Cómo la muerte de Liam Payne de One Direction sacudió mi vida y la de toda una generación: “Volví a tener 15″

En el año 2013 conocí a la banda británica y empecé a escuchar sus canciones sin saber que iba a convertirme en la típica fanática que lo único que hacía era hablar de ellos. Nunca pensé en la posibilidad de que alguno muriera

Como vivió una directioner la muerte de Liam Payne

Hay una escena de la película de Ratatouille que describe a la perfección lo que viví el miércoles 16 de octubre cuando me enteré de la muerte de Liam Payne. Coincide con la parte en la que el crítico de comida, Anton Ego, prueba un bocado y se traslada a su infancia. Bueno, me sucedió eso. Por un momento dejé de tener 27 años y volví a tener 15: estaba en segundo año del secundario y me había vuelto fanática de One Direction.

¿Lo primero que pensé? “Es una fake news”; “No puede ser”; “No hay chances”; “No puedo creerlo”. Todavía me acuerdo de la hora: las 18.06. Lo sé porque saqué una captura de pantalla de la noticia. Shockeada, corrí a encender la televisión. “¿Qué te pasa?”, me preguntó mi hermana. Sin poder hilar una frase, atiné a mostrarle el celular: “Se murió Liam”, le dije, incrédula.

Elegí un noticiero, puse el volumen al máximo (como si eso pudiera servir para algo) e intenté darle sentido a lo que estaba pasando. Para ese momento, las redes sociales ya se habían inundado de teorías, incluso se habían filtrado fotografías de la habitación y audios de supuestos empleados del hotel CasaSur de Palermo, donde estaba alojado uno de mis ídolos de la adolescencia. Todo iba demasiado rápido para ser real.

Sin salir de mi asombro me metí en las redes sociales de Liam y vi que había compartido en Snapchat varias historias. “Sigue vivo”, pensé. Pero no. Cuando finalmente lo asimilé, me puse a llorar un buen rato en el sillón. Hoy, casi 72 horas después, sigo sin entender qué parte es más irreal: que esté muerto o que se haya muerto en Argentina.

Para los fanáticos de una banda, como yo, hay tres sucesos clave: cuando se los escucha por primera vez, el primer show en vivo y la eventual separación del grupo. En esta bingocard nunca estuvo la posibilidad de que alguno de ellos muriera.

Libros, medias con la cara de Harry Styles y carteles hechos a mano: algunos de los recuerdos que guardé de One Direction

A One Direction lo descubrí de casualidad en YouTube, mientras fingía que estaba estudiando para un examen del colegio. Sonó “What Makes You Beautiful”. “Cinco adolescentes en una playa, ¿qué puede salir mal?”, pensé. Después de esos 3 minutos y 27 segundos comenzó, sin saberlo, el gran fanatismo de mi vida. Fue la primera vez que me obsesioné con un grupo. Necesitaba saber todo de ellos. Así que arranqué a buscar.

Me encontré con las audiciones en The X Factor (en la que Harry cantó “Isn’t She Lovely”; Liam deslumbró con “Cry me a River”; Niall con “So Sick”; Zayn con “Let me love you”; y Louis con “Hey there Delilah”); seguí con las entrevistas y el resto de las canciones que habían lanzado. Harry se convirtió en mi favorito sin lugar a duda y Liam tenía el segundo puesto. Lo único que quería era hablar del tema y tal fue la insistencia que logré convertir a Valentina, mi hermana mayor, en directioner.

La poca plata que lograba juntar la gastaba en los CD de la banda. Sí, era la época de los CD. Mi cuarto cambió de un día para el otro, los pósters de Justin Bieber desaparecieron y los reemplacé por los que venían de 1D en las revistas que existían esos años. Vivir en Argentina se convirtió en un “problema” para la Lucía de 15 años porque empecé a pensar que nunca iba a verlos en vivo: “¿Para qué van a venir a la otra punta del mundo?”; “Seguro, no saben que existe Argentina”; “Nunca voy a poder cumplir mi sueño de verlos en vivo”.

Así se vivió Moments en el concierto de One Direction en el Estadio Vélez

Para mi sorpresa, tres álbumes después anunciaron una gira mundial y confirmaron que venían por primera vez al país. Gritos, llanto y pedidos de dinero fueron la reacción. Salieron a la venta las entradas, solo se podían comprar por medio de una página web o por teléfono, una cosa totalmente impensada en el día de hoy. Por razones que nunca voy a entender, y que Valentina nunca me va a dejar de echar en cara, decidí dormir durante la preventa y le dejé la tarea a ella, que amenazó con dejarme sin tickets.

Consiguió dos entradas para el Campo Vip. Nos costaron $800 pesos cada una, un monto elevado para la época. A partir de ese momento, lo único que hicimos fue tachar los días esperando que llegara el sábado 3 de mayo del año 2014 para conocer a nuestros ídolos. Pasaron los meses y llegó el día. Nos despertamos a las 6 de la mañana para llegar a Vélez a las 7, hacer la fila y encontrar lugar cerca de la valla. Llegamos a la cancha y la desorganización era total. La ansiedad se respiraba en el aire, tal fue así que con la intención de avanzar en la fila un grupo de chicas empezaron a correr, se generó una estampida y más de una aprovechó la oportunidad para tirar piedras.

Nos hicimos “amigas” de algunas personas en la fila, resultó que tenían entradas truchas y se iban a perder el concierto. Las personas que estaban en campo normal quisieron tirar la división para hacer un gran campo, pero se les frustró el plan. Con mi hermana entramos y nos acomodamos, entraron los teloneros de los que no me acuerdo el nombre y cantaron canciones en español y en inglés. Finalmente, llegó el momento, aparecieron en el escenario. Canté a los gritos, lloré como si no hubiese mañana y me abracé con extraños que estaban sintiendo lo mismo que yo: felicidad pura.

La entrada del concierto de One Direction en Argentina

Me hicieron emocionar con canciones como “Little Things”, “Story of my Life”, “Moments”, “You & I” e “Irresistible”. Bailé con “Up All Night”, con “Best Song Ever”. Fui testigo del clásico salto de Niall, que de tantas veces que lo hizo le trajo problemas de rodilla, fui parte de una noche única e irrepetible. Terminó el show, la miré a mi hermana y le dije: “La mejor noche de mi vida”. No podía creer que había respirado el mismo aire que esta gente.

Recuerdo que salir del estadio fue un caos y no había manera de escapar de la multitud. Conseguimos encontrarnos con nuestras amigas, subimos al auto y no paramos de hablar de lo que habíamos vivido. Los papás se bancaron nuestros gritos dentro del auto sin chistar y nos dejaron decir en voz alta todo lo que habíamos pasado en un solo día. Dormir esa noche fue una tarea casi imposible. Se fueron del país, no encontramos a nadie que nos pueda llevar al Sofitel de Cardales, donde eligieron quedarse lejos de todo el mundo, y nos perdimos la chance de verlos en persona.

En el año 2015 las redes sociales del grupo dieron la dura noticia de la salida de Zayn de la banda. Esto fue un golpe duro al corazón, pero los cuatro integrantes, Harry Styles, Niall Horan, Louis Tomlinson y Liam decidieron salir adelante y seguir haciéndonos felices. Sin embargo, no lograron aguantar mucho tiempo el ser solo cuatro y finalmente le pusieron fin a uno de los grupos internacionales que marcó la vida de millones de personas.

Los libros venían con stickers para pegar en las carpetas, cuadernos o en la pared

La vida pasa, uno crece, madura y deja de lado el fanatismo excesivo. Los pósters desaparecieron de las paredes, los libros se guardaron en cajas y se cerraron para siempre. Una parte de mí siempre pensó que iban a reunirse en el escenario, que iban a dejar de lado las carreras solistas que lanzaron, que iban a hacer una nueva gira mundial. Después de 220 semanas la cuenta de Instagram de 1D se volvió a activar, los nombres de los integrantes volvieron a aparecer uno junto al otro por todas las razones equivocadas. Se lamentaban por la pérdida de su amigo, su hermano, su compañero de trabajo y de vida.

En la época de las redes sociales, guardar silencio no es una opción. Si Niall, Harry, Louis y Zayn no hacían sus respectivos posteos, se los iba a criticar, por lo que cada uno tomó la decisión de hacer una despedida. Lloré, lloré mucho. Las palabras de Tomlinson me chocaron de una manera terrible: en el lapso de cinco años su mamá murió de cáncer, una de sus hermanas menores falleció y ahora una de las personas que fue parte de su vida por más de una década no estará más. Artistas de esos años, que me había olvidado que existían, aparecieron en mi cabeza. Busqué sus redes y sus mensajes de adiós estaban ahí, y las lágrimas volvieron a mi rostro.

Sigo en un estado de irrealidad. Sé qué pasó, sé que es verdad, pero no lo quiero aceptar. O mejor dicho, la adolescente que fue feliz con su música no lo quiere aceptar.

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