Las vacaciones de invierno han terminado, pero el cine familiar aún sigue llegando a los salas del país. Esta semana se estrena La pequeña traviesa, una divertida fábula en la que conocemos a Lilli, una niña de 11 años que puede hablar con los animales, una habilidad que puede traerle más de un dolor de cabeza. Colorida y simpática película, en la que la talentosa Malu Leicher nos conquista con su simpatía y espontaneidad.
Uno de los largometrajes más poderosos de la semana es Megalodon, un filme en el que el duro Jason Statham debe enfrentarse a un tiburón prehistórico y gigantesco capaz de devorar todo lo que se cruce en su camino. El filme, divertido y bizarro, nunca se toma en serio, ni se torna solemne, por el contrario, funciona como una parodia del subgénero "peligro en alta mar".
Sin llegar al ridículo de la saga Sharknado ni la maestría del Tiburón de Spielberg, la de Jon Turteltaub resulta una experiencia fílmica pochoclera irresistible y destinada a convertirse en obra de culto.
Para los amantes del suspenso, la opción de la semana es sin duda Latidos en la oscuridad, un filme que recuerda el estilo crudo de Brian de Palma, en el que un joven ladrón de casas descubre al ingresar a una vivienda a una muchacha cautiva a punto de ser asesinada. Dirigida por Dean Devlin, presenta un sólido elenco y un gran manejo de la tensión, que mantendrá a los espectadores al borde de sus butacas.
Desde Australia llega a los cines Dulce país, un western "made in Oceanía", que presenta la huida de un aborigen quien tras matar a un veterano de guerra en defensa propia debe escapar de la ley junto a su mujer. Rodada en la inmensidad del desierto, la película de corte clásico, funciona como un retrato de la época colonial en Australia, un western crepuscular sutil y climático.
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