Claudio Morgado, alguna vez figura respetada en el ámbito de los derechos humanos y exdirector del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), enfrenta una acusación formal por estafa. El caso, que tomó estado público en abril de este año, lo involucra junto a su esposa, Vanesa Moreno, en un esquema que dejó a varios damnificados. La justicia argentina avanzó en la causa y ordenó una pericia psiquiátrica sobre Moreno. Sin embargo, las víctimas temen que esta medida pueda utilizarse para esquivar la responsabilidad penal.
La fiscalía de Boulogne, bajo la dirección de María Paula Hertrig, formalizó la imputación contra la pareja, un proceso que fue seguido de cerca por los afectados, quienes aseguraron haber sido defraudados a través de un esquema calculado. Según los denunciantes, Morgado aprovechaba su imagen pública y su reputación de figura de confianza para captar a las víctimas. Usando su acceso a colegas y conocidos, convencía a estos de que su esposa Moreno ofrecía productos importados, artículos de Nike y otras marcas reconocidas. Todo era aparentemente fácil y fiable: una compra exclusiva de productos de alta gama, a precios que resultaban convenientes. Pero esa “garantía” se convirtió rápidamente en un callejón sin salida para quienes depositaron dinero en sus manos.
Una de las primeras en hacer pública su experiencia fue Bárbara García, hermana del periodista Camilo García. Con la voz entrecortada, la comunicadora contó cómo había entregado 335 mil pesos a Morgado y Moreno, confiando en ellos para una compra de artículos exclusivos que jamás recibió. “Tenía plena confianza en ellos, y nunca imaginé que me dejarían en esta situación. Yo creía en Morgado, como muchos otros también creyeron”, expresó. Ella, como otras personas, no solo fue engañada sino que terminó endeudada, pues el dinero nunca le fue devuelto.
Bárbara, junto a otras personas, comenzó a notar las primeras señales de alarma cuando las entregas de productos no se concretaban y las excusas eran cada vez menos creíbles. La desilusión inicial dio paso a una frustración profunda y, finalmente, a una sensación de traición y abuso de confianza. Cuando descubrió que no era la única víctima, sino que había otras personas que también esperaban sus productos o su dinero, decidió actuar. Su denuncia se convirtió en el eje de la causa que hoy acorraló a Morgado y Moreno en una trama cada vez más complicada.
Con el avance de la causa, uno de los puntos que más preocupa a las víctimas es la orden de realizar una pericia psiquiátrica a Vanesa Moreno. Según los abogados de los damnificados, este paso podría ser una estrategia de la defensa para alegar una incapacidad penal y tratar así de exonerarla de responsabilidades. La fiscal María Paula Hertrig ordenó esta evaluación con el fin de determinar si Moreno se encontraba en condiciones de enfrentar el juicio y de declarar, y si representaba un peligro para sí misma o para terceros. Sin embargo, para muchos, este examen psicológico significa una amenaza a la integridad del proceso.
La propia Bárbara expresó en declaraciones a Teleshow su malestar ante esta medida y criticó lo que considera una “maniobra evasiva”. “Yo no quiero llegar a ningún arreglo económico. Lo mío es un acto de justicia por todos los que perdieron. Lo único que quiero, insisto, es que vayan presos y que la fiscal no moleste más con el tema de pericias psiquiátricas a la mujer de Morgado, porque tenemos pruebas suficientes, depósitos en la cuenta de él. No tienen escapatoria”, declaró con firmeza. Sus palabras reflejan el sentir de muchos otros afectados, quienes, lejos de buscar una compensación monetaria, quieren una condena penal que haga justicia.
En paralelo, los damnificados crearon un grupo de WhatsApp en el que comparten información, pruebas y actualizaciones del caso. El mismo fue un lugar de apoyo y organización para quienes decidieron enfrentar juntos esta batalla legal. Entre los mensajes que circulan en el chat hay una mezcla de incredulidad y esperanza. “Es la primera vez que se avanzó tanto”, comentó Bárbara, haciendo referencia al lento pero constante progreso de la causa.
Los miembros del grupo ejercen una presión constante sobre la fiscalía. Siguen de cerca cada movimiento de la defensa y de la fiscal Hertrig, temerosos de que se busque una resolución que implique la incapacidad mental de Moreno como excusa para eludir el proceso penal. “Querían sacarse el tema de encima declarándola insana. Así que tuvimos que meter presión en la fiscalía para que avanzaran ya, porque todos los testigos ya declararon”, explicó García, al exponer la persistencia de quienes se niegan a aceptar una salida que consideran injusta.
La baterista Andrea Álvarez fue una de las personas que le escribió a Bárbara luego de que ella expusiera su caso. “La puse en contacto con mi abogado y él no sólo la asesoró, sino que la animó a formular la denuncia, ya que ella no quería saber nada con eso”, explicó la periodista en su momento.
La baterista y percusionista había contado que Vanesa le ofreció una Mac Book a “buen precio”. “Las trae una amiga para que yo las revenda, pero a vos te la dejo a mil dólares porque Clau te ama”, fue lo que la mujer de Morgado le dijo a Álvarez. “Le contesté que ‘No’ y justo llamó mi hermano, porque se le rompió la compu, y él sí se metió”, completó la música.
“Supuestamente, las Mac llegaban en una semana pero eso no pasó. Ella me ofreció, para compensar la tardanza, otra Mac a 500 dólares. Yo sospeché, pero no quería dudar de ‘la mujer de Morgado’”, contó.
“Llegó fin de año. Ellos se fueron a Brasil y yo ahí ya me sentí una boluda, pero me daba vergüenza reconocer lo que pasaba. Enero fue una demencia de verso y ya en febrero le pedí la plata y empezó otro capítulo”, prosiguió Andrea. “Me animé a contarlo a amigos, googleamos, y vimos que eran estafadores profesionales y que las historias que habían trascendido eran iguales a la mía: audios, capturas de WhatsApp, estrategia. Todo igual. Tienen denuncias, causas, pero nunca pasó nada”, dijo.
“A partir de ese momento, comenzaron a ponerme una excusa diaria para no devolverme lo que ahora son 1800 dólares. Este miércoles decidí aceptar la derrota, pero no quiero que estafen a nadie más y por eso lo cuento. Fueron meses humillantes donde me enfermé, me arruinaron el verano, la vida y mi trabajo. Todo fue demencial”, comentó Andrea para cerrar un descargo que hizo en abril de este año.