El domingo 24 de noviembre, el Teatro Politeama será testigo de un evento extraordinario. En su emblemático escenario se presentará Nuestro Reino, un cortometraje que ya dejó su huella en festivales internacionales y que ahora llega a la Argentina con dos funciones. La primera, diseñada como una experiencia distendida, tendrá lugar a las 15, seguida de una función tradicional a las 16.30. Este proyecto, que combina acción real con animación 3D, no solo propone una inmersión estética, sino que se erige como un llamado urgente a la empatía y la inclusión.
Dirigido por el joven cineasta neurodivergente Maximiliano Wurzel, quien además protagoniza el filme en su etapa adolescente, el trabajo narra la historia real de Maxi, un joven autista que revisita las memorias de su infancia y adolescencia junto a Laura, su maestra y confidente, interpretada por Laura Novoa. Inspirada en hechos reales, la obra no solo cuenta una historia profundamente personal, sino que lo hace desde la autenticidad de quien vivió esas experiencias.
En una charla íntima y exclusiva con Teleshow, el joven director, guionista y protagonista abrió su corazón para compartir las emociones y desafíos que marcaron el camino de esta obra profundamente personal. Desde el origen inesperado de la historia hasta la meticulosa selección del elenco, Wurzel detalló el proceso creativo con la pasión de quien no solo cuenta una historia, sino que la vive.
“Quiero transmitir la importancia de tener un mundo más amoroso, compasivo y unido”, reveló al dejar entrever el propósito que atraviesa cada fotograma del cortometraje inspirado en hechos reales, que nació de un momento inesperado que conmovió profundamente al director.
Durante un reencuentro casual, Laura Kaestner, su exmaestra de primaria, le reveló que había escrito un cuento breve inspirado en él y sus vivencias como alumno. “Lo que más me sorprendió es que ella había escrito una historia sobre mí. Eso no me lo esperaba y me dio una emoción muy fuerte”, recordó. Ese relato no solo lo conectó con su pasado, sino que encendió la chispa creativa que lo llevó a transformar sus recuerdos en cine.
El proceso de llevar el trabajo a la pantalla no estuvo exento de desafíos. Uno de los principales, según Maxi, fue la selección del elenco. “Quería conformar el elenco con actores de primer nivel y expertos en interpretación, además de que se pudieran identificar con la historia”, explicó.
Ese deseo se materializó en un reparto de lujo, con figuras como Laura Novoa, Valentina Bassi y Paula Morales, quienes aportaron una mezcla de talento, sensibilidad y conexión emocional. Cada artista entendió que Nuestro Reino no era solo un proyecto cinematográfico, sino también una oportunidad para dar visibilidad a la neurodiversidad y construir puentes de empatía. Pero allí no termina todo, ya que el joven Ian Galo Lescano -conocido en las redes como Ian Moche- en su debut actoral, interpreta a Maxi en su niñez, en una actuación que conmueve.
Al escuchar a Maxi hablar sobre su obra, se percibe una visión clara y apasionada del poder transformador del arte. Para él, Nuestro Reino es mucho más que una película. Es una herramienta para transmitir valores fundamentales como el amor, la compasión y la unidad.
Por su parte, Laura Novoa, quien encarna a Laura, la maestra que se convierte en un pilar emocional para Maxi, compartió reflexiones conmovedoras sobre su participación: “Como dijo la madre Teresa de Calcuta, esto debe ser ‘una gota en el mar’, y ojalá sea una reconvivencia. A veces, como actrices, nos preguntamos para qué sirve nuestra profesión; sería mejor ser médico o maestro. Pero gracias a esto, encontramos la respuesta”.
En el mismo sentido, se manifestó Paula Morales, quien interpreta a la madre del protagonista y reveló la inmediatez de su decisión al recibir la propuesta: “No había manera de no participar. Cuando me llamaron, no hacía falta leer el guion. Fue muy interesante y fue hermoso ser dirigida por Maxi”, aseguró, al destacar el profesionalismo y la sensibilidad del joven cineasta.
Valentina Bassi, conocida por su sensibilidad actoral, añadió una perspectiva íntima a su interpretación como Martha, otra de las maestras de Maxi. Como madre de Lisandro, un adolescente de 16 años con TEA (Trastorno del Espectro Autista), comprendió desde una experiencia personal las complejidades y desafíos de la inclusión: “En cuanto me llamó Maxi, dije que sí porque me conmovió mucho y me parece que tiene que reproducirse en las escuelas. Estas historias son un granito de arena para un mundo más integrado”, afirmó en una entrevista reciente.
Pero sin dudas, uno de los momentos más emotivos del estreno fue el debut actoral de Ian Galo Lescano, quien no solo se adentró en el mundo del cine, sino que lo hizo desde su propia identidad como niño autista. “Soy el niño autista que habla de autismo”, declaró con orgullo el joven que a sus 12 años cautivó al público con su frescura y honestidad.
El joven actor compartió lo que significó para él participar en el proyecto: “Fue una experiencia que me enriqueció como persona y actor”, aseguró. Además, habló sobre la falta de comprensión que aún rodea al autismo: “Falta mucho, se va a dar de a poco, hay mucha desinformación, pero al mismo tiempo, hay gente que quiere hacer cosas buenas”.
Ian también subrayó el impacto que espera generar el cortometraje en la lucha contra el bullying: “Me pone muy feliz que, con este corto, podamos enseñarle a los niños que, como dijo Maxi, el bullying duele”. Su testimonio, lleno de determinación, deja de manifiesto que su participación trasciende la actuación: es una declaración de principios.
De Buenos Aires al mundo: el recorrido de <i>Nuestro Reino</i>
Desde su estreno mundial en el Festival de Cine de Hobnobben, en Estados Unidos, hasta su debut europeo en el Big Syn International Film Festival de Londres, la obra fue destacada en el circuito internacional de cortometrajes. Su paso por el 23rd Miami Short Film Festival reafirmó su potencial, y su reciente selección para el Festival de Cine de Bogotá, centrado en directores emergentes, confirma la relevancia global de esta propuesta.
Detrás de este éxito está el trabajo de Manada de Dos Producciones, una productora que hizo de la inclusión su bandera, y la música original de Monk Música, que con más de 50 composiciones para cine y televisión, aporta una banda sonora que eleva cada momento del filme.
Pero el trabajo no se limita a contar una historia; lo hace a través de una narrativa visual que combina técnicas innovadoras. La mezcla de acción real con insertos de animación 3D crea un lenguaje cinematográfico único, que potencia el mensaje de la obra: las diferencias enriquecen al mundo y las conexiones humanas pueden superar cualquier barrera.
La impactante historia de Maximiliano Wurzel
El joven de 21 años nacido en Buenos Aires es mucho más que un cineasta emergente. Diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista desde pequeño, transformó su experiencia de vida en una fuente inagotable de inspiración y creatividad. Su historia es un testimonio de amor, resiliencia y un sueño: que el cine sea un vehículo para unir y despertar corazones.
Maximiliano se define como “un guionista de la era del amor”. A pesar de los desafíos que enfrentó desde niño, como dificultades para comunicarse y aprender al ritmo de los demás, nunca abandonó su pasión. Su madre, Rosana, fue su apoyo incondicional. Durante los tres años que duró la carrera de Realizador Integral de Cine y TV en el Centro de Investigación Cinematográfica (CIC), ella se sentó a su lado, revisó cada lección y lo ayudó a procesar la información a su ritmo. Gracias a este esfuerzo conjunto, Maxi se graduó en 2021 con un destacado promedio de 8.45.
“Era el mejor de los alumnos”, recordó Rosana con orgullo, al narrar cómo su hijo superó barreras como la velocidad del habla de los docentes o la dificultad para captar conversaciones grupales. Maxi, con su sensibilidad característica, añadió: “Yo tenía que aprender a mi ritmo, pero nunca dejé de intentarlo”.
Desde los 10 años, Maximiliano llenaba cuadernos y hojas con historias que imaginaba como futuras películas. “Cuando mi mami me veía en la compu, pensaba que eran cuentos, pero yo ya sabía que serían guiones”, comentó. A los 15 años decidió cambiarse a un colegio con orientación artística, el Instituto Español Virgen del Pilar, donde pudo desarrollar sus intereses audiovisuales y sentirse libre para expresarse.
Aunque al principio el cambio le dolió profundamente por dejar atrás a sus amigos, esa etapa marcó el inicio de su formación artística. También fue el momento en que combinó su amor por el cine con un despertar espiritual. Maxi comenzó a estudiar reiki, inspirado por el deseo de ayudar a un tío con cáncer. Esa conexión con la energía y la espiritualidad lo acompañaría en todos sus proyectos, incluyendo los guiones que más tarde desarrollaría.
“Quiero que mis guiones no terminen en un cajón. El cine puede abrir corazones y mentes. Es mi forma de ayudar a las personas a evolucionar y ser más felices”, asegura. Maxi está convencido de que el medio audiovisual tiene el poder de generar un cambio positivo, especialmente en tiempos de crisis global.