La artista audiovisual Eme, de 25 años, fue al programa Los 8 escalones (El Trece) con un atuendo especial: las prendas de su abuela Norma, quien falleció recientemente y con quien compartía una profunda conexión. “Todo lo que tengo puesto son prendas de ella”, explicó la joven al presentarse en el ciclo conducido por Guido Kaczka.
“Es un homenaje a su abuela, estoy leyendo acá”, anunció Kaczka para contextualizar a la audiencia la vestimenta de la concursante, quien vestía una camisa y pantalones confeccionados por su familia. Para Eme, llevar la ropa de Norma no solo representaba un tributo, sino una forma de mantener viva la memoria de una mujer que había sido fundamental en su vida. Desde su hogar en San Nicolás, donde vive con sus dos gatos llamados Feto y Morula, la joven explicó que esta conexión con su abuela la acompañaba en cada paso de su vida.
Con la voz entrecortada, Eme recordó los momentos compartidos con ella frente al televisor: “Veíamos siempre el programa, lo grababa para que lo veamos juntas”, agregó emocionada. En el estudio, su voz reflejaba la nostalgia de esa rutina familiar y el cariño con el que ambas seguían cada episodio. Con cada palabra, la joven hacía evidente cuánto la había marcado la personalidad de Norma, quien, según ella, era “una pampeana divina que confeccionaba ropa, hacía un montón de cosas y creía que las sabía todas, y por eso le gustaba tanto el programa”.
Fue en ese momento cuando Carmen Barbieri, una de las jurados, intervino para preguntar el nombre de la abuela. “¿Cómo se llama?”, consultó la actriz. Al responder, Eme corrigió tímidamente: “Se llamaba”. Sin embargo, Carmen, conmovida por el homenaje, respondió con firmeza: “Para mí se llama”, reforzando la idea de que, a pesar de su ausencia, Norma seguía acompañando a su nieta. La joven asintió, visiblemente emocionada: “Se llama, sí, eso es cierto. Norma”.
El intercambio entre ambas fue breve pero profundo. Barbieri continuó alentando a Eme, asegurándole que su abuela estaba presente en ese momento: “Norma. Ella está acá, te está acompañando”. Ante esta afirmación, la participante expresó su deseo de sentirla cerca: “Yo quiero creer que me acompaña todos los días de mi vida”.
La interacción en Los 8 escalones no solo fue un tributo conmovedor, sino un recordatorio de la importancia de los vínculos familiares y de cómo los recuerdos pueden mantener viva la presencia de aquellos que ya no están. Para Eme, cada prenda de su abuela que llevó al programa no solo era una muestra de amor, sino un símbolo de una conexión que ni el tiempo ni la distancia podrán romper.
Hace unos días se produjo otro divertido momento divertido que rápidamente se volvió viral y fue cuando la participante Carla, de 29 años, captó la atención del conductor no solo por su entusiasmo en el juego, sino también por una inesperada confesión sobre su vida amorosa.
Intrigado al ver que la mujer se ofrecía siempre para iniciar cada ronda, Guido quiso saber un poco más de ella. “Carla, se manda y se manda y se manda”, comentó con una sonrisa antes de leer algunos datos de la participante: “29 años, vive en Recoleta y dice que está solterísima, no soltera, con ‘ísima’”, destacó, subrayando el sufijo con picardía. Y enseguida se le despertó la curiosidad: “¿Pero cuál es la diferencia entre estar soltera y estar solterísima?”.
Carla, que hasta ese momento se había mostrado tímida, se animó y respondió sin vueltas: “No me fumo ni un chongo, nada”, una declaración que provocó risas y la sorpresa de todos los que estaban presentes en el estudio. Por su parte Guido, sin ocultar su asombro, reaccionó: “¡Ah! ¿Es eso? Ahí es donde aparece el ‘ísimo’”, dijo, comprendiendo la lógica de la concursante. A lo que ella, entre risas, añadió con firmeza: “Sí, ¡basta!”.