Luego de casi dos años sin novedades, M.E.R.I. renovó su catálogo musical con “Otra boca”, un reggaetón pop que se vale de los vaivenes formales, furtivos y clandestinos de una pareja que parece en eterna crisis. Pero, ¿quién es M.E.R.I.?
Se llama María San Martín, tiene 29 años y canta desde muy, muy chica. Sin artistas en su árbol genealógico y al margen de su trabajo en la empresa de calzados que tiene su familia, ella decidió escribir su propio recorrido, influenciada tanto por la música que escuchaba como por los programas creados por Cris Morena. “Mi abuelo tocaba el piano muy bien y siempre tuve el piano ahí. Pero empecé sola, viendo la tele, escuchando música. Mi abuela me grababa cuando cantaba, tengo varios casettes que volví a escuchar hace poco. Yo tenía 3 años y en un momento, ella me preguntó: ‘¿Te gustaría ser artista?’. Y yo no le contesté, pero seguí cantando”, recuerda en conversación con Teleshow.
Antes de entrar en la adolescencia, empezó a hacer comedia musical. Y a los 14 años (”Cuando me cambió la voz, cuando me puse más mujer, digamos”), arrancó con las clases de canto, que luego se extendieron a estudiar guitarra y piano. En paralelo, también desarrolló un gusto por la moda y la indumentaria, algo que se refleja en sus videoclips y que le sirve para potenciar su estilo. Pero pese a su bagaje, contenido y envase, no se animaba a editar sus canciones.
“Siempre me ponía trabas, decía: ‘No. Tengo que mejorar en esto, tengo que mejorar en lo otro’. Y nunca sacaba música. Es que uno, desde su propia óptica, siempre es el peor crítico, siempre hay algo por mejorar”, explica. Pero algo cambió hacia fines de 2021, cuando se juntó con su productor Tavo Lozano y con el rapero G Sony con la intención de afilar la composición. En pleno proceso creativo, a Mery se le ocurrió que una de esas canciones estaba como para salir a la cancha; pero en vez de que sea de ella sola, la convirtió en una colaboración con Sony. Así, en diciembre de ese año, vio la luz “Ya no vuelvas”, su tema debut: un pop con aires r&b con un beat de dembow más el flow del rapero para poner en escena la descomposición de una pareja.
Cinco meses más tarde salió con “Temperatura”, un tema menos íntimo, más festivo y en el que aparece sola. Con el videoclip se anotó su primera cucarda: una nominación en el reconocido Buenos Aires Music Video Festival 2022. Poco después, ya en septiembre del 2022, volvió a la temática desamorosa con “Adiós suerte”. Y cuando parecía que empezaba a tomar velocidad su recorrido, de pronto se frenó.
“Desde chica arrastré esa especie de inseguridad por miedo a tener que estar siempre mejorando. Pero esa vez me frené porque justo había cortado mi relación. Siempre seguí cantando, pero sentía que estaba un poco perdida. No terminaban de convencerme los temas que venía haciendo, entonces no sacaba nada. La verdad que fue bastante feo ese momento”, dice, y ahora, en junio pasado, quebró esa mala racha con “Otra boca”, del cual acaba de sacar su videoclip.
“Me parece que cuando uno emprende en cualquier cosa, en mi caso la música, uno empieza a lanzar, lanzar, lanzar. Hasta que en un momento te agarra cierta inseguridad. Uno a veces piensa que va a sacar la mejor música y que con ese principio ya te tiene que ir perfecto. Yo estoy muy contenta con lo que fui sacando y, cuando no sos tan conocida, tenés que meter muchas más cosas en lo que hacés”, dice. Antes de que termine este año, saldrá con una balada. “Es totalmente distinto a lo que estoy haciendo, me abro un poco del pop y el reggaetón. Va a tener una letra que es supersentida. En realidad, todas mis canciones tienen mucho que ver con lo que me pasa, con mis relaciones. Hay versos en los que eso se representa mucho”, dice.
—¿Tu música favorita es el pop?
—Sí, absolutamente. Me gusta mucho Dua Lipa. Cuando era chica, lo que más cantaba y lo que más me gustaba eran en inglés, sobre todo las baladas. De hecho, mi tío siempre me decía: “Tenés que cantar en castellano”. Y yo no quería saber nada, porque los temas que estaban de moda para bailar, no eran en castellano. Me gustan mucho Beyoncé, Selena Gómez, Lady Gaga... Siempre me gustaron mucho las divas pop. De Ariana Grande me gusta mucho su voz, por ejemplo, pero los temas no me matan y su estilismo, tampoco. De Dua Lipa sí, me gusta todo.
—¿Tenés la misión o la ambición de ser una diva pop?
—(Se ríe). Sí, es algo que sueño desde chica. Me re veo en eso. Me encanta cantar y bailar, siempre me gusta tener bailarinas atrás. Antes de ir a comedia musical, yo amaba los programas de Cris Morena. Me miraba en el espejo y hacía las mismas actuaciones. Por ahí, si estaba llorando porque me había retado mi mamá, lloraba y me miraba en el espejo, y empezaba a cantar. Pero tengo que mostrarme más, salir a cantar más, darme más a conocer. Hoy en día está todo muy volcado a las redes, pero no alcanza con poner publicidad en las plataformas.
—¿Y te fijás en lo que hacen las artistas locales de tu generación?
—Sí, me gustan mucho las artistas de mi edad y que cantan en mi idioma, pero no me copio. Para mí, yo tengo mi estilo muy marcado. Estoy más volcada al pop. No hago reggaetón pesado o algo más extremo, como podría hacer Taichu, por ejemplo. Mi música es más cantada.
—¿Qué te gustaría que pase con vos y con tu proyecto?
—Que la gente me escuche. No sé si tanto que le guste. Más que nada, que se escuche. A mí me encantaría saber al que le gustó y también al que no le gustó. Y la verdad que tampoco le doy demasiada importancia a los comentarios negativos en las redes. Hace poco, en Instagram, uno me puso: “Ah, ahora las feas cantan”. Pero ni me importó, justo en eso no tengo inseguridad. Siempre van a existir los mensajes feos, pero igual me gusta verlos porque ahí digo: “Bueno, lo escuchó y se tomó el tiempo de escribirme”. Y eso, en esta época, es bastante.