Juan vive recluido en la soledad del campo desde que fue testigo de un suceso paranormal. Un director de cine y un famoso astrofísico comienzan un épico viaje para ayudar al testigo a que entienda el profundo significado de su encuentro cercano.
La apertura del filme presenta un viejo metraje grabado en VHS, en el que un niño rodeado de personas es empujado a contar su fantástica experiencia, sin embargo, el muchachito se quiebra y no puede articular palabra.
Fascinado con la historia de Juan Pérez, el cineasta Alan Stivelman reconstruye qué fue lo que pasó aquella tarde en que el joven se topó con los seres de otro mundo. La cámara intimista se acerca al protagonista, ahora ya con más de cuarenta años, para presentar su forma de vida, sus pensamientos y sus creencias.
Ayudado por Jacques Vallée, un científico que asesoró a Spielberg y trabajó en el Libro Proyecto Azul, y por un especialista en regresiones hipnóticas, Stivelman desenreda una madeja, para volver a aquella tarde en la que se dio el suceso.
El filme no abusa de las reconstrucciones (que las hay) y se centra en los testimonios y la búsqueda del propio realizador. Hay material de archivo y testimonios, aunque lo más valioso es cuando Juan relata con sus propias palabras qué fue lo que vivió, sin estar contaminado por la "cultura OVNI".
Es una película atrapante que deja incógnitas y certezas, pero que sin dudas, avala la hipótesis de que no estamos solos en el Universo. Ya lo dijo Calamaro, Favio Zerpa tiene razón…
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