La noche se cernía sobre la carpa de Bake Off Famosos, y la tensión era casi palpable. Tres concursantes se encontraban en la cuerda floja: Cande Molfese, Nacho Elizalde y Gastón Edul enfrentaban la prueba del repechaje, conscientes de que uno de ellos se despediría para siempre. Las luces, las cámaras y el ambiente festivo del programa contrastaban con la carga emocional de los concursantes, quienes intentaban aferrarse a cada segundo en el certamen.
La primera prueba fue una especie de juego de palabras que exigía rapidez mental y creatividad, “sin repetir y sin soplar”, por el que Gastón quedó afuera. Tras ello, la segunda parte del mini desafío consistía en hacer cuatro chorizos de masa que midieran un metro. El primero en alcanzar la suma y longitud se quedaba con el triunfo. Molfese se impuso por sobre Elizalde con comodidad y mejoró su promedio de cara a la última prueba creativa que vendría minutos después sobre la elaboración de fosforitos.
Allí, cada uno debía presentar seis piezas, tanto dulces como saladas, con un hojaldre perfecto y una presentación que deslumbrara al jurado. Entre amasados y plegados, los concursantes lucharon contra el tiempo y la presión. Maru Botana, con su toque maternal y su experiencia, ofreció una breve clase sobre cómo lograr un hojaldre impecable. En dos horas y quince minutos, los participantes debían hacer magia.
En esos momentos decisivos, cuando la incertidumbre era casi insoportable, Cande mostró un gesto de camaradería hacia su compañero. Edul, entre risas y un tono de resignación, se acercó y le pidió un favor: “¿Me prestás el delantal celeste? Creo que nunca voy a tener uno propio. Solo un ratito”, le pidió, mientras en sus ojos se percibía la nostalgia de quien sabe que el final quizás está cerca. Ella, sonriendo, accedió: “Solo porque sos vos”.
Wanda Nara no dejó pasar la oportunidad de ponerle un toque irónico a la escena. “Gastón, el delantal está mufado y vos también; nada bueno puede salir de esa junta”, bromeó con su característico sarcasmo. El periodista intentó mantener el optimismo, respondiendo: “Me siento bárbaro. Al revés, lo estoy materializando; se viene el delantal”. Pero la conductora, rápida como siempre, lanzó una última advertencia: “Dos mufas juntas, vos sabés lo que pasa, en el fútbol y en la vida. Prepará las valijas, me parece”. Su comentario provocó risas, pero también un aire de despedida anticipada.
El fallo del jurado, como siempre, fue implacable. Sus fosforitos salados, rellenos de cuadril, chimichurri, rúcula y provoleta, recibieron elogios moderados, pero fue la versión dulce la que despertó cierta admiración en Christophe Krywonis, quien apreció el sabor de dulce de batata con licor y naranja. Sin embargo, Damián Betular no fue tan indulgente al destacar que el relleno del salado no terminaba de convencerlo. La observación, aunque sutil, tuvo el peso de una sentencia.
El otro participante con peor rendimiento de la noche había sido Nacho, quien se volcó por unos fosforitos de vitel toné -del que reconoció que se podría consumir más en el resto del año- además de unos de queso crema de vainilla, frutillas y almendras.
Finalmente, el veredicto fue inapelable. Edul debía abandonar la competencia. Se escucharon palabras de reconocimiento y apoyo. Christophe elogió su perseverancia y aprendizaje; Betular, conmovido, le agradeció su calidad humana: “Te lo mereces, te quiero, Gasti”. Por su parte, Maru Botana lamentó que nunca hubiese podido portar el delantal celeste: “Me hubiese encantado que te lleves el delantal”.
Edul, con una mezcla de tristeza y gratitud, dejó sus últimas palabras en el set que le había dado tanto. “Lo di todo. Me duele mucho irme hoy. Me llevo el recuerdo en el corazón de haber pasado por este programa espectacular que me enseñó mucho”. Su voz se quebraba, pero su determinación seguía intacta. Antes de irse, en un último gesto de afecto, le pidió a Wanda: “Cuidame a Cande”.
Así, en esa despedida llena de emociones encontradas, Edul dejó la carpa de Bake Off, pero no sin haber marcado su paso con una mezcla de esfuerzo, humor y humildad. Su camino terminó, pero él había encontrado algo aún más valioso: el respeto y la amistad de sus compañeros y del jurado.