En medio del gran éxito que cosecha la versión teatral de Cha Cha Cha, el ciclo televisivo de culto de los 90 que llevó a las tablas, Alfredo Casero dejó en claro una vez más que no tiene miedo de hablar de todo. En su paso por Somos Buenos (TN), conducido por Nicolás Wiñazki y Santiago Fioriti, el capocómico ofreció su punto de vista de lo que ocurre en la sociedad y en el ambiente artístico y generó revuelo con sus opiniones.
La primera consulta la realizó Wiñazki, mezclando realidad y ficción: “¿Qué haría Juan Carlos Batman por la calle?”, indagó el periodista en alusión a la conocida parodia que realiza el humorista del superhéroe. En ese momento, Alfredo le comentó: “Yo soy Batman jugando, cuando voy a actuar, es el chiquitaje”, señaló, antes de lanzar un polémico argumento: “Le voltearía la puerta a Jorge Macri para sacar de la calle que está llena de gente, que son fisuras que vienen de otro lado y a las 10 de la mañana aprietan a la gente para que le den plata”.
En un intento de evocar el humor ácido que lo caracteriza, Casero agregó: “Ahora andaría con el Batimóvil, con una buena bocina, mientras duermen”. Sosteniendo esa línea, Casero remarcó: “¿Es verdad que no hay laburo? Hay una infinidad de gente que no quiere trabajar”. El humorista también hizo énfasis en los problemas de inseguridad y cómo afectan a las personas: “Por ejemplo, una mujer con sus hijos chiquitos, con pañales, pidiendo, y si vas con la policía, te responden: ‘No, ya se armó todo’. Nosotros hace mucho tiempo actuamos de una manera y la gente se dio cuenta de que el que te viene a pedir, muchas veces te viene a chorear, porque no pone de él y, de alguna manera, no hay trabajo, pero ves que en todos lados se necesitan lavacopas”.
Ante los comentarios del actor, intervino Fioriti: “Pero hay un 50 por ciento de pobres en la Argentina”. El dato fue confirmado por el invitado, quien aprovechó para recordar sus propias vivencias en esa situación. “Sí, yo he sido muy pobre. Mis vecinos lo pueden decir, incluso mis hijos Guillermina y Nazarena comían té con pan. Desde mis comienzos no pensé en pedirle nada a nadie, sino que lo tuve que hacer yo mismo toda mi vida”. Además, aprovechó para fijar su postura al respecto: “No pienso que el Estado me tiene que dar, pero alguien le dijo a la gente que lo tiene que hacer como ese tipo para quedarse con los votos”
Sosteniendo esa línea, Casero continuó: “Desde De la Cabeza, el primer programa, yo pedía las resmas de papel continuo y empezaba a escribir. Mis comienzos fueron desde abajo, y la gente lo entiende”. Y, una vez más, retomando la consulta de su personaje, expresó: “Ese es mi Batman, es más social y el que va a decirles: ‘¿No te da vergüenza, pel…, ser la persona que sos pudiendo ser diferente?’. Y eso está mal visto”.
También fue consultado por Wiñazki respecto a la “guerra” que el propio cómico mencionó a la hora de regresar al teatro: “Mi guerra particular fue que no terminen con mi psiquis. Al ver que algo de color rojo me digan que es verde hasta que me hagan dudar, no van a lograrlo. Tal vez a una persona mayor puede ser”. A su vez, se le pidió que diera su punto de vista respecto al kirchnerismo, a lo que dijo: “Era una alegoría de la enfermedad de Cristina Fernández de Kirchner. Lo dije muchas veces que el psicópata necesita de un psicótico que no ve las cosas. Ella necesita siempre de un idiota…”.
Más adelante, se le preguntó sobre el ambiente artístico, que se encuentra atravesando momentos duros debido a los recortes y posible cierre del INCAA. “No pertenezco a la comunidad artística, sino a la de mecánicos”, respondió de manera irónica, y siguió con contundencia: “Me chup… un huev… los premios Martín Fierro. El INCAA una gran fábrica de tomates, lo único que hizo fueron negocios. Si bien había gente más seria que otra…”.
Por último, repasó su trayectoria, y afirmó: Yo siempre digo lo mismo: hice todo con mi dinero. No puedo decir que lo hice con el de alguien. Un par de veces realicé un show de Berazategui para una municipalidad, que la pasé muy bien, pero era porque estaba por la zona de casualidad. El único que puso dinero para realizar Cha Cha Cha fue Eurnekián. Y yo no lo convencí, sino que fue locura propia”, sentenció.