Roberto García Moritán publicó en su cuenta de Instagram un breve video que desbordaba serenidad y ternura: su hija Ana, concentrada, jugaba con un burbujero, atrapada en ese mundo simple y efímero que solo los niños pueden disfrutar con absoluta devoción. “La paciencia es el arte de la esperanza”, escribió el empresario, citando a Luc de Clapiers, como si la frase resumiera en una línea la escena de su hija y todo lo que implica el paso del tiempo en la vida de un padre.
En otras de las imágenes compartidas por el ex ministro porteño, el escenario era completamente diferente pero no menos significativo: una mesa, platos y risas compartidas con sus hijos mayores, Santino y Delfina. “Almuerzo con ellos”, escribió, agregando un corazón rojo que evidenciaba más allá de las palabras el valor del instante. Incluso, en otro de los videos que decidió mostrar al público, se pued ever a su hija mayor peinando a la hija menor, y entre risas cuestionando las habilidades de su padre como peluquero.
Aun manteniendo su conocido perfil bajo, el empresario no escapa a la exposición que generan sus publicaciones en redes sociales. La separación de Pampita fue un punto de inflexión que todavía resuena en ciertos sectores del público, y cada posteo familiar se convierte, inevitablemente, en territorio de opinión y controversia.
Los comentarios no tardaron en aparecer y, como suele suceder en las redes, se dividieron entre los elogios y las críticas. “La felicidad de Anita teniendo una verdadera familia y no para la foto como lo hacía la otra parte”, lanzó uno de los usuarios, avivando el fuego de comparaciones pasadas. Pero de inmediato surgió la réplica de otra seguidora: “Es que ella no necesita subir fotos y contarles que es buena madre. Este se ve necesitado de demostrar que algo tiene de bueno porque antes, cuando vivía con ella, no subía tantas fotos. Yo tengo cinco hijos y en mis redes casi no vas a ver fotos de ellos... y crié seis, uno adoptado. Y... ¿qué demuestra esta publicación? Que solo cumple su deber de padre, nada más, no lo inflen tanto”.
El contrapunto entre quienes celebran y critican a Moritán dejó al descubierto un tema más profundo: las expectativas sobre la paternidad y la maternidad en tiempos de exposición constante. Sin embargo, entre opiniones polarizadas, un comentario destacó por su simpleza y significado: Milagros Brito, exesposa del empresario y madre de Santino y Delfina, respondió a la foto del almuerzo con un corazón rojo. Un pequeño gesto, pero cargado de complicidad y respeto. Como si el tiempo y los silencios hubieran tejido un equilibrio maduro entre ambas partes.
“Mucho mérito a esta gran madre”, respondió alguien a Milagros, al resaltar, aunque de manera indirecta, el otro lado de la historia. Así, entre imágenes familiares, frases célebres y comentarios de todo tipo, Roberto García Moritán mostró lo cotidiano de su vida en familia. Mientras unos aplauden su dedicación y otros le cuestionan la necesidad de compartir esos momentos, él, entre almuerzos y burbujas, parece dejar que el tiempo, en efecto, haga su trabajo.
En lo que respecta a su separación, en sí, los últimos días Marcela Tauro le preguntó si le había sorprendido la separación. Tras unos segundos de reflexión, el economista comentó: “Puede ser. Me sorprendió el nivel de intensidad de los medios, la mala leche, la mentira. Y por supuesto, esto tiene repercusiones. Afectó mi matrimonio, vínculos con amigos y mi trabajo. Yo amaba mi trabajo con todo mi corazón. Y lo hacía con muchísima vocación. Pero bueno, la vida te propone estos desafíos. Y hoy estoy preparándome para una nueva vida”.