“Decisión familiar”. Con esas palabras, Virginia Gallardo resumió el quiebre definitivo de su matrimonio con Martín Rojas, un vínculo que comenzó con promesas de amor eterno en 2014 pero que ahora transita caminos separados. La noticia, en un principio revelada por Yanina Latorre en LAM, dejó atónitos a muchos, especialmente porque la pareja siempre había sido discreta respecto a su vida privada.
“Se separaron, pero no hubo conflictos escandalosos. Solo el desgaste del amor”, aseguró Latorre al aire, antes de dar detalles de una relación marcada por desencuentros. “Él viajaba mucho por trabajo. Administra hoteles en el interior y es uno de los inversionistas principales de Luzu TV, una figura clave en la profesionalización del canal de Nico Occhiato”, expresaron desde el ciclo.
Los rumores comenzaron cuando Virginia fue vista disfrutando con amigas en varias salidas nocturnas, un hecho que no pasó desapercibido para la prensa del espectáculo. “Me lo confirmó ella misma”, agregó Latorre. “Me dijo que lo están llevando bien, que no hay dramas, pero que simplemente no pudieron superar la distancia que imponía el ritmo de vida de Martín”.
La actriz y exparticipante del Bailando por un Sueño, una figura que conquistó a la audiencia con su carisma y energía, enfrentó este capítulo con serenidad. “Estoy separada. No hay mucho por saber, la vida. Fue hace un tiempito. Es un proceso nuevo, pero estoy bien”, declaró Virginia en diálogo con el programa. Su respuesta, aunque contenida, reflejaba la complejidad emocional de una decisión que, según ella, fue tomada “por el bien de todos”.
“No pasó nada que tenga que comentar más que cosas de la vida, decisiones que se tomaron de manera adulta y que las estamos transitando, enfocados en Martu, que ya tiene cuatro años”, destacó al momento de referirse al presente emocional. “Está todo bárbaro, nos hablamos súper bien, adaptándonos a esta nueva etapa. Tratando de ser lo más adultos posible. Es un proceso largo, pero estamos bien todos, por suerte”. Estas palabras, cargadas de nostalgia y aceptación, muestran a una pareja que, aunque rota, no deja de valorarse.
El final de este capítulo en la vida de Virginia Gallardo resalta la fragilidad de las relaciones en un mundo donde las demandas profesionales a menudo interfieren con la vida personal. ¿Será este un adiós definitivo o el inicio de una nueva forma de vincularse? Solo el tiempo lo dirá.
El comienzo de la historia
El escenario era idílico, casi un cuadro costumbrista: Villa Carlos Paz, con sus sierras bañadas por la luz del verano, fue el lugar donde Virginia Gallardo y Martín Rojas cruzaron caminos por primera vez. Corría el año 2014, y ella, una figura destacada en el teatro de revista, brillaba en otra de esas temporadas teatrales que llenaban de vida las calles de la ciudad cordobesa. Él, empresario turístico, administraba junto a su padre una empresa familiar dedicada a hoteles y eventos. Fue en uno de esos establecimientos, adquirido pocos años antes, donde comenzó la historia que ahora llega a su epílogo.
Aquella chispa inicial se transformó pronto en un romance sólido, marcado por la complicidad y los sueños compartidos. Aunque atravesaron dos crisis importantes, ambas lograron ser superadas, culminando en una boda en junio de 2019.
Un año después de casarse, Virginia y Martín dieron la bienvenida a Martina, su primera hija. La llegada de la pequeña selló aún más los lazos entre ellos, quienes se apoyaron mutuamente en sus carreras: Virginia en los medios, y Martín, que dividía su tiempo entre los emprendimientos turísticos en Villa Carlos Paz y su creciente participación en el ámbito del streaming, como inversionista principal en Luzu TV.
Sin embargo, los engranajes de la vida cotidiana comenzaron a girar en direcciones opuestas. Martín, con frecuentes viajes por negocios, se alejaba físicamente, mientras Virginia intentaba equilibrar su rol como madre y profesional en Buenos Aires. “Hicimos todo lo posible”, confesó la actriz al hablar de su separación.
El paso de los años y las exigencias laborales fueron erosionando el vínculo que alguna vez parecía inquebrantable. Según fuentes cercanas, la pareja intentó superar los desencuentros, pero la distancia se hizo insostenible. La discreción siempre fue una de las características de su relación, incluso durante las dos crisis previas. Pero esta vez, ni el amor ni los recuerdos lograron evitar la ruptura.