Hace cuatro años, el actor afroamericano Denzel Washington se puso en la piel del implacable Robert McCall para la película El justiciero, una remake fílmica de una clásica serie inglesa. El éxito de taquilla y crítica fue grande, así que Sony Pictures comenzó a pergeñar una secuela que finalmente llega a los cines por estos días.
Bajo las órdenes una vez más de Antoine Fuqua, Washington compone a un hombre capaz de enfrentar cualquier enemigo, un arma letal para quien se atreva a hacerle frente.
En la habitación de un hotel en Beverly Hills, el intérprete de Día de entrenamiento, se acomoda en una silla plegable y responde las preguntas de este cronista. Es la tercera vez que charlo con él, y en esta oportunidad luce más serio que de costumbre, un gesto que se irá distendiendo a medida que avance la plática y transite por su carrera, sus trabajos con el inolvidable Tony Scott o su relación con el mítico Sidney Poitier.
—Esta es tu primera secuela, ¿por qué aceptaste hacer la segunda parte?
—Creo que los escritores aceptaron primero y escribieron algo bueno. Y el productor Todd Black y el director Antoine Fuqua creyeron en esto. Estaban entusiasmados y confié en ellos.
—¿Fue difícil interpretar al mismo personaje cuatro años después?
—No, porque ya sabés, somos los mismos después de cuatro años. Y, de todas maneras, nunca sabes quién es. Era realmente ese tipo que trabajaba en una ferretería Home Mart y ahora… ¿quién es él?
—Es tu quinta película con Antoine, cuatro con Spike Lee, cinco con Tony Scott…
—¿Cinco con Tony fueron?
—Sí, cinco… ¿Qué es lo mejor de trabajar con el mismo director en diferentes películas?
—Sentirte cómodo, tener a alguien en quien confías, puedo descansar en Tony Scott sin cuestionarme lo que está haciendo. Es fácil, más sencillo. Todavía estoy tratando de pensar, ¿dijiste cuatro o cinco con Tony?
—Cinco.
—Hombre en llamas, Marea roja, Escape del Metro 123, Imparable… ¿cuál me estoy olvidando?
—Estoy seguro que fueron cinco. Dame un segundo.
—Déjà vu.
—Déjà vu, sí. Ya ves, cinco.
—Tenías razón.
—En tu carrera tuviste diversos personajes y películas muy disímiles: comedias, dramas, biográficas, ¿qué tenés en cuenta cuando elegís un personaje, una película?
—Depende de lo que acabo de hacer en la búsqueda de hacer algo diferente de lo que haya hecho antes. Obviamente, una buena historia. No es una única cuestión. Lo leo y luego tengo una impresión.
—Leí mucho de tu relación con Sidney Poitier, ¿qué importancia tuvo para tu carrera este actor asombroso?
—Bueno, no es que hablemos seguido por teléfono como viejos amigos, pero creo que si él lo logró entonces quizás yo también pueda. No sé cuál sería la palabra, un pilar. Y con el tiempo tuve la posibilidad de conocerlo y hablar con él y que me diga que pensaba que era un buen actor me hizo sentir que quizás estoy haciendo lo correcto.
SEGUÍ LEYENDO