Pocos intérpretes tienen la inmensa filmografía de Michael Douglas, un hombre que nació en el seno de una familia de artistas y logró desarrollar una carrera plagada de éxitos y buenas películas.
Sus rasgos que recordaban el rostro emblemático de su padre Kirk, comenzó a hacerse popular en los setenta cuando encarnó la serie de crímenes Las Calles de San Francisco junto a Karl Malden.
En los 80 logró su primer gran éxito fílmico junto a Glenn Close en Atracción Fatal. De allí en adelante sólo lo acompañaron sucesos fílmicos como en la aventura Tras la esmeralda perdida, en la oscura Lluvia Negra o en la tragicómica La Guerra de los Roses. En los 90 fue su momento de máximo esplendor con joyas como Bajos Instintos, Un día de Furia o The game.
Tras superar un cáncer y distintos problemas familiares, Michael decidió unirse al MCU en Ant-Man una comedia de aventuras con el superhéroe más pequeñito de los cómics. La experiencia fue tan buena que ahora está de regreso para su secuela Ant-Man and The Wasp.
En Pasadena, California, Douglas nos recibió a solas para hablarnos de su presente, su vida como actor y su estado de salud. Una charla única con un referente de la pantalla grande.