De El Chavo a Mesa de noticias, se estrena La máquina de mirar, la docuserie que repasa la obra del multifacético Fernando Marín

El empresario lideró éxitos en los medios de comunicación durante más de 40 años. Produjo legendarios ciclos y marcó hitos en la tevé. Ahora contará su propia historia. En una charla con Teleshow, detalla algunos recuerdos

"La máquina de mirar", la docuserie que repasa la vida del multifacético Fernando Marín

Cuando tenía 9 años, Fernando Marín revolucionó su barrio y, sin saberlo, marcaría su historia dando sus primeros pasos en la producción de eventos. Con su ímpetu, sus ganas, maña y una cartulina como únicas herramientas creó un club al que llamó “El Rayo” y convocó a todos los chicos de la zona. “Hacía competencias en una cortada, ahí donde ahora está El Solar de la Abadía (en el barrio porteño de Belgrano): jugábamos a la pelota, al pool, corríamos en bicicleta y boxeábamos. Ese era nuestro club. Entonces, en unas cartulinas celestes que metía con disimulo porque era un barrio de River —y yo las hacía de ese color por Racing— les ponía fotos de las actividades. Como venían unos alumnos del colegio La Salle, les pedía las medallas al mérito que les daban y con eso premiaba a los competidores del club”, explica sobre la dinámica que creó y que sería una constante en su vida, atravesada por incesantes hitos y éxitos en distintas disciplinas. “Creo que ahí, en ese club, nació un poquito esta cosa del hacedor, del líder”, asegura convencido, siete décadas después y en diálogo con Teleshow, sobre la importancia de aquellos primeros pasos.

Referente de la industria del entretenimiento, el deporte y la política; pionero de los medios de comunicación en Argentina, cuya influencia se extendió en radio y televisión durante las décadas de 1970, 1980 y 1990, llegó el momento de alternar roles y pasar de productor a protagonista, cuando se estrene La máquina de mirar, una docuserie sobre su vida. Bajo la dirección de Julio Panno, se lanzará en Crónica TV y en Infobae a partir del 9 de noviembre, y promete una revisión exhaustiva de los hechos que forjaron el legado de Marín.

La historia se adentra en la vida del productor desde sus comienzos. A los 18 años, impulsado por su espíritu aventurero, dejó Argentina para explorar el mundo. Su primer destino fue Estados Unidos, donde trabajó en Las Vegas como valet parking. Esta experiencia le permitió observar de cerca el mundo del espectáculo norteamericano y establecer contacto con importantes figuras del entretenimiento de aquella época. De regreso en Argentina, su carácter arriesgado e intuitivo lo llevó a emprender innovaciones en los medios, convirtiendo eventos cotidianos en noticias y desarrollando producciones que capturaron la atención nacional.

El productor trajo a Roberto Gómez Bolaños intuyendo que sus entrañables personajes podían ser un éxito también en Argentina. Cincuenta años después, siguen vigentes (Foto/Archivo personal Fernando Marin)

En esta serie documental de seis episodios, que cuenta con momentos de ficción y material de archivo, el productor hace un relato en primera persona que explora diferentes facetas de su carrera en campos como el entretenimiento, la política y el deporte. Programas icónicos como Video show, Mesa de noticias, Calabromas, El chavo del 8 y Cantaniños se encuentran entre sus creaciones más destacadas y se han convertido en clásicos de la televisión argentina. Además, se destaca su trabajo en el ámbito deportivo, con producciones como Racing campeón, y de torneos de figuras legendarias, como el tenista Guillermo Vilas y el boxeador Carlos Monzón.

¿Cómo se condensa tanta vida en tan pocos episodios? Julio Panno, a cargo de este desafío que llevó más de un año de trabajo, explica cómo se logró: “Es tal la vastedad de cosas que ha hecho, que no cabría ni en una serie de 20 capítulos. Primero me propusieron guionar este material y luego dirigirlo. Ahí nos conocimos con Fernando y fue una aceptación mutua. Hay que negociar, porque hay cosas que son más trascendentes que otras y toca resignar. Por suerte fue súperprolijo: es una persona que supo conservar sus recuerdos“.

Marín también responde a eso: “Cuando comencé a trabajar fui guardando material de las distintas producciones en álbumes de fotos grandes, por lo que tengo cosas que no están en Internet, testimonios muy valiosos del inicio que solo tengo yo. Andá a saber dónde nace esa inquietud mía. Creo que de ver tanto a mi padre sábados y domingos que trabajaba en un banco y se llevaba carpetas a casa. Y fumaba muchísimo. Entonces tuve como una aspiración interna de decir: ‘Mi viejo se va a enfermar, yo esto no quiero eso para mí'; y ahí fue naciendo la esencia de lo que más adelante fue mi profesión de productor”.

En su álbum personal, armado con fotos y recortes de forma artesanal, atesora momentos compartidos con primerísimas figuras como Juan Carlos Altavista y Roberto Gómez Bolaños

Ese camino, el proceso a convertirse en generador de contenidos, llegó por parte de un familiar. “En la década del 60 y por intermedio de mi cuñado que tenía la productora de mayor envergadura de aquella época y estaba conectado con Radio Mitre de entonces, que tenía un programa con figuras como Brizuela Méndez, Juan Carlos Mesa, Juan Carlos Altavista, comencé a trabajar con los grandes”, explica. “Hasta que un buen día, le propuse al Dr. Jorge Di Lorenzo —que en ese momento presidía el jurado de Odol Pregunta, el ciclo que conducía Cacho Fontana— formar una productora, que con los años se transformó en Marín Producciones”, asegura sobre aquella piedra fundacional que le dio vida a tantos productos.

De él me gusta y comparto fundamentalmente una cosa: el valor que le da a lo artesanal“, aclara Panno, que trabajó codo a codo con el empresario durante todos estos meses. “Es más fácil hacer dinero comprando un producto hecho y generalmente mucha gente dice: ‘Produje esto’, pero en realidad compró algo y lo destaca. Fernando, si bien fundó una empresa enorme, estuvo siempre en contacto directo con los procesos creativos. Él aclara que no inventó al Chavo, sino que lo compró y lo trajo. Crear es otra cosa. Crear es crear mensaje, noticia. Crear es lo que hizo con Juana y sus hermanas, donde uno se mete en la cocina y crea. Entonces también hay una confusión en los sistemas productivos actuales, donde se llama productor a un inversor. Él tiene la capacidad de concretar, que es otra cosa muy difícil en esta época”.

La revolución de la tevé

En esta charla con Teleshow, el productor revela su secreto mejor guardado: “Siempre, pero siempre, estoy pensando algo para hacer al día siguiente”

Esos años fueron muy prolíficos, de cambios importantes. “Creamos dos hitos que marcaron un antes y un después en la pantalla chica. Uno fue Video Show, el programa que incorporó la videocasetera a la televisión argentina. Antes, las cámaras eran como esos cajones de manzanas de Río Negro; pero ya habían salido en Inglaterra unas nuevas, así que viajé a Londres y traje unas mochilas chiquitas con unas cámaras”, explica Marín. Ese elemento de trabajo novedoso e innovador fue bautizado como “La máquina de mirar” y de ahí el nombre del documental.

“Montamos cinco o seis equipos de periodista, camarógrafo y ayudante y viajábamos por el mundo haciendo notas. En paralelo, hicimos un network con las azafatas de distintas líneas aéreas, las cuales recibían en aquel entonces los videocassettes y llegaban a Ezeiza a 12 o 24 horas de haberse grabado. Entonces los llevábamos a la isla de edición, que era de avanzada en aquel entonces, y lo que se había hecho ayer se pasaba la noche siguiente”, detalla sobre el mecanismo de trabajo en la era analógica.

El programa, conducido por Cacho Fontana fue un boom y marcó otro hito en la tevé: ganó la madrugada que, hasta entonces, era un espacio religioso en el cierre de los canales. “Revolucionó la audiencia. Creció el encendido, la gente se quedaba hasta la una de la madrugada para verlo. Un horario inesperado en ese momento“, asegura.

"Mesa de noticias", con Juan Carlos Mesa, una de las grandes creaciones de Marín

Mesa de noticias fue el otro hito que menciona Marín. “Para eso me asocié con Carlos Montero, que era director de noticias de Canal 13. Yo era muy amigo del Gordo Mesa así que nos fuimos unos días a Mar del Plata y creamos el programa por completo. El canal estaba semi muerto y transformamos todo. Era un programa que iba de lunes a viernes, una especie de redacción donde se repasaban los temas del día con humor. Por ahí pasaron primerísimas figuras como Fernando Bravo, Gianni Lunadei, Mónica Gonzaga, Carmen Barbieri, entre muchos otros. Allí también nació una figura que después fue un genio, que fue Gustavo Yankelevich, que era el productor ejecutivo. Tengo grandes recuerdos de esos años”, atesora Fernando entre sus gestas revolucionarias.

¿Cómo hacían para no perder la inmediatez del vivo? Lo grababan un rato antes de la salida del programa, porque todavía no existían las salidas en directo. “A veces salíamos al aire y todavía estábamos editando el último bloque“, recuerda con humor aquellas corridas contrarreloj.

El desembarco de Chespirito en Argentina

Marín fue el promotor de Roberto Gómez Bolaños en Argentina y se animó a llevarlo con sus personajes al Luna Park. "Reventó todo", recuerda

Quizás el dato que más asombra de las extensas creaciones de Fernando Marín es colgarse el cartel de promotor de Roberto Gómez Bolaños en Argentina. Es que el productor trajo a Chespirito al país. “Estaba en México con una producción de boxeo y conocí al Chapulín Colorado. Tuve la intuición de que podía funcionar y lo trajimos”, dice sobre el éxito que cinco décadas después sigue vigente, sin importar el canal o el horario en el que se emita.

Sobre ese desembarco en años de Dictadura militar, cuenta una anécdota muy particular: “Llevé al Chapulín a Canal 13, pero el interventor de ese entonces, un marino, me objetó la frase: ‘Síganme los buenos’. Me dijo que era subversivo. Le dije: ‘¿Usted sabe que no había reparado en eso?’. Y me fui con las latas a otro canal”.

También recuerda cuando, a los seis meses de emitirse, trajo al elenco para que se presenten en el Luna Park: “Reventó todo. Realmente fue un boom y eso que eran muy nóveles cuando los trajimos”.

Una vida plagada de recuerdos, éxitos y producciones que ahora se verán en La máquina de mirar, una docuserie que estrena el 9 de noviembre en simultáneo en Crónica TV e Infobae

El caso de su vínculo con Juan Carlos Calabró fue distinto, pero igual de efectivo. “Resulta que Calabromas venía segundo y lo tenté para ser primero. Me ayudó mucho su esposa Coca y lanzamos La vida en Calabromas. Otro éxito rotundo”, asegura este hombre de pisada fuerte, que ganó premios, fue declarado personalidad destacada de la cultura por la Legislatura porteña en 2022 y, si bien ya pasó las ocho décadas, no piensa en el retiro.

“Mi manera de descansar es craneado cosas. Amo el deporte y me mantiene vigente. Estoy siempre en movimiento. Doy gracias a Dios que tengo una buena genética y me permite seguir, aún con el almanaque que tengo. Sigo jugando al tenis, con mis dobles dos veces por semana, juego al golf, voy al gimnasio”, explica sobre su diaria y da, de algún modo, su secreto mejor guardado: “Y siempre, pero siempre, estoy pensando algo para hacer al día siguiente”.