La máquina de mirar, bajo la dirección de Julio Panno, invita en sus seis episodios a la audiencia a sumergirse en una narrativa cargada de emociones y dramatismo, combinando la voz de Fernando Marín, el personaje detrás de toda la historia, con los testimonios de personas que compartieron o presenciaron su camino. En el segundo capítulo, llamado La Intuición, la serie se introduce directamente en los grandes programas que sellaron su carrera como productor.
En su recorrido, Marín repasa algunos de sus ciclos más influyentes, aquellos que marcaron un antes y un después en el medio. Este episodio invita al público a revivir producciones tan recordadas como Video Show, Cantaniño, Calabromas, El Chavo del 8 y Juana y Sus Hermanas, programas que se destacaron por su originalidad y capacidad de conectar con los telespectadores.
Cada uno de estos envíos, que alcanzaron notable popularidad en su momento, representa la habilidad de Fernando para identificar las claves del éxito. Su método de trabajo se basaba en un enfoque intuitivo hacia el talento y en la creación de equipos donde el entusiasmo y la entrega se transformaban en resultados que, aunque a veces modestos, lograban captar la atención y el cariño del público. Esta estrategia fue fundamental para dar vida a proyectos que, con recursos limitados, lograron una vigencia duradera en la historia de la televisión.
El primer recuerdo es el de Juana y Sus Hermanas, con el testimonio de Juana Molina, la gran protagonista del programa, en primera persona, y la intervención de Marín, quien guarda en su memoria todos los detalles detrás de la creación de este gran éxito, del que fueron parte cientos de famosos a lo largo del tiempo. El emotivo recuerdo familiar que la une a la actriz y el proceso de trabajar con total libertad en la serie que estuvo en la televisión entre 1991 y 1993 son evocados con una delicadeza minuciosa sobre aquellos ciclos.
Es imposible olvidarse de Calabromas, el espacio que le dio la posibilidad a Juan Carlos Calabró de brillar en la televisión. En esta sección fue su hija menor la encargada de relatar cómo era el proceso de trabajo del comediante. Marina Calabró aportó detalles desconocidos para todos, y la emoción que transmitieron sus palabras acompañadas de la música de un piano lograron emocionar a cualquiera. Durante la media hora que dura esta segunda entrega, Fernando deja en claro que la pasión que siente por hacer programas va más allá de cualquier cosa y que no tuvo miedo a la hora de hacer apuestas arriesgadas, como fue traer El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado.
Con una trayectoria de más de cuatro décadas, en este segundo capítulo habla de cómo fue trabajar durante la dictadura militar y del pedido que le hacían desde los altos mandos con respecto a las figuras que aparecían en sus programas. El genio detrás de Mesa de Noticias en los últimos minutos de esta segunda emisión habla, con la voz cargada de emoción, de la relación que tenía con su padre, quien trabajaba en un banco y se negaba a verlo en las competencias del hípico. En este fragmento se reutiliza el recurso de la ficcionalización y, mientras Marín cuenta cómo fue su vínculo afectivo con su padre, en voz en off, dos actores interpretan la situación.
El productor, célebre en la industria, optó por mantenerse completamente alejado de los pormenores de la producción del relato. Su decisión fue esperar al estreno para conocer el resultado, eligiendo vivir la obra como cualquier otro espectador. Aunque evitó participar en la edición, su instinto profesional no le impidió imaginar cómo podrían haberse traducido en la pantalla los momentos claves de su vida. El cierre de este capítulo deja a la audiencia con ganas de saber más acerca de su increíble historia, de la que él mismo dice que “le pasaron muchas cosas”, que en ocasiones no puede creer todo lo que atravesó y deja a la espera de la tercera emisión.
En conjunto con las declaraciones en on del creador de Video show se encuentran los testimonios la actriz Juana Molina, quien fue una de las primeras en trabajar con el icónico productor; el actor y comediante Atilio Veronelli, quien es el encargado de dar una perspectiva por fuera de Juana y sus hermanas; la periodista Marina Calabró, que habló en nombre de su padre, Juan Carlos Calabró; entre otras figuras relevantes a los ámbitos de los que Fernando fue parte. Las voces de terceros, que lo conocieron a lo largo de los años, hacen de esta segunda entrega una muestra de cómo era trabajar con esta gran figura de la televisión argentina.