Después de un extenso 2024 en el que debutó en la conducción de La Peña de Morfi (Telefe) y brilló sobre los escenarios, Lizy Tagliani vive uno de los mejores años de su carrera. En ese marco, este sábado la actriz se preparó para su ansiado debut en Carlos Paz. Sin embargo, más allá de los flashes de las cámaras y los aplausos de la gente, el corazón de la actriz se sentía vacío. En su mente no dejaba de pensar que tuvo que alejarse de su hijo para cumplir con su trabajo.
Horas antes de pisar el escenario, este sentimiento ya invadía la mente de la artista. “El tiempo nos deja historias para contar, fotografías para mirar, olores que nos llevan a algún lugar o esos sabores que nos llevan a la cocina de mamá. Y esta foto de recién, pero de ya unos minutos, en un rato será de hace unas horas y en algún momento de esos años donde fuiste niño. Qué pasará cuando la veas, y recuerdes que no estuve allí para empujarte al andar, a mamá hoy le toca trabajar y ver pasar tu sábado en videos y fotografías”, escribió la actriz en un posteo en su cuenta de Instagram.
Ante sus casi siete millones de seguidores, Lizy compartió una imagen de su pequeño Tati de espaldas, mientras este andaba en bicicleta, y relató cómo se sentía: “Por eso soy tan pesada cuando estamos juntos, tanto que me decís: “Basta mamá”. Los días a tu lado son pestañeos y los minutos trabajando una eternidad. Eternidad que se calma con el amor de la gente, con el aplauso y con pensar que ya falta menos para abrir la puerta y decir: “Tati llegó mamá””.
A pesar de estos sentimientos, este año fue una etapa muy movilizante para la conductora: Tagliani celebró su primer cumpleaños como madre. “Siempre tengo palabras para describir los momentos que vivo. Pero el que estoy viviendo ahora no tiene explicación. No hay una forma humana o racional de poder agradecer el hecho de poder construir una familia”, expresó la conductora en su programa radial Arriba Bebé (FM Pop 101. 5), con los ojos llenos de lágrimas y en un tono serio, lejos de su habitual desenfado.
“Agradecer pudiendo acompañar al Tati en este momento en mi vida y en la vida de Sebastián, obviamente, mi marido, a quien amo profundamente. Porque el Tati de alguna manera sin el estado de adoptabilidad, es un poco Luisito también”, dijo refiriéndose a su propia infancia.
“Entonces cada caricia, cada palabra, cada juego, cada momento... Ayer con su clase de natación, su entrada al colegio. Cada momento de felicidad de un niño, sin querer o queriendo, me cura un montón”, describió la también humorista. “Porque fui de muy pequeña, adulta. Yo no sé lo que es jugar de chica, nunca jugué, porque tenía que estar quieta, porque no me podía mover de la piecita donde estábamos al principio con mi mamá. Y cuando mi mamá se iba a trabajar, estaba sola con los perros, con los gatos. Por eso de grande me volví tan quilombera. Empecé a ser niña cuando empecé a tener cosas”, habló luego acerca de cómo fue su dura infancia repleta de carencias materiales.
“Y cuando veo jugar al Tati, de alguna manera estoy jugando yo. Gracias por este hermoso cumpleaños, por este 12 de septiembre del 2024: una herida menos de aquel Luisito de 1976. Gracias″, cerró Lizy su discurso con gran emoción, y con la felicidad de haber podido cumplir uno de sus sueños pendientes, el de ser madre.