar o hay algún actor que lo pueda hacer mejor. Lo segundo es quién está contando la historia, su dirección, para mí es muy importante trabajar con esa voz, alguien que respete, alguien de quien pueda aprender. Estás hablando con alguien que creció amando las películas desde chico, así que tengo un apego fuerte, es más un sentimiento que algo que pueda explicar.
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