Hasta hace algunas décadas el estudio Disney tenía la costumbre de reestrenar sus clásicos animados cada siete años. Lo hacía, porque el viejo Walt tenía la certeza de que ese era el tiempo justo en el que cambiaban las generaciones de espectadores, y que cada nuevo público merecía disfrutar de esas historias en pantalla grande y de paso se volvía a facturar con una producción amortizada.
Cuando en este siglo el formato 3D cobró nueva vida, el estudio del ratón dejó de lanzar en las salas sus títulos emblemáticos, y en cambio decidió programar versiones tridimensionales para que niños y grandes pudieran vivir la experiencia inmersa de esas historias, y como no, volver a facturar.
El tráiler de "El Rey León"
Pero desde hace algunos años, y dado que el público se ha acostumbrado a experiencias fílmicas extremas, realistas y en alta definición, Disney comenzó a realizar remakes live-action (filmes con actores) de sus joyas animadas. Así asistimos al estreno de nuevas versiones de La Cenicienta, Dumbo, La Bella y La bestia, Aladdin y ahora… El Rey León.
La historia traumática y shakesperiana de Simba siendo testigo de la muerte de su padre Mufasa a manos/garras de Skar, cobra nueva vida gracias a las últimas tecnologías de motion-capture, con un realismo nunca antes visto.
Jon Favreau responsable de las aventura de Mowgli en El Libro de la selva, vuelve a adentrarse en el mundo animal, en este caso en la sabana africana, para maravillarnos con secuencias reconocibles y canciones clásicas que han perdurado en la cultura popular.
Más allá del prodigio técnico del filme, el arma más poderosa con que cuenta el metraje es apelar a la memoria emotiva de los espectadores que revivirán las sensaciones de un filme que marcó a toda una generación en los noventa.
Claro que, así como es de vistosa y grandilocuente, esta versión de acción en vivo no logra movilizar como la original. Los personajes animados tradicionalmente eran más empáticos que estos homónimos realistas. Las voces calzaban mejor en aquellos animalitos dibujados en acetato que los nuevos, diseñados en una computadora. Por eso quienes vivieron la época dorada de la animación tradicional pueden llegar a sentir un poco lejana y fría esta aventura. En cambio, quienes descubran la trama por primera vez, seguramente disfrutarán más libremente y con sorpresa los giros argumentales, los números musicales y las escenas lacrimógenas.
Una recomendación, que no es menor, si pueden elegir ver la versión en idioma original subtitulada, podrán deleitarse con la inconfundible voz de James Earl Jones, el Mufasa original, (y también la voz de Darth Vader), cuya resonancia, cuerpo, personalidad y tono perdura aun cuando las luces de la sala ya se han encendido.
Si hay algo que queda claro después de ver El Rey León, es que, el fotorrealismo de la película augura un antes y un después en el cine de animación, y que ya nada parece imposible de filmar… así que a disfrutar, sonreír y "Hakuna Matata".
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