Los caminos de los integrantes de Un verano, banda argentina de pop rock, se cruzaron por obra y gracia de Chano Moreno Charpentier, cuando el vocalista y líder de Tan Biónica le estaba dando rodaje a su camino como solista. Renzo Luca, La Duke, Gero Peguino y Milán son músicos y productores que se conocieron en ese proyecto, pero tras la vuelta del grupo —que hoy sigue girando bajo el concepto de La Última Noche Mágica— ellos decidieron formar su propia historia sumando a Flexo como cantante. Y ahora son los protagonistas de esta nueva entrega de Playlist, el ciclo audiovisual en el que Infobae busca darle espacio a los artistas emergentes.
Antes de trabajar con Chano, algunos de ellos habían colaborado con distintos artistas de la escena pop y urbana, como Bizarrap, Duki y Miranda!, entre otros. Y ahora, después de una serie de singles, se encuentran preparando el lanzamiento de su álbum debut, el cual verá la luz en los próximos meses.
“Ser solista ahora es muy complicado. Y tener la posibilidad de tener una banda en esta instancia de la música, donde hay tanto, donde el contenido es tan express, que la gente ve 10 segundos de un TikTok y pasa de largo, te ayuda un poco más a concentrarse en eso y no en todo. Porque un artista solista tiene que estar acá y allá, muy a full”, reflexionan.
María Figueiras: —¿Cuál fue el desafío más grande que tuvieron como banda?
Un verano: —Nuestra idea inicial fue armar un grupo y teníamos el lapso del verano. De ahí viene todo lo que significa Un verano: armar canciones y salir. Una vez que tuvimos las canciones, sentimos que ya teníamos las herramientas para llevarlas a un lugar. De repente las fuimos mostrando y llegó a los oídos del sello que nos fichó. Nos dijeron: “Esto está bueno, hay que potenciarlo”. Y ahí dijimos de laburar en equipo para mejorar. El desafío más grande como banda es el día a día. En esta banda todos somos muy profesionales en lo que hacemos, o eso tratamos. Y nos metemos en todo. Todos somos parte de todo.
María Figueiras: —¿Cómo resuelven cuando hay algún conflicto?
Un verano: —Literalmente, como en una amistad. O sea, a veces tenés desencuentros, a veces te reís de algo y seguís. Y todo se resuelve muy normal, muy casual. Una consigna que tenemos es tratar de ser lo más sinceros posible, aunque a veces choque o duela, siempre desde el lado de cuidar a la otra persona, pero siendo sinceros y abiertos.
María Figueiras: —¿Les juega en contra el hecho de querer adaptarse a las tendencias musicales o la presión de tener que convivir con lo que pasa tan rápido?
Un verano: —Todos coincidimos en que son cuestiones medio detestables para la música porque afectan muchísimo a la creatividad, al desarrollo de lo que querés contar o a la seriedad que querés aplicar. Hoy en día, si querés dar un mensaje serio sobre algún tema, tenés cuatro segundos y el desafío de entretener al espectador. Por otro lado, nadie se queda a escuchar bien qué tenés para decir. Estamos muy consumidos por levantarnos a la madrugada y hacer un scrolling hasta que tu cabeza se queda quemada... Y eso es complicado, pero a esta altura hay que acostumbrarse un poco, buscar la manera de hacerlo. También es una gran herramienta cuando encontrás la forma de transmitir lo que querés. Pero sí, no es muy agradable tener que estar conformando a la gente con contenido entretenido para decir que alguien te rompió el corazón.
María Figueiras: —¿Cuáles son los sacrificios que dejan y cómo equilibran la vida profesional con la personal?
Un verano: —Estamos acostumbrados a ser muy distendidos en bastantes cosas. Ahora los estándares de calidad subieron, lo cual también nos motiva porque está bueno tener esa cuestión de decir: “Che, vamos a llevar el material a este lugar porque acá es donde se aprueba”. Por ahí no nos pasa tanto en lo musical, sino en la forma de exponer el producto. Entonces, en ese sentido, está bueno porque a uno lo lleva a profesionalizarse un poco más. Y después está en cada uno saber cuáles son sus bases y condiciones para laburar. Hoy en día estamos muy alineados, por suerte.
María Figueiras: —¿Cómo se llevan con las críticas?
Un verano: —A nosotros el bardeo nos gusta, igual. El bardeo nunca es mala prensa, si te bardean estás yendo por el buen camino. Si hay haters, hay fans.
María Figueiras: —¿Qué mensaje aspiran a dejar con su música?
Un verano: —Con este álbum que se viene tratamos de divertirnos y de mostrar lo que fue nuestro verano haciendo esas canciones. Lo que implica la banda: hay muchas emociones de amor, de desamor, de fiesta, adrenalina, divertirse... Son muchas cosas unidas que quisimos transmitir en un álbum, que se juntan con colores diferentes. El proceso de composición fue quizás plantear una situación o una sensación que estábamos viviendo y empezar a hacer metáfora alrededor de eso. Ese proceso, para nosotros, fue súper divertido. Hacer una fecha y sacar un disco es un trabajo en equipo que, justamente, refleja ese disco.
María Figueiras: —¿Algún consejo que le quieran dar a alguien que arranca con su banda?
Un verano: —Que estén tranquilos. Que disfruten y aprovechen esa creatividad, que no se dejen apagar por todo lo que está sucediendo, porque están pasando un montón de cosas terribles. Hay muchas cosas que suceden a la vez que opacan un poco la creatividad. Dentro de eso, siempre uno puede encontrar algo que decir. Lo importante es hacer música que diga cosas. Hay mucha música que no va y viene, que habla de cosas que ya conocemos. Está genial hacer música para bailar, pero creo que es una etapa en la que necesitamos mensajeros y gente tenga cosas importantes para decir y lo pueda plasmar en una canción. Lo importante es que puedan traer ese sentimiento a un escenario, identificar a la gente con eso. Y que busquen eso.
Fotos/Candela Teicheira.