Yanina Latorre fue la invitada en la segunda edición de Casino Resort, el novedoso ciclo de entrevistas que propone el Pollo Álvarez en Infobae. En una distendida charla cara a cara, y con una mesa de ruleta como excusa para conocer más sobre su vida, la panelista estrella de LAM jugó fuerte al repasar su carrera profesional y al abrir las puertas de su privacidad. Su infancia, su lugar en los medios, la familia que formó con Diego Latorre, la farándula y las anécdotas más desopilantes sin filtro, con el estilo que Yanina hizo propio.
Ante la consulta del conductor, no dudó en definirse como “la número uno del panelismo”, y dio sus fundamentos: “Soy una mujer accesible. No soy esa famosa que no caga, no duerme, no tiene olores, no tiene problemas, no adelgaza, no engorda”, enumeró. Y bromeó sobre algunos estereotipos que suele encontrar en el medio. “La famosa es como un ser de luz que va transportada por la vida. Y cuando da una nota te dice: ‘Mi marido es mi cable a tierra...’. ¿Qué hace, te enchufa?”.
En este sentido, la conductora de Yanina 107.9, por FM El Observador, ratificó su autenticidad al hacer pública su intimidad y la de su familia. “Cuento que es muy dura la convivencia y a Diego a veces lo mataría. Cuento la verdad de la maternidad, de los chicos, de la soledad”, destacó. Y también se mostró sin filtros sobre el paso del tiempo. “La mujer que está en su casa me ve como a una mina que le pasa lo mismo que a ella. Tengo diarrea, me duele la panza. Soy menopáusica, lo asumo y lo cuento. La famosa no: le sigue viniendo hasta los 80 y la concha no se le seca nunca. A mí, se me secó”, sentenció.
En el paso a la ruleta, Yanina se manifestó como conocedora del paño y reveló parte de su estrategia de juego: “Soy la típica que voy, agarra dos plenos y me voy. Ya quiero la guita”, reconoció sobre su modalidad exprés, y declaró su preferencia por la primera y la tercera docena.
De acuerdo a la dinámica del programa, conductor y entrevistada desplegaron sus fichas en el paño y fueron alternando sus roles según lo que determinara el azar. Latorre no tuvo fortuna con la primera bola y debió contestar si había consumido sustancias ilegales. “Sí, he fumado porros. La última vez en Amsterdam, con Diego, que nunca había fumado... la peor noche de mi vida”, anticipó a modo de título y entre risas, antes de entrar en detalles.
“Terminamos en el cuarto de hotel, yo llamando a mis amigas en Buenos Aires porque quería divertirme. Y él, desnudo, en posición fetal, porque le agarró cagadera. Iba al baño y decía: ‘Voy a largar el intestino, no te rías de mí'. Lloraba. Creo que de ahí no fumé nunca más”. La historia se resolvió cuatro horas después, en las calles de la ciudad de los Países Bajos y bien entrada la madrugada, buscando un lugar abierto para saciar el apetito. “Caminando como dos parias. El peor porro de mi vida”.
Pero no tardó en cambiar la suerte de Yanina, y la bola empezó a caer de su lado. Así, la panelista pudo preguntarle al conductor si haría cosas por plata, qué es lo que más le critican sus parejas en la cama y si existe el amor eterno. Y viendo que la fortuna no la iba a abandonar, le concedió al Pollo Álvarez la posibilidad de que le formulara algunas de las preguntas.
De vuelta a la mesa, ahora la invitación era a recorrer su vida en fotos. Apareció una Yanina de 13, 14 años, y la emoción al verse en ese vestido azul que todavía tiene presente. El divorcio de sus padres, que debía ocultar ante la rigidez escolar de la época, pero que sufrió y opacó una infancia feliz. El día del casamiento con Diego, blanca y radiante. Sus diferencias con Wanda Nara y su recuerdo del Wandagate, el caso por el que se “inmoló” y que “por seis meses mantuvo en vilo al país”. Y su tristeza por la situación de la Argentina. “Estamos cada vez peor. Me encantaría que mis chicos se vayan, estamos sacando la ciudadanía española porque no veo ningún tipo de futuro”.
Una Yanina Latorre auténtica, tanto en el casino como en la vida.
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