Momi Giardina fue la invitada de la tercera edición de Casino Resort, el ciclo de entrevistas que propone el Pollo Álvarez en Infobae. Se trató de una charla descontracturada en la que, como siempre, la mesa de ruleta sirvió como excusa para conocer en profundidad la vida de una artista en ascenso, que supo construir su carrera a base de esfuerzo y determinación. Así fue cómo la multifacética bailarina, humorista y presentadora no escatimó en detalles al hacer un exhaustivo repaso de su trayectoria profesional, tanto como al ofrecer un vistazo sin restricciones de su vida personal.
Momi trabaja desde los 15 años, acompañó a los grandes en cada una de sus especialidades, como Antonio Gasalla, Marcelo Tinelli, Susana Giménez, Guillermo Francella y Adrián Suar, pero su golpe de suerte lo vivió hace poco tiempo, desde su desembarco en las redes sociales. En ese nuevo escenario, su histrionismo hizo que la bailarina dé paso a la comediante, en un giro de timón que la llevó a este presente cargado de propuestas laborales.
Mucho se habló sobre su situación sentimental, y en medio de este juego de preguntas con el Pollo, aseguró que, a su criterio, no existe el amor eterno. “Antes creía en eso; ahora, decididamente no. Todo lo que empieza se termina en algún momento. Todas las personas pasan por tu vida para enseñarte algo y hay que quedarse con eso. Y después vendrá otra persona y te enseñará otra cosa, y vas a ser feliz”.
En la actualidad, a Giardina también se la puede ver en la plataforma de streaming LuzuTV siendo parte de Nadie dice nada, el programa que está al mando de Nico Occhiato, en el que recaló luego de la salida de Nati Jota. En medio de la charla sobre su situación sentimental, y recordando el ámbito en el que se encuentra trabajando, Momi aseguró entre risas: “¡Está lleno de pendejos! Y a mí me gusta el hombre grande, a partir de 35 es lo más bajo que puedo atacar”, dijo, pícara. La morocha reveló que igualmente “se hacen excepciones”, que no es todo tan lineal, en ese sentido, y la edad máxima del hombre que la atrae alcanza los 59 años. “Yo me deprimo, digo que me tiene harta estar lleno de pendejos...”, dijo, mitad de camino entre el lamento y la broma.
Tras ello se refirió a la vida diaria con si hija, Juli Castro, también influencer y una de las nuevas caras destacadas del Bailando 2023: “Ahora que estamos solas realmente, sin ningún hombre en la casa, es increíble. Me dije: ‘¿Por qué elegí convivir? ¿En qué momento pasó por mi cabeza convivir con alguien?’. Es algo que creo que no volvería a hacer. Me parece que desgasta”, sostuvo, para luego reflexionar: “Cuando uno convive, sentís que tenés a la otra persona segura. Y siempre el deseo es lo que mantiene activo. Entonces, si cada uno está en su casa, me parece más lindo mantener ese deseo”.
Otro tópico sobre el que transitó el encuentro con el Pollo Álvarez fue el cuerpo, la mirada del otro y las cirugías estéticas. “Sólo me operé las lolas y tuve una muy mala experiencia -reconoció-. Pasé por una situación horrible, me tuve que volver a operar. Elijo envejecer y que el tiempo me vaya mostrando el paso del tiempo. No estoy muy a favor de las cirugías”.
Gracias a una amiga en común, Sofi Morandi, Momi conoció a Santi Talledo, actor, director y guionista argentino, que llegara a la fama en la novela Patito Feo. La dupla sube a las tablas con el unipersonal Cualquier cosa te llamamos, en el que la actriz repasa el derrotero de sus búsquedas laborales, además de aspectos desconocidos de su vida, en tono humorístico pero a la vez reflexivo.
Giardina también reveló un duro momento que debió atravesar respecto a su salud mental. “Cuando me empiezo a hacer amiga de Santi, empecé a conocer y a interiorizarme sobre el tema, y a tener registro de ciertas situaciones que quizás uno antes las pasaba por alto”. A la vuelta de un viaje, Momi charló con su hija, quien le pidió que se ocupara del cuadro porque porque la veía desconocida. “Empecé a ser otra persona”, admitió la actriz. “Más allá de mi terapia, entendí que tenía que ver a otro profesional y ahí consulté con una psiquiatra, porque estaba en depresión. Estaba enojada, no tenía ganas de hacer muchas cosas, de todo me quejaba, y me di cuenta de que esa no era yo. La gente que estaba a mi alrededor lo sufría mucho más”, dijo, sobre aquel difícil momento que le tocó atravesar. Y superar.
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