El Ártico es un paraje helado y hostil donde la temperatura puede bajar hasta -70°C. Allí, Overgård (Mads Mikkelsen) lucha por sobrevivir, refugiándose en los restos de un avión estrellado. En un año ha aprendido a luchar contra el frío y las tormentas, a esconderse de los depredadores como los osos polares y a pescar su comida. Pero un evento inesperado obligará al hombre a emprender una larga y peligrosa expedición para ser rescatado.
La historia del séptimo arte está plagada de ejemplos de náufragos, astronautas, pilotos y soldados varados en lugares desérticos, de este y otros mundos, luchando por no morir y escapar de la trampa que erige la madre naturaleza.
El tráiler de "El Ártico"
A la hora de encarar un proyecto dentro de este subgénero, el hombre apelando a su ingenio, al instinto por vivir, fácilmente se podría caer en un lugar común, en un historia ya contada. Sin embargo en este caso estamos ante un inteligente y apabullante thriller de supervivencia, la ópera prima del youtuber brasileño Joe Penna. Un filme que entre sus muchas virtudes tiene un protagonista efectivo, carismático y versátil como Mads Mikkelssen (el Hannibal Lecter de la TV).
El paisaje blanco y gélido es un marco perfecto para el lucimiento del intérprete danés, una composición gestual, en la que casi no existen las palabras, una verdadera lección actoral.
Sin el glamour ni la estilización de los productos de Hollywood, el filme funciona como una vuelta de tuerca al mito de Robinson Crusoe, con un poco más de intensidad y una lucha contrarreloj que la novela de Daniel Defoe no tiene.
La línea argumental, bastante básica y clásica, no abusa de los artificios, ni de las vueltas de tuercas rebuscadas, todo es factible, casi documental, otro acierto para lograr un aspecto de realismo extremo.
El Ártico es una experiencia fílmica que apabulla, un relato intimista en un contexto inmenso, 97 minutos que logran cautivar. Un espectáculo para ver en pantalla grande que hará vibrar y temblar al espectador tanto como la peor tormenta de nieve.
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