Estaba viviendo su propio cuento de hadas. Y nada más le importaba. Luciendo el vestido de novia de sus sueños, el 22 de noviembre de 2019 Carolina Pampita Ardohain celebró su unión con Roberto García Moritán en el Palacio Sans Souci. Después de una escandalosa separación de Benjamín Vicuña, padre de sus hijos Blanca (fallecida en 2012), Bautista, Benicio y Beltrán, y de un par de desengaños amorosos posteriores, la modelo parecía haber encontrado en el empresario al hombre de su vida. E hizo oídos sordos a todos los que le advertían que tres meses de noviazgo era muy poco tiempo para terminar de conocer a una persona.
Y es que, entre Pampita y Moritán, todo se dio de manera vertiginosa. Separado de Milagros Britos, madre de sus hijos Santino y Delfina, Roberto había mantenido algunas relaciones de bajo perfil con figuras de la farándula. Hasta que, según él mismo contó, se iluminó. Y se comunicó con una amiga en común, Oriana Montanelli, para decirle que él era el candidato ideal para la modelo. Ésta confió en su palabra, así que lo contactó con Carolina. Pero le advirtió: “Sé que sos un gran hombre, pero ella es una de las mejores personas que conozco. No le gusta la mentira. Así que, cualquiera que sea la intención que tengas, no le mientas”.
Así fue como, luego de algunas semanas intercambiando mensajes de WhatsApp mientras Ardohain disfrutaba de unas vacaciones con sus hijos en Ibiza, en el mes de agosto llegó el primer encuentro. Y todo fluyó de tal manera, que no tardaron demasiado en mostrarse juntos públicamente, haciendo que todos los medios del país se hicieran eco de la relación. Entonces, Moritán parecía ser todo lo que Pampita había estado esperando a lo largo de su vida. Y la realidad es que él se esforzaba por parecerlo. De hecho, él mismo contó que Ardohain se pasaba horas mirando videos de propuestas de casamiento porque, según decía, algún día quería conducir un programa basado en ellas. Pero Roberto sabía que, en realidad, lo que la modelo quería era ser la protagonista de un momento único en el que alguien se arrodillara frente a ella para pedirle matrimonio.
Lo curioso, sin embargo, fue que apenas habían pasado dos meses cuando el empresario decidió ejecutar su plan. Corría el mes de octubre y ambos habían viajado a Punta Cana, aprovechando que la modelo trabajaba para una cadena de hoteles que opera en el Caribe. El paisaje era de ensueño. Y Moritán no dejó ni un solo detalle librado al azar. Llevó a Pampita con los ojos vendados hasta una playa decorada con flores blancas y con un cartel luminoso que decía: “Casate conmigo”. Y le pidió que fuera su esposa arrodillado, con un anillo de compromiso en su mano, mientras un dron grababa la escena que luego se reprodujo hasta el cansancio.
¿Qué más podía pedir Carolina? Si lo que había imaginado desde niña, finalmente, se había hecho realidad... Entonces puso manos a la obra y dio comienzo a los preparativos para la gran fiesta, que se concretó en menos de un mes y medio. Gabriel Laje fue el encargado de diseñar el exclusivo modelo que Pampita lució para su gran noche. Llegó al altar acompañada por sus tres hijos, que al igual que el novio vistieron trajes de Daniel Casalnovo. Y le dio a Moritán un “sí” que, para muchos, tenía sabor a revancha, frente a catorce testigos, siete por parte de cada uno.
La felicidad de Pampita no podía ser mayor. Su sueño se había concretado en un tiempo récord. “Estamos muy felices. Fue muy emocionante. Fue muy hermosa toda la ceremonia. Nuestros amigos y familia nos dieron mucho amor. Nos acobijaron en este momento y nos dieron una buena energía. Estamos llenos de amor, colmados de amor por todos los que nos quieren”, le dijo a los periodistas apostados en el lugar luego de consagrarse como la esposa de Moritán.
Roberto, por su parte, también se mostró muy ilusionado y nervioso. “Participaron nuestros chicos. Hubo muchos testigos… Ya estoy un poco mejor. Esto es una felicidad total. Siento mucha admiración por esta mujer, por su valentía y sus ganas de vivir”, aseguró en el que fue uno de sus primeros diálogos con la prensa como “marido de Pampita”.
La fiesta contó con 242 invitados, entre los que figuraban algunos famosos como Marcela Tinayre, Valeria Mazza, Barbie Simons, Angie Balbiani, Pancho Dotto y Gabriel Oliveri. Las familias de los recién casados compartieron una mesa en común para disfrutar de la cena. Y, pasada la medianoche, llegaron otros 337 invitados, entre los que figuraban Marcelo Polino, Aníbal Pachano y Flor Peña, que se sumaron a una pista de baile que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.
Cuando las luces del nuevo día empezaron a asomar, la modelo y el empresario se trasladaron al hotel Four Seasons, donde pasaron su noche de bodas en la suite presidencial que cuenta con 200 metros cuadrados, decoración estilo francés de los siglos XVIII y XIX y pisos de roble de Eslovenia. Y luego disfrutaron de una breve luna de miel en París, que no se pudo extender más de cuatro días por razones de trabajo pero que les sirvió para coronar la boda.
Sin lugar a dudas, lo único que le faltaba a la relación de Pampita y Moritán para ser perfecta era la llegada de Ana, la hija de ambos, que nació en la madrugada del jueves 22 de julio de 2021 en el Sanatorio Otamendi. La dicha era completa. Y la modelo la reflejó no solo en sus redes sociales, sino también en el reality de su vida, Siendo Pampita, de Paramount+, donde hizo ostentación de su pareja perfecta.
Pero en la vida real, los finales no siempre son felices. Y, después de que los rumores sobre una supuesta crisis conyugal llenaran desde los programas de chimentos hasta los noticieros durante dos semanas, el 28 de septiembre el por entonces Ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad de Buenos Aires confirmó su ruptura de la modelo, de quien dijo que llevaba “un tiempo” separado. Al mismo tiempo, Pampita publicó chats íntimos entre ambos que demostraban que hasta el 20 de ese mes, día en que según sus propias palabras se enteró “de todo”, seguían tan unidos como siempre.
Los motivos que los llevaron a pedir el divorcio legal aún no quedan claros. Se habló de infidelidades. Y también de la desilusión de la modelo, que se había casado con un empresario devenido en político y no quería verse involucrada en supuestas denuncias de corrupción en su contra. Sea como fuere, el final fue tan abrupto como el comienzo. Y, lamentablemente, Pampita y Moritán no llegaron a cumplir los cinco años de casados para celebrar ni siquiera sus bodas de madera.