El martes por la noche, Brian Alberto quedó en el ojo de la tormenta en Gran Hermano (Telefe) tras romper las reglas de la casa. En medio de los problemas de convivencia y la falta de comida, la falta del jugador quedó expuesta minutos después de que Ulises Apóstolo se consagrara como líder semanal. En ese marco, se anunció la sanción en plena gala y dejó a todos los participantes boquiabiertos: el vendedor ambulante quedó automáticamente fulminado por abrir el kiosco sin autorización y no podrá ser salvado por el líder.
Hace unos días, los participantes habían vivido la novedad del kiosco, una vidriera con premios grupales y personales. La primera vez, el grupo eligió llevarse 14 paquetes de cigarrillos, pero en la segunda apuesta, el sobre sorpresa no fue lo que esperaban: un juego de ajedrez por 24 horas, lo que generó reacciones divididas. Sin embargo, quien pareció no poder tolerarlo fue Brian, que no dudó en ignorar las reglas.
Durante un descuido del grupo, tomó una de las llaves del kiosco, abrió el compartimento de los alfajores. Si bien sus compañeros intentaron detenerlo, el hombre les hizo caso omiso y le dio rienda a sus deseos. Acto seguido, los olió y volvió a cerrar el casillero como si nada hubiera pasado. Aunque en el momento lo hizo entre risas, las cámaras lo registraron todo.
La consecuencia no tardó en llegar. En medio de la gala, la voz del anfitrión llamó la atención de los competidores, reunidos en el living, y fue directo con su anuncio: “He advertido que uno de ustedes abrió un casillero del kiosco sin tener permiso”. Sin dar vueltas, el vendedor asumió la culpa con total despreocupación: “Sí, fui yo Big. No pasa nada. Es una bolu…, ya está, no pasa nada”.
Pero la voz de la casa fue implacable y lo fulminó con una sanción ejemplar. “Esta acción está expresamente prohibida y es por ello que voy a sancionar severamente este accionar. Brian, mi decisión es que, a partir de este momento, estás en placa y no vas a poder ser salvado por el líder”, expresó, ante la mirada atenta de los 22 integrantes del certamen. “No pasa nada. Lo abrí solamente, no pasa nada”, aseguró el vendedor ambulante ante la preocupación que suscitó entre sus compañeros, quienes se acercaron a consolarlo ante la decisión que se tomó en vivo.
Si bien el participante intentó minimizar lo ocurrido, el castigo lo dejó en una posición complicada para el resto de la semana. Ahora, el futuro de Brian en el juego está en manos del público, que tendrá la última palabra.
Esta no es la primera ocasión en que la comida se vuelve un problema dentro de la competencia. Al inicio del reality, la falta de organización llevó a que la comida escaseara y cada uno tomara lo que quisiera a escondidas de los demás. Entre las acciones expuestas en ese momento se destacaron la del vendedor ambulante y Luca Figurelli al comer helado. Entre risas, agarraron una cuchara y se propusieron a probar un poco de cada uno de los sabores del postre.
Si bien el hombre mostró cierto arrepentimiento, el exfutbolista intentó sacar provecho de la situación. “Es helado, amigo, no es comida”, aseguró, con un tono jocoso, mientras continuaba con su cometido. Sin pesares, ambos competidores continuaron con la tarea que se propusieron y degustaron de varias cucharadas de vainilla, chocolate y frutilla, mientras intentaban evitar llamar la atención de otros competidores, quienes podrían meterlos en un gran problema si se enteraban de que habían abierto el pote para saciar su hambre a altas horas de la noche.