Marina Calabró es desde hace años una figura destacada en el periodismo argentino, conocida no solo por su trabajo en medios, sino también por su estilo personal y su presencia en la televisión. Sin embargo, como muchas figuras públicas, se convirtió en blanco de críticas en redes sociales, donde su vestimenta y apariencia se volvieron temas de conversación para algunos usuarios. La periodista decidió responder abiertamente a estos comentarios, al exponer los prejuicios de quienes juzgan la vestimenta de las mujeres según su edad y defendiendo el derecho a la libertad de estilo. Su reacción invitó a una reflexión más amplia sobre los estereotipos en la moda y el impacto de las redes en la percepción de la autoimagen.
En una conversación reciente en su programa Calabró 107.9, compartió su incomodidad frente a los comentarios que recibe sobre su forma de vestir. Explicó que, si bien en ocasiones se siente incómoda usando ropa que deja al descubierto su abdomen, como un chaleco sastrero que utilizó para el noticiero donde trabaja, terminó decidiendo su vestimenta por motivos personales y estéticos. Al analizar las imágenes de una emisión, notó que el balance visual de su atuendo al estar sentada era adecuado, y aunque ella misma a veces cae en el “auto prejuicio” al considerar que ciertas prendas se asocian con edades más jóvenes, cuestionó abiertamente esta creencia. Su reflexión central fue contundente: “¿Qué es tener edad para algo o no tenerla?”, al lanzar una crítica hacia quienes definen las decisiones de moda en función de la edad.
“Yo no soy de enojarme mucho en redes sociales, pero desde hace un tiempo leo los comentarios de Instagram y a veces me enojo y digo ‘pará’. Porque siempre son minas las que te tiran las décadas por la cabeza. Qué costumbre horrible... Qué jodidas somos a veces las minas con otras, ¿qué necesidad de decirle al otro ‘no tenés edad? ¿Dónde está escrito? ¿Qué es tener edad para algo?”, aseguró.
Uno de los aspectos más destacables en las declaraciones de Marina es su crítica a los prejuicios sociales basados en la edad, el peso y la condición social. La periodista enfatizó que este tipo de comentarios son un reflejo de quien los emite más que de la persona que recibe las críticas. Defendió el derecho de cada individuo a expresarse libremente mediante su vestimenta, y rechazó la presión que algunos intentan imponer sobre lo “correcto” o “apropiado”. En este sentido, hizo un llamado a erradicar los juicios superficiales y estereotipados en torno a la imagen, al recordar que los valores humanos y el respeto deben estar por encima de cualquier prejuicio. Sus palabras reflejaron una postura firme contra la discriminación y abogan por una mayor aceptación de la diversidad.
Es que seguidamente destacó que “si para uno está bien, uno está cómodo... además, no aprendimos nada, no hay que hablar de los cuerpos ajenos, de la edad ajena, eso es edadismo, no se puede hacer discriminación por edad o por condición social, es como tener que hablar de que el agua moja, es rarísimo tener que hablar de esto”.
Así, la respuesta de Marina Calabró ante las críticas culminó en un llamado a la autoaceptación y a la libertad de ser, sin miedo al juicio de los demás. Con una postura firme, la periodista enfatizó que la verdadera belleza no reside en ajustarse a estándares impuestos, sino en la actitud y la autoaceptación. Su mensaje invitó a quienes dedican tiempo a criticar la apariencia de otros a reflexionar sobre sus propias vidas y a optar por actividades constructivas. En un mundo donde la presión social y los estándares de belleza suelen dictar normas restrictivas, la valentía de Calabró al defender su derecho a la libertad de expresión y a la autenticidad sirve como un recordatorio de la importancia de la diversidad. La edad, sostiene, no debería ser un límite para disfrutar de la moda, y es el respeto mutuo el verdadero valor de la belleza.