Pocos pueden decir que tienen un éxito asegurado años antes de estrenar. Es lo que sucede con Casados con hijos, la esperada versión teatral del fenómeno televisivo que iba a estrenarse en junio de 2020 pero debió cancelarse por la irrupción del Covid-19. Meses después, y aunque las entradas se vendían como pan caliente para la nueva fecha -enero de 2021-, la realidad pandémica echó por tierra los planes de su productor, Gustavo Yankelevich. Pero ahora llegó el momento de la revancha.
Junto con Guillermo Francella, Florencia Peña, Marcelo De Bellis y Jorgelina Aruzzi, los hermanos Luisana y Darío Lopilato están a full con el regreso. Los hijos del matrimonio Argento se muestran felices de reeditar el suceso, nada menos que en el Gran Rex, en un lugar que para Luisana es especial porque además de haber hecho el arrasador Chiquititas hace años, “acá también lo conocí a mi marido, así que es muy importante, es un teatro que me ha dado mucho”.
—Te viniste de Canadá y te instalaste en el Gran Rex, Luisana.
Luisana: —Me vine de Canadá con toda la familia y bueno, ya estamos instalados para dos meses acá. La verdad que estoy re contenta, re feliz. Y también es una experiencia para que mis hijos puedan verme en el teatro. Estoy con muchas ganas, hace tanto que no estoy en el Gran Rex y tengo los mejores recuerdos. Me lo conozco de memoria. Ya voy a cada rincón y digo: “Huy, mirá, el corralito”. Nosotros en Chiquititas teníamos un corralito que era donde había un cuarto de juegos.
Darío: —Es una locura. Ella habla de su historia acá, yo estuve acá vendiendo fotos durante Chiquititas. Sacaba fotos del elenco y las vendía. Tenía una pancarta gigante con fotos.
Luisana: —Se necesitaba gente y yo siempre mi familia, el negocio de la familia.
—¿Cómo están sus personajes, 17 años después?
Darío: —Intactos. Tanto Coqui, Paola, Pepe, Moni, Dardo, bueno, nuestra nueva compañera Jorgelina también, que es Azucena. Desde la primera leída del libro fue una locura, fue un flash. Enseguida salían todos los personajes. Y era una química que… fue muy loco ¿no? Una cosa es decir “bueno, este es el vestuario del personaje”. Pero fue muy mágico ese clic.
—Me dicen que Paola ahora es una influencer.
Luisana: —Se fue como aggiornando un poquito a la tecnología, que avanzó tanto. Trabaja de influencer y no sé si puedo contar más... Van a encontrar a una Paola un poco más adulta, con sus creencias, ¿no?, que ella siempre tuvo. Y la madurez, si bien el tiempo no ha pasado tanto en su cabeza.
Darío: —Sí, pasó mucho tiempo, pero vas a ver a Coqui y a Paola teniendo una relación igual, intacta con sus papuchos.
—Y está muy bien: en la vida ustedes dos crecieron un montón, pasó de todo en estos años. Vos estás en modo conductor y les va súper bien.
Darío: —Muchas gracias. La verdad que contento, es hermosa esa posibilidad que me dio Canal 9 con Flechazo, Amor oculto, de confiar. La verdad que sí, fue una idea loca mojar los piecitos en la conducción. Y está bueno cuando tenés esta cosa de devolución de tus compañeros que te dicen: “Che, mirá qué pasa, hay un conductor acá”. Y uno dice: “No, quiero seguir actuando”. Pero conducir me divierte, está bueno.
Luisana: —Y aparte siempre lo hizo re bien, tiene las mejores ideas. Yo siempre lo llamo y le digo: “Darío, ayúdame, ¿qué hago?”. Porque él es más suelto y sabe. Conduce re bien.
Darío: —Bueno, sí, las redes sociales te dan otro impulso, hoy en día si querés hacer algo, una coreografía... nosotros hicimos varias coreografías.
Luisana: —Gran conductor. Gran director. Gran actor. Tiene unas re ideas. No es que sea mi hermano...
—¿Y como tío?
Luisana: —Como tío, como todo, es increíble. La verdad yo no conozco una persona en el mundo que hable mal de Darío Lopilato. O que no lo quiera.
—Lu, te viniste en pleno puerperio con cuatro hijos, una beba de cuatro meses. Es un montón.
Luisana: —Así es, pero no puedo hacer esto si no estoy con ellos. Yo soy mamá canguro, donde voy vienen mis bebés. Es así.
—Un poco marca las ganas que tenías para hacer toda esta movida, ¿no?
Luisana: —Sabés qué, es una oportunidad tan linda para, primero, volver al teatro, que pensé que no lo iba a hacer por muchos años porque mis hijos son chiquitos y es como que me necesitan todavía bastante, soy una mamá re presente, y pensé que lo del teatro iba a ser ya cuando fueran más grandes, que me necesitaran menos. Pero vino esta posibilidad y era ahora porque después ya es muy difícil juntar a todos los personajes para hacer una obra así. Y yo creo que esto fue posible por el pedido de la gente, que en la calle, en las redes sociales decían: “Por favor, que vuelvan”.
—¿Michael Bublé está con vos acá? ¿Cómo compatibilizan sus carreras?
Luisana: —Michael está conmigo, sí. Es que nos acompañamos y planeamos con mucho tiempo, y de eso se trata, ¿no? De planear con tiempo para poder estar tanto yo con él como él conmigo. Con tiempo esto es posible.
—Está buenísimo porque este año hiciste Matrimillas también.
Luisana: —También con Matrimillas. Un éxito por el que me llamó mucha gente para decirme que vio la película y que le gustó.
Darío: —Está muy bien la película, la tienen que ver. Ella es muy tímida, cuando uno la llama y le dice: “Che, la verdad que está bárbara”, te dice: “Bueno, bueno, okey, cambiemos de tema”. Como que no quiere hablar de lo que…
Luisana: —Te digo que me llamó mucha gente. Yo estaba en Canadá y digo: “Huy, mirá, se acordó. Miró la película”.
—Darío, ¿cómo definirías a tu hermana?
—Uno piensa que con un hermano te podés llevar bien o mal, pero va a seguir siendo tu hermano. Pero cuando lo elegís como amigo es genial. Esta cosa de que pase lo que pase... es increíble, no somos siameses pero ella enseguida sabe, en la otra punta del mundo: “Che, ¿qué te pasó, estás bien?”. “Huy, no, boluda, no sabés, pinché la rueda”.
—¿Y tu cuñado?
—Divino, la verdad que me llevo bárbaro.
—Venimos de un año muy difícil así que reírnos un poco es necesario.
Luisana: —Sí, yo creo que sí. Vos me preguntabas por qué, qué ganas de venirte, y yo creo que la pasamos tan bien arriba del escenario... Este proyecto me hace tan feliz, me hace reír, y me hace disfrutar tanto. De eso se trata la vida: de elegir proyectos y momentos donde uno sonría más y se despreocupe un poco de las cosas que uno piensa que son importantes y al final, no son importantes.
—Bueno, te han pasado cosas que ponen en caja las prioridades.
Luisana: —Por eso ahora elijo muy bien el proyecto y dónde disfruto más estar.
—Darío, tu hermana dice que como tío sos el mejor.
Darío: —A mí me pasa cuando estoy con ellos, cuando veo a Luisana, que me siento muy lleno con mis sobrinos, son muy compañeros.
Luisana: —Pero eso no quiere decir que no vas a tener tiempo. “Me siento muy lleno”, dice. Los sobrinos dicen: “¿Cuándo vamos a tener primos?”.
—¿Cómo viste el Mundial, Luisana? ¿Sos puteadora?
Luisana: —No, no. Pero mirá: me gusta mucho cuando estoy en Argentina ir a ver a River, me encanta.
Darío: —Es madrina.
Luisana: —Soy madrina pero bueno, igual. Me gusta ir a la cancha a ver a River. Me encanta. Y después no sé los nombres de los jugadores, no sé nada de nada, pero me gusta que gane River. Y con la copa mundial me pasa lo mismo, o sea me gusta mi país. Este año además jugó Canadá, y yo les decía a mis hijos: “Bueno, a mí también me gusta Canadá”, porque ellos son canadienses y argentinos. Cuando perdió Canadá y se quedó afuera…
—Todos con la camiseta de Argentina.
Luisana: —Todos con la camiseta de Argentina.
—¿Te quedás de corrido ahora?
Luisana: —Sí, de corrido para hacer los dos meses de teatro y bueno, a disfrutar y a encontrarme con la gente otra vez, ya que después de tanto pedido de que Casados... vuelva, lo hicieron posible.
—¿Qué desean para este 2023?
Darío: —Muchas cosas. Bueno, fue una alegría hermosa terminar el 2022 siendo campeones del mundo. Creo que el pueblo argentino necesitaba gritar de alegría y fue bárbaro. ¿Qué desearles? Que no dejen de estar con la familia.
Luisana: —Amor, paz. Más risas, muchas más risas.
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